La artrosis es una de las patologías más comunes entre la población adulta en España y, aunque suele asociarse al paso de los años, no deja de ser un problema de salud que condiciona la calidad de vida de millones de personas. Se estima que cerca de 4 millones de españoles padecen artrosis en una o en ambas manos, lo que representa aproximadamente al 8% de la población adulta. El dolor, la inflamación y la pérdida de movilidad son síntomas característicos que, en muchos casos, terminan afectando tareas tan simples como escribir, abotonarse una camisa o sostener un vaso.
El impacto de la artrosis no se limita únicamente a la funcionalidad. También influye en el plano estético y emocional. Muchas personas, sobre todo mujeres a partir de los 50 años, desarrollan deformidades visibles en los dedos que generan inseguridad, malestar y retraimiento social. El doctor Juan González del Pino, director del Instituto de la Mano del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario de Madrid, insiste en que no se trata de una condena irreversible: los tratamientos modernos permiten eliminar el dolor y devolver movilidad, logrando que los pacientes recuperen su independencia.
1La artrosis en la mano: cómo empieza y cómo avanza

La artrosis suele manifestarse en tres zonas principales de la mano: las puntas de los dedos, las articulaciones medias y la base del pulgar, esta última conocida como rizartrosis. En un inicio, el dolor aparece de forma intermitente acompañado de inflamación. Sin embargo, con el paso del tiempo, los brotes se hacen más frecuentes y empiezan a provocar deformidades notorias, como dedos torcidos o superpuestos.
En la rizartrosis, el problema se agrava al afectar directamente la base del pulgar, un área esencial para realizar la pinza con la mano. Se calcula que la mitad de las mujeres mayores de 65 años presenta algún grado de esta dolencia, mientras que en hombres, aunque menos común, suele ser más limitante. El dolor dificulta tareas tan cotidianas como cortar alimentos, vestirse o abrir un frasco, y con la progresión de la enfermedad los pacientes pueden llegar a depender de otras personas para su vida diaria.