El alcohol siempre ha estado presente en la cultura mediterránea y en la vida social de millones de personas. En España, por ejemplo, es muy común escuchar que una copa de vino en las comidas no solo no daña, sino que incluso fortalece el corazón. Esa idea se ha repetido tanto que muchos la han dado por cierta. Sin embargo, lo que realmente aporta beneficios en la uva no es el alcohol, sino los polifenoles y otros compuestos antioxidantes.
El alcohol, por sí mismo, no mejora la salud. Al contrario, diferentes estudios han demostrado que incluso en cantidades pequeñas acarrea riesgos. Aunque durante años se habló de un “consumo moderado” con posibles ventajas cardiovasculares, hoy la ciencia insiste en que los efectos positivos observados no provienen de la bebida alcohólica como tal. De hecho, documentos como las ‘Recomendaciones sobre estilo de vida y prevención cardiovascular de 2024’ subrayan que el verdadero factor de mejora está en las propiedades de la uva, no en el alcohol.
2Los efectos del alcohol en el organismo

El alcohol está vinculado a más de 200 enfermedades y trastornos de salud, según recuerda la Organización Mundial de la Salud. Sus consecuencias no se limitan al corazón o a los vasos sanguíneos, ya que también puede desencadenar cirrosis hepática, gastritis, esofagitis, trastornos neurológicos y mayor vulnerabilidad a infecciones. La lista de problemas es amplia y deja claro que no hay motivo para considerarlo inocuo.
El alcohol durante el embarazo merece un capítulo aparte, pues eso si definitivamente es un rotundo no. Ninguna cantidad es segura para consumir durante la gestación, ya que puede provocar síndrome alcohólico fetal y otras complicaciones irreversibles en el desarrollo del bebé, lo que ilustra con crudeza que el margen de seguridad simplemente no existe.