Hace poco más de tres años apareció un demoledor dossier realizado por la entidad vasa AntimilitaristakEH. Ese documento acercó al gran público a una de las principales empresas proveedoras del Ministerio de Defensa que gobierna Margarita Robles. Un informe que puso bajo el foco a la Sociedad Anónima Placencia de las Armas (SAPA), acusándola de ser el «ejemplo más ignominioso de los mercaderes de la muerte», según remarco la citada entidad antimilitarista.
El informe no solo desnudaba una presunta trama de puertas giratorias y multimillonarias deudas fiscales, sino que revela la ambición desmedida de la empresa vasca: dejar de ser un mero proveedor para convertirse en el eje estratégico de la industria de defensa española. Esta estrategia expansionista ha provocado una guerra fratricida en el consejo de INDRA, el gigante estatal de la tecnología, donde la familia Aperribay, también vinculada históricamente al PNV chocó frontalmente con la cúpula por el control del sector. Y es una de las voces discordantes para la compra de Escribano (EM&E) por parte de Indra.
OBJETIVO SER EJE CENTRAL EN LA CONTRATACIÓ DEL MINISTERIO DE DEFENSA
SAPA Placencia hace tiempo decidió que su futuro no está en la sombra de los grandes contratistas, sino en su propia cúpula. El análisis de los movimientos empresariales recientes muestra que las aspiraciones de SAPA superan con creces el papel de simple proveedor de piezas. La empresa busca la integración estratégica y la influencia corporativa para asegurarse un rol central en el plan de rearme del Ministerio de Defensa de España, algo que en gran medida ha conseguido.
El punto de inflexión fue un audaz «órdago inversor» que sorprendió a propios y extraños, especialmente considerando la supuesta «complicada situación económica» interna de la compañía que el dossier denunció. SAPA destinó sumas estratosféricas para adquirir participaciones significativas en dos de los gigantes del sector, lo que demostró su determinación por reconfigurar el mapa de la industria bélica nacional. Esos movimientos fueron la adquisición de un porcentaje de ITP Aero por más de 80 millones de euros. Y la compra de un porcentaje de INDRA por más de 90 millones de euros.

Esta inyección de capital en el meollo de la defensa española no fue casual. La maniobra buscó insertar a SAPA en el centro de la estrategia diseñada Defensa (con un impulso notable durante la etapa del exministro Pedro Morenés), que tiene como objetivo hacer de INDRA la columna vertebral o principal polo industrial del sector en España, algo que en la actualidad se está consolidando. SAPA logró, con estas adquisiciones, situarse «directamente metido por medio» en este polo, que también incluye a la constructora naval Navantia.
La ambición es clara: asegurar que el plan de inversión y modernización de las Fuerzas Armadas (el famoso plan de rearme) tenga a los Aperribay en la mesa principal de decisiones, garantizando así una cascada de contratos que consolidarán su lucrativo modelo de negocio, prácticamente 100% militar.
MONOPOLIO TECNOLÓGICO
El poder de SAPA se sustenta en su monopolio tecnológico dentro de un nicho crucial: las transmisiones para vehículos blindados. En el ajedrez del armamento terrestre, SAPA es una pieza insustituible. Su posición dominante garantiza contratos a largo plazo al estar ligada a los programas de armamento más importantes del Ejército de Tierra: El carro de combate principal de batalla, el Leopardo 2E, los Vehículos de Combate sobre Cadenas Pizarro y el multimillonario y polémico proyecto del Vehículo de Combate sobre Ruedas VCR 8×8 Dragón.
Para proteger esta ventaja y dejar de ser un simple ensamblador bajo licencia, SAPA invirtió estratégicamente en el desarrollo de propiedad intelectual. La creación en 2002 del Centro de Excelencia PID (Placencia I+D) fue un paso clave. El objetivo era pasar del mero «know-how» a la creación de productos propios, permitiéndole liderar tecnológicamente en sistemas de transmisión avanzados y blindados de alta movilidad. Al ser la única empresa nacional capaz de suministrar estos componentes críticos, Defensa se ve obligado a depender de SAPA, blindando su cuota de mercado con el Ejército español.

ENFRENTAMIENTO CON ESCRIBANO
El ansia de control de SAPA no se limitó a las inversiones, sino que se hizo evidente en una batalla interna dentro de INDRA, el principal teatro de operaciones de su nueva estrategia y del goloso pastel que el Gobierno ha proporcionado este año a la industria de Defensa con el Plan «Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa» en España para 2025 contempla una inversión adicional de 10.471 millones de euros para alcanzar el objetivo del 2% del PIB en gasto de defensa, lo que supondría un gasto total cercano a los 23.887 millones de euros.
El conflicto se desató con la propuesta de INDRA de adquirir la empresa Escribano Mechanical & Engineering. SAPA, a través de su representante en el consejo de INDRA, Jokin Aperribay, se opuso rotundamente a la operación, encendiendo la mecha de una guerra fría empresarial que se libró a puerta cerrada.
La postura de SAPA no era ideológica, sino estratégica y de control. Los argumentos de la compañía vasca son contundentes, según fuentes cercanas a la operación:
En primer caso exige un conflicto de intereses: SAPA argumentó que la compra de Escribano implicaba un grave conflicto de intereses, ya que uno de los líderes y accionistas de Escribano, Ángel Escribano, era también miembro del consejo de INDRA. Para SAPA, esta situación viciaba el proceso y ponía en duda la transparencia de la operación.
Y en segundo lugar hay cierto temor a una administración desleal: El rechazo se elevó al nivel de un posible delito. Algunos miembros del consejo, siguiendo la línea de SAPA, temían que la operación pudiera constituir un caso de administración desleal, intentando así evitar responsabilidades legales por una transacción que consideraban perjudicial o, al menos, cuestionable para los intereses de INDRA.
El rechazo abierto de SAPA a la fusión no solo generó un enfrentamiento con la dirección de INDRA, sino que evidenció una lucha de poder por la dirección estratégica de la compañía. En esencia, al invertir en INDRA, SAPA buscó una parte del control, y la compra de Escribano era percibida como un intento de otros actores de diluir o neutralizar la influencia de los Aperribay, que utilizan sus vínculos con el PNV y su apoyo en los Presupuestos del Estado para presionar a Pedro Sánchez.
Este pulso se da en un contexto de adjudicación de contratos cruciales, como los del consorcio Tess Defence (del que forman parte INDRA y SAPA, a cargo del VCR 8×8 Dragón), donde la coordinación o el conflicto entre estos actores puede definir el futuro del armamento terrestre en España.

EL PRECIO DE LAS «PUERTAS GIRATORIAS»
En referencia a esto, el dossier de AntimilitaristakEH sugiere que el éxito corporativo de SAPA no puede entenderse sin la perpetuación de su influencia institucional y política. Esta es una estrategia históricamente cultivada por la empresa para asegurar «pedidos importantes» y un trato de favor por parte de las administraciones.
SAPA ha cultivado una «amplia red de apoyos políticos» y una «red de relaciones fluidas» con la mayoría de partidos. Esta táctica se traduce supuestamente en el mecanismo de las «puertas giratorias»: la incorporación sistemática de figuras influyentes, como altos cargos militares o políticos, a sus órganos de gestión y dirección.
El ejemplo más citado es la contratación del exministro de Defensa Pedro Morenés, una figura cuya experiencia y contactos garantizan la continuidad de contratos y proyectos estratégicos, además de su participación en agrupaciones de lobby como la «Fundación Círculo de Tecnologías para la Defensa y la Seguridad».
Esta cercanía al poder, según el informe, ha generado un halo de impunidad estructural que se manifiesta en escándalos financieros y urbanísticos:
- Deudas Multimillonarias: Se mencionan deudas impositivas multimillonarias con diversas administraciones públicas. El hecho de que una empresa con un negocio tan lucrativo arrastre presuntos impagos de cantidades tan elevadas sugiere una protección o una tolerancia institucional inusual.
- ‘Pelotazos’ Urbanísticos: El dossier denuncia «operaciones urbanísticas cuestionables» y presuntos «pelotazos» con los terrenos de sus fábricas. Estas maniobras inmobiliarias, facilitadas por supuestas modificaciones de planeamiento, habrían beneficiado a los accionistas a costa del interés público.
- Préstamos Favorables: Finalmente, se señalan las supuestas modificaciones en préstamos oficiales obtenidos de instituciones públicas. Estas renegociaciones, supuestamente ventajosas y excepcionales, habrían supuesto un ahorro de «varias decenas de millones de euros» para la compañía, un beneficio indirecto que la campaña exige que se investigue a fondo.
Parecer ser, y según informó Voz Pópuli, la fusión entre Indra y EM&E se materializará antes de que acabe el año. En la última semana de noviembre. Es la fecha elegida por los principales promotores de la operación -la SEPI y la familia Escribano– para que el consejo de administración de Indra apruebe, al fin, la creación de un ‘campeón nacional’ en Defensa. Veremos que movimientos realizan los Aperribay al frente de SAPA, de momento el PP calla y otorga. El jugoso pastel de Defensa y el 2% del PIB es muy llamativo para todos.