La forma más fácil de preparar albóndigas de pollo y que queden irresistibles

Si te gustan las albóndigas definitivamente amarás estas de pollo que son súper fáciles de hacer, con pocos ingredientes, y que además combinan con todo. Pruébalas y no querrás dejar de hacerlas.

Las albóndigas de pollo son un plato que nunca falla y que puedes preparar en casa sin necesidad de complicarte demasiado. Son más ligeras que las tradicionales de ternera o cerdo, pero igual de sabrosas, y tienen la ventaja de que combinan con cualquier acompañamiento, ya sea con arroz, pasta, ensalada o una salsa casera. La clave está en que, con ingredientes básicos y un poco de organización, se consigue un resultado jugoso, lleno de sabor y perfecto para cualquier ocasión, ya sea una comida familiar o una cena rápida entre semana.

Si sigues una serie de pasos sencillos, verás que no hay misterio en su preparación. Lo único que necesitas es tener los ingredientes a mano y dedicar unos minutos a mezclarlos y darles forma. Con un par de trucos, como remojar el pan en leche o freírlas a la temperatura justa, tus albóndigas de pollo quedarán suaves por dentro y doradas por fuera. Es una receta accesible, práctica y muy agradecida porque gusta a todo el mundo.

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Preparación paso a paso

»Albóndigas de pollo en preparación». Fuente: Freepik

Empieza colocando la carne de pollo en un bol grande. Debes remojar un poco de pan en leche hasta que quede blando y añadirlo a la carne junto con el huevo, el ajo picado, el perejil y la sal y pimienta. Luego mezcla todo con las manos, apretando lo justo para que se integren los ingredientes pero sin excederte, ya que si amasas demasiado la carne, las albóndigas de pollo pueden quedar duras en lugar de tiernas. Lo que buscas es una masa homogénea que sea fácil de trabajar y que mantenga la jugosidad.

Cuando tengas la mezcla lista, empieza a formar bolitas del tamaño que prefieras, normalmente medianas para que se cocinen bien por dentro. Una vez hechas, pásalas ligeramente por harina, lo que ayudará a que conserven su forma y se doren mejor al freírlas. Coloca una sartén con aceite caliente, pero no demasiado, y fríe las albóndigas poco a poco, girándolas para que se doren de manera uniforme. Si quieres un resultado más jugoso, apenas estén doradas, debes añadirlas a la cazuela con salsa de tomate y cocinarlas a fuego bajo unos minutos más, lo que intensificará su sabor y las hará irresistibles.

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