Ese fallo de memoria que tanto te preocupa podría ser mucho más que un simple despiste por la edad o el estrés del día a día. La neuróloga Mónica Herrero, a sus 52 años, lanza una advertencia que resuena como un trueno en un cielo despejado, y es que ese despiste no es un simple signo de la edad, sino una llamada de atención de tu organismo. ¿Y si esos olvidos cotidianos fueran en realidad la primera señal de que algo silencioso está ocurriendo en tu interior?
Lo que parece una anécdota sin importancia, como no recordar dónde dejaste las llaves, podría ser la punta del iceberg de un problema mayor. La doctora Herrero lo define sin rodeos como «tu cerebro gritando auxilio», una batalla invisible contra una proteína que lo consume lentamente desde dentro. La experta advierte que la proteína beta-amiloide se acumula sigilosamente por la inflamación crónica, dañando las conexiones neuronales sin que te des cuenta hasta que es tarde.
LA PROTEÍNA QUE DEVORA TUS RECUERTOS: ¿CÓMO SE ACUMULA?
Imagina que tu cerebro es una compleja red de autopistas por la que circulan tus pensamientos y recuerdos a toda velocidad. Ahora, visualiza cómo poco a poco se van formando pequeñas «placas» de residuos pegajosos en esas vías. Así actúa la proteína beta-amiloide, un proceso que durante años no da síntomas evidentes, pero la acumulación de estas placas interfiere con la comunicación entre neuronas, el origen de los problemas cognitivos.
Pero, ¿qué acelera la formación de estas placas que provocan el temido fallo de memoria? La respuesta de la doctora Herrero es clara: la inflamación crónica. Este estado de alerta constante del cuerpo, a menudo causado por malos hábitos, crea el ambiente perfecto para que esta proteína se multiplique. La experta insiste en que un estado de inflamación constante acelera dramáticamente este proceso de depósito, convirtiendo el cuerpo en un entorno hostil para el cerebro.
EL ENEMIGO INVISIBLE QUE VIVE EN TU PLATO

No es ningún secreto que los alimentos ultraprocesados, el exceso de azúcar y las grasas de mala calidad son perjudiciales para la salud. Sin embargo, su impacto en la salud cerebral es devastador, tal y como subraya la doctora Herrero. Estos alimentos generan una respuesta inflamatoria sistémica que el cerebro sufre directamente al afectar la barrera hematoencefálica, su principal sistema de defensa.
La buena noticia, según nos cuenta la neuróloga, es que la alimentación también es nuestra mejor arma para combatir este deterioro cognitivo. Un cambio hacia una dieta rica en frutas, verduras, pescado azul y frutos secos puede marcar una diferencia abismal. La experta subraya que una dieta rica en antioxidantes y grasas saludables es la mejor herramienta preventiva contra la neuroinflamación que acelera cualquier fallo de memoria.
¿TU ESTRÉS ESTÁ ALIMENTANDO LA NIEBLA MENTAL?
Vivir en un estado de tensión permanente tiene consecuencias que van más allá del cansancio o la irritabilidad. El estrés crónico inunda nuestro organismo de cortisol, la conocida como «hormona del estrés». El problema, explica la doctora Mónica Herrero, no es el estrés puntual, sino su cronificación, ya que el cortisol perpetuado en sangre crea un entorno proinflamatorio en todo el cuerpo, incluido el sistema nervioso central.
Este ambiente inflamatorio es el caldo de cultivo ideal para que la proteína beta-amiloide se asiente y expanda en nuestro cerebro. La neuróloga lo describe como «echarle gasolina al fuego», debilitando las defensas cerebrales frente al avance de esta proteína silenciosa. Según la doctora Herrero, el estrés debilita las defensas cerebrales frente al avance de la proteína beta-amiloide, acelerando la aparición de olvidos frecuentes.
«NO ES LA EDAD, ES LA INFLAMACIÓN»: LA VERDAD INCÓMODA

La frase de la doctora Herrero, «el fallo de memoria que achacas a la edad es tu cerebro gritando auxilio», debería hacernos reflexionar. Durante décadas hemos asumido que perder facultades mentales es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Sin embargo, la ciencia hoy demuestra que el envejecimiento saludable no tiene por qué incluir un deterioro cognitivo significativo, desmintiendo viejas creencias.
Esos pequeños despistes, esa palabra que no sale o esa dificultad para concentrarse no son «cosas de la edad». Son señales, síntomas de que nuestro cerebro está sufriendo el ataque de la inflamación. Como bien apunta la doctora Mónica Herrero, estos avisos tempranos son una oportunidad de oro para cambiar de hábitos y proteger nuestro futuro mental antes de que el fallo de memoria se agrave.
RESETEA TU CEREBRO: EL CAMINO DE VUELTA A LA CLARIDAD
Frenar la inflamación crónica es posible y no requiere de soluciones milagrosas, sino de un compromiso con nuestro estilo de vida. La doctora Mónica Herrero insiste en tres pilares fundamentales más allá de la dieta: el ejercicio físico, el sueño reparador y las relaciones sociales. No se trata de soluciones mágicas, sino de entender que el ejercicio regular y un sueño reparador son potentes antiinflamatorios naturales al alcance de todos.
Cuidar de nuestro cerebro es una carrera de fondo, una maratón que se gana con constancia y decisiones inteligentes cada día. Escuchar las señales que nos envía, como esos pequeños olvidos, y actuar en consecuencia es la mejor inversión para una vida larga y lúcida. La clave, según la neuróloga, reside en adoptar un enfoque integral y sostenido para cuidar nuestro cerebro como el órgano más valioso que poseemos.