«Esto es lo primero que olvidan las personas que van a tener alzhéimer, y es el primer paso para ir al médico», Jesús Mani (51), neurólogo, y una advertencia que todos deberíamos saber

La advertencia de un neurólogo español sobre la primera señal del alzhéimer que a menudo pasamos por alto. Descubre cuál es el olvido más significativo y por qué es el momento clave para consultar a un especialista.

La primera señal del alzhéimer no es olvidar las llaves de casa o el nombre de un actor famoso, es algo mucho más íntimo y desconcertante. La advertencia del neurólogo Jesús Mani resuena con una claridad aplastante, y es que lo primero que se olvida no son los grandes recuerdos de la infancia, sino detalles de conversaciones que acabas de tener, minando silenciosamente la confianza en tu propia mente. ¿Te suena familiar esta situación?

Mucha gente asume que los primeros síntomas del alzhéimer son grandes lapsus de memoria, pero la realidad es más sutil y por eso mismo más peligrosa. El doctor Mani insiste en que el verdadero problema no es no recordar lo que cenaste el martes pasado, y que el olvido realmente preocupante es el de la memoria episódica reciente, esa que te permite hilar el presente y que, al fallar, te hace sentir perdido en tu propio día a día.

MÁS ALLÁ DE LOS NOMBRES OLVIDADOS

La memoria es un tapiz complejo, y no todos los hilos se rompen a la vez ni de la misma manera.
La memoria es un tapiz complejo, y no todos los hilos se rompen a la vez ni de la misma manera. Fuente Freepik.

Todos hemos bromeado alguna vez con tener un «momento de alzhéimer» al no dar con una palabra, pero la verdadera señal de alerta es mucho más específica. Se trata de una dificultad persistente y creciente para retener información nueva, y es que la incapacidad para recordar eventos o conversaciones recientes es el primer ladrillo que se cae del muro cognitivo, un síntoma que afecta directamente a la capacidad de aprender y adaptarse. Este tipo de fallos de memoria son los que realmente deberían encender las alarmas.

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Imagina la frustración de no poder recordar qué te ha contado tu hijo hace apenas diez minutos o las instrucciones que te acaban de dar en el trabajo. No hablamos de un simple despiste por estrés o cansancio, sino de un patrón que se repite. Este tipo de problemas cognitivos van más allá de lo anecdótico, ya que la memoria a corto plazo es fundamental para funcionar de manera autónoma en la vida cotidiana y su deterioro progresivo es una de las huellas más claras de esta enfermedad.

EL GPS INTERNO QUE EMPIEZA A FALLAR

Otro de los síntomas tempranos del alzhéimer que a menudo se subestima es la desorientación espacial. No se trata solo de dudar al tomar una calle nueva, sino de sentir una extraña confusión en entornos que antes eran completamente familiares, como el propio barrio o incluso un centro comercial que se ha visitado decenas de veces. Esta dificultad para orientarse revela que el cerebro está empezando a tener problemas para procesar las relaciones espaciales, una función cognitiva de enorme complejidad.

Esta sensación de estar perdido en un mapa mental que antes conocías a la perfección es profundamente angustiante para quien la sufre. Es una evidencia de que esta enfermedad neurodegenerativa está avanzando, pues la desorientación en tiempo y espacio es una de las señales más claras de que algo no va bien y un motivo de peso para buscar consejo médico. Cuidar nuestra salud cerebral implica estar atentos a estas banderas rojas que el cuerpo nos muestra de forma tan evidente.

CUANDO LAS PALABRAS SE ESCONDEN A PLENA LUZ

La dificultad para encontrar la palabra exacta va mucho más allá de tenerla "en la punta de la lengua".
La dificultad para encontrar la palabra exacta va mucho más allá de tenerla «en la punta de la lengua». Fuente Freepik.

¿Alguna vez has visto a alguien luchar por encontrar una palabra común, una palabra que ha usado miles de veces? Este fenómeno, conocido como anomia, es otro de los primeros síntomas del alzhéimer. No es el olvido esporádico que todos experimentamos, sino una dificultad constante para nombrar objetos o expresar ideas, y este problema del lenguaje se convierte en una barrera frustrante para la comunicación, aislando poco a poco a la persona de su entorno social y familiar.

Este deterioro cognitivo se manifiesta de formas muy concretas, como llamar a un reloj «eso para ver la hora» o utilizar frases enrevesadas para describir algo simple. La persona es consciente de que sabe lo que quiere decir, pero la palabra exacta parece haberse evaporado. Esta lucha constante es una carga emocional enorme y una de las caras más duras de vivir con alzhéimer, ya que la pérdida de fluidez verbal afecta directamente a la identidad y la autoestima de la persona.

¿DESPISTE O SÍNTOMA? LA LÍNEA QUE NADIE QUIERE CRUZAR

Es crucial entender la diferencia entre los olvidos benignos de la edad y las primeras señales del alzhéimer. Un despiste normal sería olvidar dónde has aparcado el coche en un centro comercial enorme; una señal de alerta de demencia sería olvidar cómo has llegado hasta allí. La clave no está en el olvido en sí, sino en su frecuencia, su contexto y, sobre todo, su impacto en la vida diaria. Como bien apunta el neurólogo Jesús Mani, el patrón y la afectación de la funcionalidad son los que marcan la diferencia.

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Por eso, la advertencia es clara: ante la duda, consulta. Minimizar estos episodios y atribuirlos simplemente a «cosas de la edad» es un error que puede costar un tiempo muy valioso. Un diagnóstico precoz de esta demencia senil no cura la enfermedad, pero abre la puerta a tratamientos y terapias que pueden ralentizar su progresión. Acudir al médico ante la sospecha es el primer paso, y el más valiente, para afrontar el alzhéimer y mejorar la calidad de vida.

LA ADVERTENCIA FINAL: EL MOMENTO DE ACTUAR ES AHORA

La negación es el mayor obstáculo en el camino hacia el diagnóstico y el tratamiento.
La negación es el mayor obstáculo en el camino hacia el diagnóstico y el tratamiento. Fuente Freepik.

El mensaje del doctor Mani es un llamamiento a la acción y a la atención plena hacia nuestros seres queridos y hacia nosotros mismos. Ignorar esos pequeños tropiezos de la mente, esas conversaciones que se desvanecen o esa palabra que no llega, es darle ventaja a la enfermedad. El primer paso para ir al médico es precisamente ese, reconocer que esos cambios sutiles pero persistentes no son normales y merecen ser evaluados por un profesional, porque obtener un diagnóstico temprano de alzhéimer es fundamental.

Es una conversación difícil de empezar, ya sea con uno mismo o con un familiar, pero es la más importante. La memoria es el hilo que teje nuestra identidad, y ver cómo se deshilacha en alguien a quien queremos genera miedo e incertidumbre. Prestar atención a estas primeras señales no es un acto de pesimismo, sino de amor y responsabilidad, una forma de empezar a cuidar la mente y de asegurarnos de que el camino que queda por delante, a pesar del alzhéimer, se recorra con el mayor apoyo y dignidad posibles.

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