Ignacio Alcalá, otorrinolaringologo: «El ruido mata y lo hace de forma silenciosa»

El ruido se ha convertido en un gran problema para el ser humano, pues sin darnos cuenta nos va matando por dentro. Un otorrinolaringólogo experto en el tema nos habla sobre ello, conoce todo lo que dijo aquí.

El ruido forma parte inevitable de la vida moderna. Nos acompaña en el transporte público, en la calle, en los bares e incluso en casa, a través de los auriculares que muchos usan a diario sin reparar en el volumen. Pero ese hábito aparentemente inofensivo puede tener consecuencias mucho más graves de lo que imaginamos. Así lo explicó el otorrinolaringólogo Ignacio Alcalá en una entrevista en el programa ‘Hoy por Hoy’ de la Cadena SER, donde advirtió que el ruido “mata, y lo hace de forma silenciosa”. Su mensaje, más allá de lo alarmante, pretende crear conciencia sobre el daño auditivo que puede generar la exposición constante a sonidos intensos.

Durante la charla con Àngels Barceló, Alcalá respondió a una pregunta sencilla pero fundamental: ¿todos perdemos audición con los años? La respuesta es sí, pero muchos aceleran ese proceso por culpa del ruido. Escuchar música o ver series a volúmenes excesivos puede provocar una pérdida auditiva prematura conocida como presbiacusia, el equivalente auditivo de la vista cansada. Y aunque el paso del tiempo es inevitable, los hábitos son una elección.

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La exposición continua al ruido, un enemigo invisible

“Exposición constante al ruido”. Fuente: Pexels

El ruido no solo molesta, también enferma. Ignacio Alcalá aprovechó su intervención en ‘Hoy por Hoy’ para explicar que la exposición prolongada a sonidos intensos es uno de los mayores riesgos para la salud auditiva. No se trata únicamente de conciertos o discotecas, sino de la costumbre cotidiana de llevar los auriculares a un volumen tan alto que impide mantener una conversación con quien está al lado. Ese, dice el especialista, es un claro signo de peligro.

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El problema se agrava en entornos ruidosos, como el metro o el autobús, donde las personas tienden a subir aún más el volumen para “competir” con el ruido exterior. Alcalá recuerda que los sonidos ambientales suelen rondar los 80 o 90 decibelios, y si al volumen de los auriculares se le suma esa intensidad, el oído acaba sometido a niveles dañinos durante largos periodos. “El oído no avisa, pero sufre”, señaló el médico, insistiendo en que estos daños son acumulativos y, en muchos casos, irreversibles.

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