«Conectarse a la WiFi del aeropuerto es un suicidio digital»: Marcos Soler (34), hacker ético, demuestra cómo roba tus claves bancarias en menos de 10 segundos

Un simple clic en una red pública puede costarte todos tus ahorros y tu identidad digital. El verdadero peligro no está en tu teléfono móvil o en tu portátil, sino en el aire que te rodea.

Conectarse a la WiFi del aeropuerto es un suicidio digital, o al menos así de tajante se muestra Marcos Soler, un hacker ético de 34 años. Puede que su afirmación te parezca exagerada mientras esperas tu vuelo, café en mano, pero lo que demuestra a continuación hiela la sangre. Lo más inquietante es que, según él, un atacante con conocimientos básicos puede robar tus claves bancarias en menos de 10 segundos y sin que te des cuenta de absolutamente nada. ¿Sigues pensando que esa conexión a internet gratuita es inofensiva?

La escena es cotidiana: buscas una red para matar el tiempo y aparece una con un nombre de lo más tranquilizador, como «WIFI_AEROPUERTO_GRATIS». Marcos nos advierte que ese es el primer paso hacia el desastre. Mientras miles de pasajeros se conectan confiados, él nos demuestra lo fácil que es caer en la trampa. Porque la realidad es que esa red pública aparentemente legítima podría ser un señuelo creado por un ciberdelincuente que está sentado a pocos metros de ti, observando.

¿UN CAFÉ Y TUS DATOS? EL ENGAÑO EMPIEZA ASÍ

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La mayoría de nosotros no lo piensa dos veces antes de conectarse a una WiFi pública en un lugar concurrido como una estación o una cafetería. Buscamos la comodidad, la inmediatez, pero ignoramos el riesgo que acecha. Lo que Marcos Soler demuestra es que esa confianza ciega es el principal activo del atacante, ya que la creación de un punto de acceso falso es una técnica increíblemente sencilla y barata que solo requiere un pequeño dispositivo y un software al alcance de cualquiera.

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El método es de una simpleza aterradora y se conoce como «gemelo malvado» (Evil Twin). El hacker simplemente clona el nombre de la red inalámbrica oficial, pero sin contraseña, para hacerla más atractiva. Tu dispositivo, buscando siempre la señal más potente, se conectará a ella automáticamente. Desde ese instante, cada dato que envíes y recibas pasará por las manos de Marcos, y dejarás de conectarte directamente a internet para hacerlo a través del ordenador del delincuente, convirtiéndote en una marioneta digital sin saberlo.

EL «HOMBRE EN EL MEDIO»: ASÍ TE CONVIERTES EN SU VÍCTIMA

Este tipo de ciberataque, conocido como «Man-in-the-Middle», es precisamente lo que su nombre indica: alguien se ha colocado en mitad de tu comunicación. Es como si el cartero abriera tus cartas, leyera su contenido, las volviera a cerrar y te las entregara sin que notes la manipulación. Con una WiFi insegura ocurre exactamente lo mismo, pero a la velocidad de la luz, ya que todo tu tráfico de internet es interceptado por el atacante antes de que llegue a su destino, dándole acceso total a tu actividad online.

Lo verdaderamente alarmante es lo que el ciberdelincuente puede ver en su pantalla en tiempo real. Si la página web que visitas no utiliza un cifrado robusto (HTTPS), el atacante verá en texto plano tus contraseñas, los correos que envías o los datos de tu tarjeta. Marcos lo ejemplifica con una página de compra simulada, y el número de la tarjeta de crédito y el código de seguridad aparecen al instante en su monitor, un botín conseguido gracias a la desprotegida WiFi del aeropuerto.

DIEZ SEGUNDOS PARA EL DESASTRE: LA DEMOSTRACIÓN EN DIRECTO

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Para que seamos conscientes del peligro, Marcos realiza la prueba definitiva. Pide a un voluntario que se conecte a su red WiFi trampa y que inicie sesión en una réplica de una conocida red social. El voluntario introduce su usuario y su clave con total normalidad en su teléfono. Al otro lado de la mesa, la magia negra de la ciberdelincuencia se hace realidad, porque las credenciales de acceso aparecen de forma instantánea en la pantalla del portátil de Marcos, capturadas limpiamente y sin levantar sospechas.

El silencio que se produce es sobrecogedor, porque todos los presentes comprenden la magnitud del problema. No se trata de un hackeo complejo que requiera semanas de trabajo, sino de una técnica de interceptación pasiva. El eslabón débil no es tu flamante smartphone ni tu sistema operativo actualizado. El verdadero agujero de seguridad es la propia naturaleza de esa conexión pública, ya que **la vulnerabilidad reside en la confianza que depositamos en una red *WiFi* que no controlamos** y que está abierta a cualquiera.

NO SOLO ES EL BANCO: TODA TU VIDA QUEDA EXPUESTA

Una vez que un atacante tiene acceso a tu correo electrónico principal, el efecto dominó es devastador. Piensa en la cantidad de servicios que tienes asociados a esa cuenta. Con un simple «he olvidado mi contraseña», el delincuente puede reiniciar los accesos a tus redes sociales, plataformas de compra online y servicios en la nube, secuestrando por completo tu identidad digital para cometer fraudes en tu nombre o incluso chantajearte con información privada que encuentre.

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El riesgo se multiplica si utilizas esa misma conexión WiFi para trabajar. Un descuido podría exponer conversaciones confidenciales de tu empresa, documentos estratégicos o credenciales de acceso a los sistemas corporativos. Estarías abriendo una puerta trasera a la red de tu compañía, ya que un ataque exitoso en una red sin contraseña no solo te afecta a ti individualmente, sino que puede provocar una brecha de seguridad con consecuencias económicas y reputacionales incalculables para tu lugar de trabajo.

LA CAPA DE INVISIBILIDAD DIGITAL: ¿HAY FORMA DE PROTEGERSE?

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La solución más eficaz y directa para navegar por una WiFi pública con seguridad es utilizar una VPN (Red Privada Virtual). Marcos lo describe de forma muy gráfica: «Es como construir un túnel blindado y secreto para tus datos a través de la autopista pública de internet». Una VPN cifra toda la información que sale de tu dispositivo, por lo que aunque un hacker intercepte tu conexión, lo único que verá será un amasijo de datos codificados e imposibles de descifrar.

Así que la próxima vez que te veas en la necesidad de usar el internet gratuito de un hotel o una estación, recuerda la demostración de Marcos. La comodidad de esa WiFi gratuita puede salirte muy cara si no tomas precauciones. Invertir en un servicio de VPN de confianza es, hoy en día, una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar, ya que la tranquilidad de saber que tu vida digital está a salvo no tiene precio y te protege de sustos que pueden arruinarte mucho más que un viaje.

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