Dr. Antonio Torres (64), cirujano general: «El dolor ‘tonto’ en el hombro derecho que no se quita podría ser la única alerta de que este órgano vital está a punto de reventar»

Un síntoma persistente que nueve de cada diez personas atribuyen a una mala postura o al estrés. La conexión secreta entre un órgano digestivo y una articulación que parece no tener relación alguna.

Ese dolor en el hombro derecho que aparece sin motivo aparente y se niega a desaparecer con analgésicos podría ser mucho más que una simple contractura, y es que esta señal podría ser un SOS enviado por un órgano vital en apuros. Millones de personas lo ignoran durante semanas, achacándolo al trabajo o a una mala noche, sin imaginar que su cuerpo les está hablando en un idioma que no comprenden, una advertencia silenciosa pero crucial para su salud. ¿Y si esa molestia fuera el preludio de un fallo orgánico inminente?

La clave de este misterio médico reside en una fascinante jugarreta de nuestra anatomía, un cable cruzado que puede salvarte la vida si sabes interpretarlo. Es un fenómeno que desconcierta a los pacientes, pero que para los especialistas es una bandera roja inconfundible, ya que lo que la ciencia conoce como ‘dolor referido’ es un mecanismo de defensa que nuestro cuerpo utiliza para advertir de un peligro grave. Esta dolencia es la prueba de que nuestro organismo es un mapa complejo y a veces sus señales son mucho más enrevesadas de lo que pensamos.

¿UN SIMPLE DOLOR MUSCULAR? LA PISTA FALSA QUE CONFUNDE A MILES DE PERSONAS

A menudo lo achacamos a una mala postura frente al ordenador o a un mal gesto al coger peso, pero su origen puede ser mucho más profundo y preocupante.
A menudo lo achacamos a una mala postura frente al ordenador o a un mal gesto al coger peso, pero su origen puede ser mucho más profundo y preocupante. Fuente Freepik.

Lo primero que hacemos ante un dolor de hombro es pedir cita con el fisioterapeuta o tomar un antiinflamatorio, convencidos de que el origen es puramente mecánico. Sin embargo, cuando las sesiones pasan y el malestar no remite, la frustración crece, porque en realidad el problema no reside en los músculos o tendones del hombro, sino a varios centímetros de distancia. Esta confusión es la principal causa de que muchos diagnósticos se retrasen peligrosamente, dando tiempo a que la verdadera patología se agrave en silencio mientras tratamos el síntoma equivocado.

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El gran engaño de este síntoma es su aparente normalidad, su capacidad para imitar a la perfección una lesión traumatológica común y corriente. Este dolor puede ser sordo, a veces agudo, y empeorar con ciertos movimientos, lo que alimenta la teoría de la lesión muscular, pero lo cierto es que la persistencia de esta afección sin una causa física evidente debería ser el primer motivo de alarma para cualquiera. Ignorar esta señal es como quitarle la pila a un detector de humos solo porque el pitido nos resulta molesto.

EL CABLEADO INTERNO: ASÍ VIAJA UNA SEÑAL DE ALARMA POR TU CUERPO

El responsable de este curioso fenómeno tiene nombre y apellidos: nervio frénico. Este nervio nace en el cuello y desciende hasta el diafragma, el gran músculo que separa el tórax del abdomen, pero comparte raíces nerviosas con la zona del hombro, y es que cuando un órgano abdominal inflamado irrita el diafragma, el cerebro interpreta erróneamente la señal de dolor como si proviniera del hombro. Es una especie de error de localización, un fallo en el GPS de nuestro sistema nervioso que, paradójicamente, nos da una pista vital.

Comprender este mecanismo es fundamental para no subestimar la dolencia y buscar ayuda especializada a tiempo. El dolor referido no es una invención ni una rareza, sino una realidad clínica bien documentada que sirve como un sistema de alerta temprana para problemas internos, ya que la vesícula biliar inflamada es la causa más común de esta irritación diafragmática que se manifiesta en el hombro derecho. Este pinchazo lejano es, en esencia, el grito de un órgano que no tiene voz propia para quejarse directamente.

LA VESÍCULA: EL PEQUEÑO ÓRGANO QUE GRITA EN SILENCIO

Este pequeño saco con forma de pera, situado bajo el hígado, es un actor secundario que puede convertirse en el protagonista de una auténtica película de terror.
Este pequeño saco con forma de pera, situado bajo el hígado, es un actor secundario que puede convertirse en el protagonista de una auténtica película de terror. Fuente Freepik.

La vesícula biliar es la encargada de almacenar la bilis, una sustancia esencial para digerir las grasas. El problema surge cuando se forman cálculos biliares, unas pequeñas piedras que pueden obstruir los conductos y provocar una inflamación aguda conocida como colecistitis, y es aquí donde ese dolor en el hombro cobra todo su sentido, porque esta inflamación es la que irrita el nervio frénico y desencadena la falsa alarma en una zona alejada. Es el inicio de una cuenta atrás que requiere atención médica inmediata.

Cuando este órgano se inflama, la presión interna aumenta de forma dramática, comprometiendo su propio riego sanguíneo. Si no se actúa, las paredes de la vesícula pueden debilitarse hasta el punto de necrosarse y perforarse, un escenario catastrófico para el paciente, pues un estallido de la vesícula liberaría bilis y pus en la cavidad abdominal, provocando una peritonitis generalizada. El sufrimiento que se deriva de esta complicación es extremo y la intervención quirúrgica se vuelve una carrera contra el reloj.

CUÁNDO DEBES PREOCUPARTE: LAS OTRAS SEÑALES QUE ACOMPAÑAN AL AVISO

Si la molestia en el hombro aparece o se intensifica después de una comida copiosa o rica en grasas, las sospechas deberían multiplicarse. Este es un síntoma clásico, ya que la vesícula se contrae para liberar bilis precisamente durante la digestión de las grasas, aumentando la presión y el dolor si está obstruida. Además de este patrón, es frecuente sentir náuseas, vómitos o una sensación de plenitud abdominal que no se corresponde con la cantidad de comida ingerida.

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Otro signo de alarma inequívoco es la aparición de fiebre o escalofríos, lo que indica que la inflamación está derivando en una infección sistémica. La ictericia, que es una coloración amarillenta de la piel y los ojos, también puede aparecer si un cálculo bloquea el conducto biliar principal, manifestando que la presencia de fiebre junto a este tipo de dolor abdominal y de hombro es un indicador de que se necesita atención de urgencias. Esperar a que los síntomas se agraven por sí solos es una decisión de alto riesgo.

EL TIEMPO ES ORO: POR QUÉ IGNORAR ESTE DOLOR PUEDE SER CATASTRÓFICO

En medicina, hay síntomas que actúan como una suave llamada de atención y otros que son una sirena de emergencia. Este pertenece, sin duda, al segundo grupo.
En medicina, hay síntomas que actúan como una suave llamada de atención y otros que son una sirena de emergencia. Este pertenece, sin duda, al segundo grupo. Fuente Freepik.

Retrasar la visita al médico puede transformar una cirugía programada y de bajo riesgo en una intervención de urgencia con un pronóstico mucho más incierto. Una colecistectomía laparoscópica, que es la extirpación de la vesícula por pequeñas incisiones, es un procedimiento seguro y con una rápida recuperación, pero si se llega al punto de la perforación, la cirugía se vuelve mucho más compleja y los riesgos de complicaciones postoperatorias se disparan. El tiempo de reacción del paciente es, literalmente, la diferencia entre una anécdota y una tragedia.

Por tanto, ese dolor aparentemente inofensivo en el hombro derecho merece toda nuestra atención y respeto. No se trata de alarmarse sin motivo, sino de escuchar con inteligencia las señales que nos envía nuestro propio cuerpo, ya que aprender a interpretar esta dolencia referida es una herramienta poderosa de autoconocimiento y prevención que puede salvarnos la vida. A veces, la conexión más insospechada entre dos partes de nuestra anatomía esconde el diagnóstico más importante.

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