La ausencia de Presupuestos Generales del Estado (PGE) y de una senda fiscal clara por parte del Gobierno central ha provocado una situación de «irresponsabilidad inédita» que asfixia a los Ayuntamientos españoles. Esta es la dura denuncia lanzada por Elías Bendodo, vicesecretario de Política Autonómica y Municipal y Análisis Electoral del Partido Popular (PP), quien acusó directamente al presidente Pedro Sánchez de priorizar su supervivencia política sobre la estabilidad de las entidades locales.
En declaraciones a los medios en Alcalá de Henares, antes del II Encuentro de presidentes de federaciones de municipios y provincias del PP, Bendodo afirmó que la inacción del Ejecutivo obliga a todos los alcaldes de España a elaborar sus presupuestos municipales «a ciegas».
«No saben ni cuál es la senda fiscal, ni cuál es el reparto del déficit entre administraciones, no saben nada», reprochó el dirigente popular. Esta incertidumbre financiera impide a los municipios planificar con rigor y, lo que es más grave, «poner en marcha nuevos proyectos a nivel local» que dependen directamente de los recursos y transferencias estatales.
La crítica de Bendodo fue más allá de lo económico, centrándose en la agenda política del Gobierno central. Calificó el incumplimiento reiterado de la obligación constitucional de presentar los PGE como un hecho «inédito en democracia». Cuando un gobierno no es capaz de aprobar unos presupuestos, tiene que disolver las Cortes y devolver la voz al pueblo», sentenció, sugiriendo la necesidad de convocar elecciones.

EL GOBIERNO «ANTI-MUNICIPALISTA» QUE OLVIDA LA DEUDA
El vicesecretario popular arremetió contra lo que denominó el “gobierno más anti-municipalista de nuestra democracia”. Según Bendodo, la alianza de Sánchez con partidos independentistas ha provocado que el Ejecutivo «se apoye más en los que quieren romper España que en los alcaldes que son los que unen España en cada uno de sus territorios».
Esta actitud, dice el PP, se traduce en un maltrato institucional directo. La lista de agravios incluye una deuda pendiente de 3.000 millones de euros que el Gobierno central arrastra con los Ayuntamientos, correspondientes a la compensación de la plusvalía y los costes del transporte durante la pandemia de COVID-19.
Además, la desidia institucional se evidencia en la Comisión Nacional de Administración Local (CNAL), el órgano de diálogo entre el Gobierno y las administraciones locales. Elías Bendodo criticó que la CNAL lleva tres años sin convocarse, a pesar de que la ley obliga a reunirla dos veces al año.
La asfixia municipal se ha materializado incluso en la imposición de nuevas cargas. El dirigente popular recordó que el Gobierno ha obligado a los ayuntamientos españoles a establecer una tasa de basuras que muchos no querían cobrar. «Mientras el PSOE asfixia a los ayuntamientos, el PP cree en ellos, en su independencia económica y en su buen hacer», afirmó.

EL MUNICIPALISMO COMO COLUMNA VERTEBRAL DEL PP
Frente a la supuesta desidia del Ejecutivo, Bendodo puso en valor la fuerza del municipalismo del Partido Popular. Lo calificó como la «gran columna vertebral» de la formación, y el «lugar donde realmente se resuelven los problemas» de los ciudadanos.
Las cifras que esgrime el PP son significativas: la formación gobierna a 23 millones y medio de personas a través de más de 103.353 alcaldes y 20.000 concejales, además de presidir 29 diputaciones provinciales, cabildos y concellos. Bendodo cerró esta parte comprometiéndose a que el PP no se cansará de defender «la identidad, la autonomía y el futuro de los pueblos de España» ante el asfixiante centralismo.
Finalmente, el vicesecretario elevó el tono para vincular la crisis de gestión con la presunta corrupción que salpica al Partido Socialista. «¿Sumar, PNV, Junts, Esquerra, los socios de Sánchez, no tienen nada que decir con lo que se ha visto en los últimos días de la corrupción socialista?», preguntó de forma retórica.
Con una dura advertencia, concluyó que los socios del Gobierno han optado por ignorar el «olor fétido de esa presunta financiación ilegal» del PSOE, una línea roja que ellos mismos habían marcado. «Quien apoya a un corrupto, evidentemente, es cómplice de esa corrupción», zanjó.