Durante siglos, el ciclo menstrual ha sido objeto de mitos, observaciones y estudios que lo vinculan con la Luna y sus fases. Desde las civilizaciones antiguas hasta la ciencia contemporánea, se ha explorado la posibilidad de que los ritmos biológicos femeninos sigan, de algún modo, la cadencia del satélite terrestre. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en ‘Science Advances’ parece arrojar luz sobre un cambio silencioso que se ha producido en las últimas décadas: la sincronía entre el ciclo menstrual y los ciclos lunares se ha debilitado drásticamente desde el año 2010, coincidiendo con el aumento del uso de pantallas y la expansión de la luz artificial nocturna.
El ciclo menstrual, según la investigación liderada por la cronobióloga Charlotte Helfrich-Förster, habría estado en sintonía con los ciclos lunares hasta comienzos del siglo XXI. Pero esa conexión natural, que durante generaciones se creyó casi poética, parece haberse desdibujado bajo el resplandor de las luces LED y los smartphones. Los datos recogidos de 176 mujeres muestran que la alineación con los ritmos lunares comenzó a romperse con la llegada masiva de la tecnología que hoy forma parte de nuestra vida cotidiana.
1Cuando la luz artificial altera los ritmos naturales

El estudio de la Universidad de Wurzburgo apunta a un responsable claro: la contaminación lumínica. En las últimas dos décadas, el ciclo menstrual ha perdido parte de su antigua relación con los ciclos lunares, especialmente en los meses en que la iluminación nocturna es más intensa. Los investigadores sostienen que el exceso de luz artificial, ya sea proveniente de farolas urbanas o del brillo de las pantallas de los teléfonos móviles, podría haber alterado los relojes biológicos que regulan el sistema hormonal femenino.
Este fenómeno no solo afecta a los humanos. Otras especies también muestran comportamientos reproductivos sincronizados con la Luna, lo que refuerza la idea de que la naturaleza sigue un patrón lumínico más antiguo que cualquier dispositivo electrónico. Antes de la era digital, el cuerpo humano parecía moverse en armonía con los 29,5 días del ciclo lunar. Hoy, sin embargo, esa conexión se diluye entre notificaciones, mensajes y la exposición continua a pantallas encendidas hasta altas horas de la noche.