Desde los orígenes de la humanidad, los alimentos han sido nuestra fuente de energía, salud y, en muchos casos, de placer. A lo largo de los siglos hemos buscado la manera de comer mejor, de aprovechar lo que la naturaleza ofrece para fortalecer el cuerpo y prolongar la vida. Hoy, esa búsqueda ancestral tiene un aliado indiscutible que es la ciencia de la nutrición. Y un reciente estudio lo confirma con una revelación esperanzadora que afirma que aumentar la variedad de alimentos en nuestra dieta puede ayudarnos a vivir más y mejor.
Aunque ya sabemos mucho sobre calorías, proteínas o vitaminas, los expertos recuerdan que aún queda mucho por descubrir. Solemos escuchar qué alimentos debemos evitar, pero no tanto cuáles deberíamos sumar para mejorar nuestra salud. En ese contexto surge el concepto de biodiversidad alimentaria, que invita a ampliar la gama de productos que consumimos cada día. Porque no solo importa cuánto comemos, sino cuán diverso es lo que ponemos en el plato.
1La importancia de la variedad en los alimentos

Los alimentos son mucho más que una fuente de nutrientes, son una ventana a la diversidad del planeta y una herramienta poderosa para cuidar nuestra salud. Según los investigadores del Grupo de Alimentación, Nutrición, Desarrollo y Salud Mental (ANUT-DSM) de la Universitat Rovira i Virgili, una dieta variada puede marcar la diferencia entre un cuerpo equilibrado y otro más vulnerable. Para entenderlo, basta pensar en dos personas que comen la misma cantidad de calorías, pero con distinta variedad de productos. Una puede ingerir pan, queso, tomate y carne; la otra, además de esos alimentos, incluye berenjena, cebolla, arroz o frutas diferentes. La segunda, sin duda, obtiene más beneficios.
La diversidad en los alimentos no solo mejora la nutrición, también influye en la microbiota intestinal, ese universo invisible que habita en nuestro sistema digestivo y que determina gran parte de nuestro bienestar. Además, al ampliar el abanico de especies que consumimos, ayudamos a reducir la presión sobre los ecosistemas y a preservar la biodiversidad del planeta. En resumen, una dieta más diversa no solo nos beneficia a nosotros, también cuida la tierra de la que provienen esos alimentos.