El flan de manzana es uno de esos postres que, aunque sencillos en apariencia, tienen la capacidad de despertar recuerdos, aromas y sensaciones que nos transportan a la cocina de casa. Su mezcla suave entre la dulzura del caramelo y el sabor ligeramente ácido de la manzana lo convierte en una opción irresistible para quienes buscan un postre casero con un toque especial. Pero lo que muchos desconocen es que con algunos trucos simples se puede transformar este clásico en una creación digna de un chef profesional, sin perder la esencia artesanal que lo caracteriza.
Ese toque de distinción en el flan de manzana no está en complicar la receta, sino en cuidar los detalles, como elegir manzanas de buena calidad, jugar con las especias y controlar bien los tiempos de cocción. No hace falta tener un horno de pastelería ni ingredientes imposibles de conseguir, solo un poco de paciencia y ganas de experimentar. El resultado será un flan sedoso, con un brillo perfecto y un aroma que hará que todos en casa piensen que proviene de la mejor pastelería de la ciudad.
2Preparación paso a paso

Empieza pelando y troceando las manzanas, y colócalas en una olla con un chorrito de agua y una cucharada de azúcar para cocinarlas a fuego medio hasta que estén blandas. Luego, tritúralas hasta obtener un puré fino y sin grumos. En otro recipiente, bate los huevos con el resto del azúcar, añade la leche, la vainilla, la canela y finalmente el puré de manzana. Es importante mezclar con suavidad, sin batir en exceso, para que el flan de manzana quede ligero y sin burbujas.
Después, vierte la mezcla sobre el molde previamente acaramelado y colócalo dentro de una bandeja con agua caliente, creando un baño María. Hornéalo a 180 °C durante unos 45 minutos o hasta que, al pincharlo con un palillo, salga limpio. Una vez listo, déjalo enfriar completamente antes de desmoldar, y refrigéralo durante al menos cuatro horas. Este paso es clave, pues el frío permite que el flan de manzana adquiera su textura firme y cremosa, y que el caramelo se funda a la perfección sobre su superficie.