Puesta de largo de Alvise: populismo y el hartazgo de una nueva generación

En el día de la Hispanidad, unas horas después de que en las calles del centro de Madrid desfilasen sin despertar ningún furor ciudadano varios tanques, aviones de combate y hasta una cabra, en Vistalegre se celebraba otro tipo de desfile: el de un nacionalismo de nuevo cuño, con un tono más digital que militar, más Bukele que Franco, más tuit populista que camisas azules, más ánimo nativista que liberalismo sin fronteras, y más comprensible hartazgo contra el ‘PPSOE’ que ideas definidas.

Luis Alvise Pérez presentó este domingo la transformación de su agrupación electoral para las europeas en nuevo partido Se Acabó La Fiesta ante unas 6.000 personas —menos de la mitad del aforo del recinto— y con una estética entre mitin estadounidense, karaoke de Javier Milei y pulsión de akelarre populista.

«Gracias, Alvise, por ser valiente», gritaba Rocío García, número 4 en la lista a las europeas, subida al escenario. El número 2 y el 3 ni se mencionaron porque no hay relación con Alvise, rock and roll star y muy complicado de trato según sus excompañeros.

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Sí que hubo menciones a José Luis Ábalos con un sketch que generó vergüenza ajena en el que tuvo protagonismo una actriz que interpretaba a una meretriz latina (a pesar de que las ‘sobrinas’ más célebres del exministro son tan españolas como ellos).

VISTALEGRE

Afuera, largas colas. Dentro, un público heterogéneo pero muy masculinizado: chavales envueltos en la rojigualda, padres con hijos y excluidos del sistema. «Yo voté a Podemos en 2015», confiesa José, 34 años, parado, que vino desde Leganés. «Pero aquello se perdió. Estos por lo menos hablan claro». Su pareja, algo más joven, asiente. «La vivienda es inalcanzable, los sueldos no dan para vivir… y encima nos llaman generación de cristal y vagos».

La quiebra del contrato social de la joven ciudadanía, que no deja de ser pobre ni trabajando, no tiene capacidad de ahorro y ni siquiera puede soñar en comprarse una casa, invita a que el trumpismo colonice espacios dejados de la mano por los peores vicios del bipartidismo, que para muchos es sinónimo de corrupción.

LA CANCIÓN DEL VERANO

El acto arrancó con vídeos repletos de conspiraciones y la frase más coreada del día: «Pedro Sánchez, hijo de puta», que quizá se les atragante como el «¡Qué te vote Txapote!» que tanto contribuyó a la milagrosa remontada de julio de 2023 que tantas bocas calló.

Y sobre el escenario, Alvise no escatimó en munición. Cargó contra el feminismo, criticó a la partitocracia, a la Unión Europea, «una burocracia globalista que ha traicionado a España», y, cómo no, a la inmigración.

Antes, sus compañeros habían apostado por el terraplanismo para insinuar que Indra manipula las elecciones, cualquiera de los miles de ciudadanos que hayan participado en el proceso saben que Indra simplemente recopila unos datos que recogen los miembros de las mesas, pero saben que el voto magufo les apoya y hay que echar carne a la picadora.

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Acto de SALF. Foto: Pedro Pérez Bozal.

Fue una tarde con himno de España, gritos del público comparando a Alvise con el tóxico presidente salvadoñero Nayib Bukele, y aplausos al líder del nuevo partido por prometer un «plan de deportación masiva de inmigrantes», macrocárceles, un referéndum para decidir si España sigue en la UE, y una reforma del Código Penal para que los delitos de corrupción no prescriban jamás, incluyendo la confiscación de bienes a los familiares disfrutones de la corrupción (lo cual es jurídicamente muy complicado, por no decir imposible).

Hay quien señala el desorden del acto: algunos discursos amateurs, vídeos con exceso de IA y la soledad de Alvise Pérez, islote mediático en un mar de figuras desconocidas. El ‘no’ de Iván de Espinosa de los Monteros a ser el candidato de las próximas generales, la calculada distancia de Cayetana Álvarez de Toledo (silente ante el pragmatismo del PP que tanto le enfadaba con Pablo Casado) y la negativa de Iker Jiménez a convertirse en su altavoz le han dejado aislado de personajes conocidos.

«No ha llenado Vistalegre, pero lo ha llenado de contenido», decía uno de los organizadores, resignado pero satisfecho tras el tardeo rojigualdo. Otro menos convencido recordaba que al ‘regenerador’ Álvise le ha bastado una campaña para presuntamente corromperse, él mismo ha reconocido ante el Supremo que cobró 100.000 euros en efectivo de un empresario relacionado con las criptomonedas y se ha negado a sortear su sueldo de eurodiputado pese a que esa promesa era su medida estrella en las elecciones de pasado año.

Sea como fuere, tras superar los 800.000 votos en las últimas europeas, SALF quiere colarse en el Congreso, dinamitado junto La Moncloa en un vídeo realizado por Inteligencia Artificial que compartió el propio Pérez en un canal de Telegram que es la matriz del proyecto y cuenta con más de 650.000 seguidores, ojito.

En un país donde muchos jóvenes ya saben que jamás tendrán casa propia, ni la tendrán mientras la vivienda protegida pase a manos privadas, varias autonomías se nieguen a aplicar topes al alquiler, se extiendan los pisos turísticos sin cortapisas y se siga construyendo escasa vivienda pública, los discursos que más prenden no son los que prometen soluciones, sino los que señalan enemigos. Y en eso Alvise aprueba con matrícula.

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