El uso del datáfono se ha convertido en un gesto tan mecánico como respirar, pero puede esconder una trampa mortal para tu cartera. ¿Alguna vez te has fijado en el pequeño papel que te entregan? Diego Yuñez, un ex-policía de 34 años, lanza una advertencia que resuena con la fuerza de la experiencia, ya que según él aceptar la copia incorrecta del recibo es una estafa silenciosa que está afectando a miles de personas sin que se den cuenta.
Suena a película de suspense, pero es una realidad que acecha en el bar de la esquina o en la tienda de moda. La clave está en un simple trozo de papel. “No aceptes la copia del datáfono, es un fraude”, insiste Yuñez, alertando sobre un método que los delincuentes han perfeccionado. Este aviso nos obliga a preguntarnos qué información sensible estamos entregando sin ser conscientes del peligro que supone este extendido dispositivo de cobro.
LA LETRA PEQUEÑA DE UNA ESTAFA SILENCIOSA
Imagina la escena: pagas con tu tarjeta y el empleado te tiende un resguardo para que lo firmes o simplemente para tu control. Diego Yuñez advierte que justo ahí empieza el problema. Nos explica que los estafadores se quedan con la copia que contiene datos completos de tu tarjeta bajo la excusa de un error de impresión, entregándote a ti un recibo inválido o incompleto de ese TPV. Es un movimiento rápido y muy eficaz.
Lo más alarmante es que todo ocurre a la vista de todos, amparado en la más absoluta normalidad de una transacción cotidiana. Confiamos por defecto, sin pararnos a pensar. Por eso la advertencia de Diego es tan crucial, porque el fraude se consuma cuando el cliente guarda un papel que no es la copia legítima que emite el lector de tarjetas, sino una que deja sus datos completamente expuestos a los delincuentes.
¿CÓMO TE ENGAÑAN SIN QUE TE DES CUENTA?

El modus operandi es sutil y se apoya en la ingeniería social más básica. El estafador, haciéndose pasar por un comerciante honesto, procesa tu pago. Diego Yuñez detalla que, tras la operación, imprimen dos copias pero te entregan la que es para el comercio, que a menudo contiene más información de la que imaginas. Tú te vas con una falsa sensación de seguridad mientras ellos ya tienen lo que necesitan para su próximo golpe.
“No aceptes la copia del datáfono, es un fraude”, repite el ex-policía casi como un mantra a lo largo de nuestra conversación. La insistencia tiene sentido, ya que esta estafa con el TPV funciona porque nadie espera ser engañado en un acto tan rutinario. Es una vulnerabilidad que nace de la costumbre, ya que el éxito del timo depende de que no revises el concepto del recibo y simplemente lo metas en el bolsillo sin más.
EL PAPEL QUE NUNCA DEBERÍAS GUARDAR
Puede que pienses que ese trozo de papel es inofensivo, pero contiene oro para un ciberdelincuente. La experiencia de Yuñez le ha enseñado que algunas copias del terminal pueden exponer los últimos dígitos de tu tarjeta y otra información suficiente para realizar operaciones fraudulentas. Este tipo de fraude en el punto de venta es más común de lo que las estadísticas reflejan, porque muchas víctimas ni siquiera saben cómo les robaron.
La diferencia es minúscula pero vital. La copia para el cliente suele tener los números de la tarjeta parcialmente ocultos por seguridad. La del comercio, no siempre. De ahí que la advertencia “no aceptes la copia del datáfono, es un fraude” sea tan específica, ya que el peligro real reside en el duplicado que no está pensado para tus manos y que la máquina de tarjetas emite para el control interno del negocio.
EL VERDADERO PELIGRO PARA TU BOLSILLO

Una vez que tienen esos datos, el camino está abierto para el desastre financiero. No se trata solo de que puedan intentar un cargo inmediato, sino que, como señala Diego, la información puede ser utilizada para clonar tu tarjeta o para compras online en sitios con poca seguridad. El verdadero problema de este fraude con el datáfono es que el robo no suele ser inmediato, sino que ocurre días o semanas después, complicando su rastreo.
La lucha para recuperar el dinero puede convertirse en una auténtica pesadilla burocrática con tu banco. Por eso, el consejo de Diego Yuñez sobre el terminal de pago es una medida de prevención fundamental. Afirma que demostrar que el fraude se originó en un resguardo que aceptaste por descuido es extremadamente difícil y a menudo la entidad bancaria puede poner trabas para la devolución del importe sustraído.
ASÍ PUEDES PROTEGERTE Y EVITAR EL DESASTRE
La mejor defensa es la prevención activa en cada pago que realices. El ex-agente lo resume de forma muy clara: exige siempre la copia que pone “copia para el cliente” y, si tienes dudas, no la aceptes. Recuerda que la tecnología sin contacto o el pago móvil reducen significativamente este riesgo, ya que no se genera un resguardo con datos tan expuestos. Es una razón de peso para modernizar tus hábitos con el datáfono.
Al final, la seguridad de tus finanzas reside en esos pequeños gestos de desconfianza inteligente. La próxima vez que uses el TPV, la advertencia de Diego Yuñez, “no aceptes la copia del datáfono, es un fraude”, debería resonar en tu cabeza. Porque tomarte dos segundos para comprobar el papel que te dan puede ahorrarte meses de problemas y la desagradable sensación de haber sido estafado delante de tus propias narices.