“Si no lo metes en una bolsa opaca, te graban”: el aviso de Jorge Lunda (39), experto en ciberseguridad, a los huéspedes de Airbnb

La tecnología de espionaje es barata y accesible, permitiendo que cualquiera pueda instalar cámaras ocultas en objetos cotidianos. Medidas sencillas como inspeccionar la red wifi y los objetos de la habitación, junto a proteger el móvil, son clave para la ciberseguridad personal.

La ciberseguridad se ha convertido en esa sombra que nos persigue hasta en vacaciones, un fantasma en el paraíso que nos susurra al oído lo que ya sospechábamos. Lo que nunca imaginamos es que la advertencia más cruda vendría de un experto como Jorge Lunda, quien a sus 39 años nos lanza un jarro de agua fría con una frase lapidaria. Su consejo es tan simple como aterrador, y es que la privacidad en un apartamento turístico puede ser una completa ilusión si no tomas una medida radical.

Aquel sueño de una escapada perfecta puede romperse en mil pedazos con una simple sospecha, con ese mal cuerpo que te invade al pensar que no estás solo. Jorge Lunda insiste en su aviso a los huéspedes de Airbnb: “Si no lo metes en una bolsa opaca, te graban”, una afirmación que resuena con fuerza. Porque, aunque parezca una paranoia de película, la facilidad para instalar dispositivos de vigilancia es alarmante y está al alcance de cualquiera con malas intenciones. ¿Estás seguro de que esa luz roja es solo del detector de humos?

¿ESTAMOS REALMENTE SEGUROS EN UN AIRBNB?

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La confianza es lo primero que metemos en la maleta, pero quizás deberíamos empezar a facturar también una dosis sana de escepticismo. La sensación de hogar que venden estas plataformas choca frontalmente con la advertencia de Jorge Lunda, recordándonos que las paredes oyen y, lo que es peor, ven. Porque en el fondo, estamos durmiendo en la casa de un desconocido, un espacio donde no tenemos ningún control sobre la tecnología instalada previamente. La protección en la red empieza por el mundo físico.

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El problema es que la amenaza es casi invisible, un enemigo silencioso camuflado en la cotidianidad de una habitación. Hablamos de cámaras ocultas en relojes digitales, en cargadores USB de pared, en detectores de humo o incluso en un simple ambientador. La escalofriante advertencia de Lunda, «si no lo metes en una bolsa opaca, te graban», cobra aquí todo su sentido, señalando la vulnerabilidad de nuestros dispositivos y de nuestra propia intimidad en un entorno ajeno. La amenaza a tu ciberseguridad puede estar donde menos te lo esperas.

LA TECNOLOGÍA QUE NOS VIGILA SIN QUE LO SEPAMOS

El avance tecnológico ha democratizado el espionaje, y esa es la clave de esta nueva era de la ciberseguridad donde todos somos potenciales víctimas. Fuente: Freepik
El avance tecnológico ha democratizado el espionaje, y esa es la clave de esta nueva era de la ciberseguridad donde todos somos potenciales víctimas. Fuente: Freepik

Cualquiera puede comprar una microcámara espía por menos de lo que cuesta una cena, dispositivos minúsculos con conexión wifi que retransmiten en directo a cualquier parte del mundo. Esta es la cruda realidad que subyace en el aviso de Jorge Lunda a los huéspedes de Airbnb. Y es que el verdadero peligro no es la tecnología en sí, sino lo increíblemente asequible que resulta para vulnerar la privacidad de los demás sin necesidad de conocimientos técnicos avanzados.

Lo más frustrante es que, legalmente, nos movemos en un terreno pantanoso y lleno de grises. Demostrar que has sido grabado es un proceso complejo y, a menudo, descorazonador, lo que otorga una sensación de impunidad a quien instala estos dispositivos. Por eso, la insistencia de Lunda en meter el móvil «en una bolsa opaca» no es solo un consejo práctico, sino un acto de rebeldía. Ante la duda, la mejor defensa es una buena prevención, un gesto que nos devuelva el control sobre nuestra ciberseguridad.

EL MÓVIL: NUESTRO PEOR ENEMIGO EN LA INTIMIDAD

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El teléfono móvil es una ventana abierta a nuestra vida, un micrófono encendido las 24 horas y una cámara que apunta constantemente hacia nosotros. La recomendación de Jorge Lunda sobre la bolsa opaca va más allá de las cámaras externas; es una llamada de atención sobre nuestros propios aparatos. Y es que el smartphone puede ser activado de forma remota para grabar audio y vídeo sin que nos demos cuenta, convirtiéndose en el espía perfecto al servicio de un tercero.

Pero el riesgo no termina ahí. Las aplicaciones que instalamos, los permisos que aceptamos sin leer y las redes wifi públicas a las que nos conectamos son puertas de entrada para todo tipo de software malicioso. La advertencia de Lunda de que «te graban» es la punta del iceberg de una realidad mucho más compleja. Nuestra vida digital está expuesta, y la protección de nuestros datos personales depende directamente de nuestra higiene digital, un concepto que aún nos suena demasiado lejano y ajeno.

CÓMO CONVERTIRTE EN UN DETECTIVE DE TU PROPIA PRIVACIDAD

Frente a este panorama, la solución no es la resignación, sino adoptar un papel activo en la defensa de nuestra intimidad, aplicando una mínima ciberseguridad personal. Fuente: Freepik
El avance tecnológico ha democratizado el espionaje, y esa es la clave de esta nueva era de la ciberseguridad donde todos somos potenciales víctimas. Fuente: Freepik

No hace falta ser un experto para realizar una primera inspección que puede ahorrarnos un disgusto mayúsculo. Acciones tan sencillas como escanear la red wifi en busca de dispositivos sospechosos o usar la cámara del móvil en modo vídeo para detectar luces infrarrojas en la oscuridad pueden ser reveladoras. Porque, como bien nos recuerda el experto Jorge Lunda, la precaución es la herramienta más poderosa que tenemos a nuestro alcance para evitar que una escapada se convierta en una pesadilla.

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Además de las tácticas digitales, la inspección física sigue siendo fundamental. Revisa enchufes, aparatos electrónicos que no tengan sentido, espejos de doble cara y cualquier objeto decorativo que parezca fuera de lugar. Desconfiar de los cargadores que ya están enchufados es otra regla de oro. «Si no lo metes en una bolsa opaca, te graban», repite Lunda, una máxima que nos empuja a ser proactivos. La ciberseguridad no es solo para empresas, es para personas.

MÁS ALLÁ DE LA BOLSA OPACA: UNA NUEVA FORMA DE VIAJAR

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El consejo de Jorge Lunda sobre la bolsa opaca es, en realidad, una metáfora de un cambio de mentalidad mucho más profundo. Se trata de interiorizar que, en el mundo hiperconectado en el que vivimos, la prudencia digital ya no es una opción, sino una necesidad básica al planificar cualquier viaje. Lejos de ser un acto paranoico, proteger nuestra intimidad es un derecho que debemos ejercer activamente, especialmente cuando estamos fuera de nuestra zona de confort y de nuestro entorno seguro.

Por tanto, no se trata de renunciar a la maravillosa experiencia de viajar y descubrir nuevos lugares, sino de añadir una nueva capa de conciencia a nuestra aventura. Ese simple gesto de guardar el móvil en una bolsa opaca antes de dormir en un apartamento desconocido puede ser el primer paso. Un pequeño ritual que nos recuerda que, aunque el mundo esté lleno de amenazas invisibles, el control sobre nuestra seguridad digital sigue estando en nuestras manos, y que la tranquilidad, a veces, cabe en algo tan simple como una bolsa.

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