La próxima vez que vayas a Mercadona, fíjate bien en el código de barras de ese yogur o de esa bolsa de patatas. Según una de sus empleadas, un pequeño detalle podría desvelarte un secreto que la mayoría de consumidores pasa por alto. Y es que, si encuentras un punto negro, ese producto podría tener las horas contadas en la estantería y su compra quizá no sea la mejor idea. ¿Mito o realidad? Sigue leyendo.
Esta advertencia ha corrido como la pólvora, generando un intenso debate entre los clientes habituales de la cadena de supermercados. ¿Es posible que un simple punto sea una señal oculta sobre la frescura de lo que nos llevamos a casa? La duda está sembrada, porque la gestión de los productos frescos es un pilar fundamental para Mercadona y un tema que preocupa a todos los que llenamos la cesta de la compra.
¿UN CÓDIGO SECRETO EN TU CESTA DE LA COMPRA?
La voz de alarma la dio Marisa, una cajera con años de experiencia en uno de los supermercados más concurridos. Ella asegura que este método es una especie de código interno no oficial. Según su versión, el punto negro alerta a los reponedores de que un lote está próximo a su fecha de caducidad y debe ser vigilado de cerca para su retirada inminente o para aplicarle un descuento por pronta consumición, una práctica habitual en la empresa de supermercados.
La lógica detrás de esta afirmación parece aplastante y ha calado hondo entre los compradores. Al fin y al cabo, todos buscamos los productos más frescos y cualquier ayuda para identificarlos es bienvenida. El problema es que esta revelación sobre cómo funciona Mercadona por dentro transforma el acto cotidiano de hacer la compra en una especie de búsqueda del tesoro donde el consumidor cree tener una ventaja. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?
LA VERDAD SOBRE LAS ETIQUETAS QUE POCOS CONOCEN
Si te fijas con atención, ese misterioso punto negro no es exclusivo de los productos de Hacendado o Deliplus. Aparece en envases de multitud de marcas y supermercados. La explicación, como suele ocurrir, es mucho más lógica y menos alarmante. En realidad, estos círculos de colores son guías de impresión utilizadas en el proceso de fabricación del embalaje y no guardan ninguna relación con el contenido.
Estos símbolos, conocidos técnicamente como «marcas de registro» o «eye marks», aseguran que los colores se impriman en el lugar correcto y que el corte del envase sea preciso. Son una herramienta para las máquinas, no un mensaje para los humanos. Por lo tanto, la calidad y frescura del producto no dependen de estas marcas de impresión, sino de los rigurosos controles de calidad que aplica el gigante de la distribución en toda su cadena logística.
«NO TE FÍES DE TODO LO QUE OYES EN LOS PASILLOS»
Los expertos en logística y embalaje confirman que esta leyenda urbana del punto negro es una de las más extendidas. Nace de la necesidad humana de encontrar patrones y secretos donde no los hay. La realidad es que la trazabilidad de un producto en Mercadona se gestiona con sistemas informáticos muy avanzados que controlan lotes, fechas y rotación en el almacén, sin necesidad de puntos de colores en las etiquetas.
Desde la propia compañía, aunque no suelen entrar a desmentir cada rumor, siempre han insistido en que la única información fiable para el consumidor es la que aparece claramente en el etiquetado. Confiar en este tipo de mitos puede ser contraproducente, ya que la fecha de consumo preferente o de caducidad es el único indicador válido para garantizar la seguridad alimentaria, un compromiso ineludible para el supermercado valenciano.
¿Y QUÉ PASA CON LOS PRODUCTOS A PUNTO DE CADUCAR?
Entonces, si el punto negro no es la señal, ¿cómo gestiona Mercadona los productos que están a punto de cumplir su fecha? La cadena tiene una política muy definida y transparente. Lejos de códigos secretos, los artículos con caducidad próxima se identifican con una llamativa etiqueta amarilla que anuncia una bajada de precio, incentivando su venta rápida para evitar el desperdicio alimentario y ofreciendo un ahorro al cliente.
Esta estrategia es visible para todos y forma parte de su compromiso con la sostenibilidad. Además, lo que no se logra vender por esta vía no se tira. Cada día, Mercadona dona los alimentos aptos para el consumo, pero no para la venta, a más de 500 comedores sociales y bancos de alimentos en toda España. Una labor silenciosa que demuestra un sistema de gestión mucho más eficaz que cualquier punto impreso en un paquete.
LA PRÓXIMA VEZ QUE VAYAS A MERCADONA, FIJA TUS OJOS EN ESTO
Así que la próxima vez que te encuentres en los pasillos del súper, olvídate de buscar señales crípticas en los códigos de barras. La verdadera clave para una compra inteligente no está en los mitos. En su lugar, dedica unos segundos a revisar la fecha de caducidad real del producto, que por normativa debe ser siempre clara y legible. Ese es el único dato que te garantiza la máxima frescura que esperas de Mercadona.
El verdadero poder del consumidor reside en la información, no en los secretos. Observa el aspecto del envase, comprueba la integridad del producto y confía en los datos oficiales que te ofrece la etiqueta. Al final, hacer la compra en Mercadona es una experiencia basada en la confianza y en la eficiencia de su sistema, un modelo que busca simplificar la vida de sus «jefes», como denominan a sus clientes, y no complicarla con acertijos.