Hay un alimento que millones de españoles compran pensando que es una opción ‘light’ y saludable, pero que podría estar saboteando silenciosamente su salud cardiovascular. La advertencia es contundente y viene de una voz autorizada, la doctora Inés Losa, internista con más de cuatro décadas de experiencia. Para ella, ese producto que tienes en la nevera está tapando tus arterias sin que te des cuenta. ¿Y si te dijera que probablemente lo has consumido hoy mismo?
La afirmación de la doctora Losa es de las que hielan la sangre: el 90% de sus pacientes lo consume a diario. Lo más inquietante es que este comestible se esconde bajo una falsa apariencia de aliado para mantener la línea. Lo elegimos en el supermercado con la mejor de las intenciones, pero lo que no sabemos es que su composición esconde un peligro real para nuestro sistema circulatorio, un enemigo que trabaja en silencio. La pregunta es inevitable: ¿lo tienes tú también en casa?
¿UN ENEMIGO SILENCIOSO EN LA LISTA DE LA COMPRA?
Durante décadas, nos vendieron la idea de que las grasas eran el enemigo público número uno y que debíamos sustituirlas por alternativas vegetales más ligeras. Así, un determinado tipo de margarina, baja en grasas saturadas, se convirtió en la reina de las tostadas. Sin embargo, como advierte la doctora Inés Losa, ese producto ‘light’ que tienes en la nevera está tapando tus arterias y se ha convertido en un riesgo normalizado en nuestra dieta.
El secreto oscuro de este ingrediente reside en su proceso de fabricación: la hidrogenación parcial de aceites vegetales. Este tratamiento industrial se diseñó para solidificar las grasas líquidas, mejorando su textura y alargando su vida útil. El problema, como bien saben los expertos, es que este proceso genera las temidas grasas trans, un tipo de lípido que nuestro organismo no sabe cómo procesar correctamente y que se acumula en las arterias.
EL VERDADERO COSTE DE LO «SALUDABLE»

Las grasas trans son un auténtico caballo de Troya para nuestro perfil lipídico. Su consumo eleva los niveles de colesterol LDL, conocido popularmente como el «colesterol malo», mientras que, para colmo, reduce el colesterol HDL o «bueno. La doctora Losa es tajante al respecto: el 90% de sus pacientes que lo consume a diario presenta un perfil de riesgo cardiovascular preocupante, a menudo sin ser conscientes de la causa principal que lo provoca.
Pero el daño no termina ahí. Esta sustancia también promueve un estado de inflamación crónica en los vasos sanguíneos, el caldo de cultivo perfecto para la aterosclerosis. Este proceso consiste en el endurecimiento y estrechamiento de las arterias por la acumulación de placas de grasa. A largo plazo, este taponamiento progresivo es la antesala de infartos y accidentes cerebrovasculares, dos de las principales causas de mortalidad en nuestro país.
LA GRAN PARADOJA DE LAS DIETAS MODERNAS
Uno de los mayores peligros de este tipo de productos es el «efecto halo» que generan. Al percibirlo como un alimento saludable, muchas personas se sienten con la libertad de consumir más cantidad, anulando cualquier posible beneficio calórico. «El 90% de mis pacientes lo consume a diario creyendo que se cuida», insiste la doctora Inés Losa, señalando que esta falsa sensación de seguridad es una de las barreras más difíciles de derribar en consulta.
Además, la presencia de grasas hidrogenadas no se limita solo a las tarrinas de margarina que imitan a la mantequilla. Se esconden en una infinidad de ultraprocesados que llenan nuestra cesta de la compra sin que nos demos cuenta. Bollería industrial, galletas, precocinados, aperitivos salados… muchos platos que consideramos inofensivos pueden contener este ingrediente nocivo, convirtiendo nuestra dieta en un campo de minas para la salud arterial.
¿CÓMO DETECTAR AL CULPABLE EN EL SUPERMERCADO?

La industria alimentaria es experta en camuflar la información, pero hay un término que nunca falla para delatar a este enemigo: «grasas parcialmente hidrogenadas». Si ves estas palabras en la lista de ingredientes, no lo dudes y deja el producto en la estantería. Como afirma la doctora Losa, el simple gesto de leer la composición puede ser más efectivo que muchas medicinas, ya que la prevención es el pilar fundamental de la salud cardiovascular.
La buena noticia es que existen alternativas deliciosas y verdaderamente saludables. El aceite de oliva virgen extra, el aguacate, los frutos secos o incluso la mantequilla tradicional, consumida con moderación, son opciones infinitamente superiores. La clave está en priorizar siempre las grasas en su estado natural y apostar por una nutrición basada en comida real y no en sucedáneos procesados, un cambio que tu corazón agradecerá de por vida.
EL FUTURO DE TU CORAZÓN ESTÁ EN JUEGO

Cada tostada y cada bocado cuentan. La advertencia de la doctora Inés Losa, «el alimento ‘light’ que tienes en la nevera está tapando tus arterias», no es una exageración, sino el eco de lo que ve cada día en su consulta. Pensar en la salud cardiovascular no es algo que debamos dejar para la vejez, sino una responsabilidad diaria. La acumulación silenciosa de placa arterial comienza en la juventud y las decisiones que tomamos hoy determinarán nuestra calidad de vida mañana.
No se trata de demonizar un único producto, sino de entender el mensaje de fondo y tomar las riendas de nuestra alimentación. La próxima vez que abras la nevera, pregúntate si lo que ves dentro realmente cuida de ti. Porque, al final del día, la elección entre un sustento que te nutre y uno que te daña es tuya, y es una de las decisiones más importantes que tomarás por tu bienestar y el de tu familia.