La migraña, ese dolor de cabeza intenso y recurrente que afecta a millones de personas en todo el mundo, fue el tema central de un reciente video en YouTube protagonizado por el Dr. Manuel Manzano, microbiólogo y divulgador científico. En su intervención, el especialista lanzó una afirmación que ha generado revuelo entre los seguidores de la vida saludable: “Si padeces migraña, olvídate de tomar aguacate, a no ser que te guste tener un dolor fuerte de cabeza”. Sus palabras no solo llamaron la atención por lo tajante de la recomendación, sino porque cuestionan uno de los alimentos más populares en las dietas modernas.
En el video, que forma parte de un espacio dedicado a resolver dudas sobre nutrición y salud, el Dr. Manzano explica que aunque el aguacate es un alimento con múltiples beneficios, no es apto para todos. Su análisis se centra en cómo ciertos compuestos pueden resultar perjudiciales para personas con migraña u otras condiciones específicas, desmontando la idea de que lo natural siempre es sinónimo de inofensivo. Con un lenguaje claro y ejemplos prácticos, el microbiólogo logró poner sobre la mesa un debate que muchos desconocían: la relación entre la dieta y la frecuencia de los ataques de migraña.
1El culpable oculto en el aguacate

Según el Dr. Manzano, uno de los principales motivos por los que el aguacate puede agravar la migraña es su contenido en tiramina, una sustancia natural que se forma cuando ciertos alimentos maduran o se fermentan. En personas susceptibles, este compuesto puede alterar los niveles de serotonina y provocar una dilatación de los vasos sanguíneos del cerebro, lo que desencadena el característico dolor pulsante. Por eso, quienes sufren migrañas frecuentes deberían vigilar el consumo de alimentos ricos en tiramina como el queso curado, el vino tinto y, sorprendentemente, el aguacate.
El especialista insiste en que no se trata de demonizar el alimento, sino de comprender cómo reacciona cada cuerpo. En el caso de la migraña, la alimentación juega un papel crucial, y aunque muchos asocian los ataques únicamente con el estrés o los cambios hormonales, la dieta es un desencadenante clave. Por eso, recomienda llevar un registro de los alimentos consumidos antes de cada episodio para identificar patrones y ajustar el menú en consecuencia.