“La solución para combatir los virus está en tu dieta”: Dr. Mauricio Vega (39), neumólogo, revela los 6 alimentos clave

Cuidar la dieta con alimentos nutritivos se convierte en un factor clave para mantener a raya los resfriados de estación. Y seguro te preguntarás, ¿por qué? Para nadie es un secreto que la llegada del otoño es la temporada predilecta donde los virus golpean con más fuerza; un momento perfecto para reflexionar sobre cómo cuidas tu sistema inmunológico. Incluso, muchas investigaciones revelan una verdad que muchas personas que no apoyan el consumo de carne se niegan a aceptar.

Resulta que la falta de proteína en el organismo es un error garrafal que puede costarte muy caro. Los expertos en nutrición que comparten sus consejos en redes sociales y que también han aportado en artículos científicos, aseguran que un descuido dietético marcan la diferencia entre un resfriado constante o una vida plena y cargada de energía. Además, no solo los profesionales de la salud lo aseguran, los entrenadores de gimnasio siempre aconsejan una alimentación balanceada, pero con la balanza tirando más hacia la proteína.

LA PROTEÍNA ES CLAVE EN CUALQUIER DIETA

La proteína es clave en cualquier dieta
Fuente: Canva

La proteína no es únicamente un componente para desarrollar músculo; también es la base de un sistema inmunológico robusto, por eso es tan importante en tu dieta. Estudios como los publicados en The American Journal of Clinical Nutrition (2021) aseguran que una dieta que incluya la ingesta de 1.2 a 2.0 gramos por kilo de peso corporal, puede llegar a marcar la diferencia en cómo nuestro cuerpo combate infecciones. Este nutriente, en el otoño, se transforma en una suerte de escudo olvidado que muchos podrían estar pasando por alto, exponiendo sus defensas al clima cuando los virus como la gripe y el resfriado común se propagan.

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El consumo de carne, pescado y huevo es indispensable en tu dieta. De esta forma, los virus otoñales que están al acecho seguirán de largo. Por su parte, las fuentes de proteína vegetal como garbanzos, quinoa y lentejas son las más potentes para «casi» igualar la calidad de la proteína de origen animal. Esto se debe a que muchas son incompletas y requieren combinarlas con otros alimentos para aprovechar las ventajas. Mientras que los pescados grasos como el salmón, son una fuente de proteína que también es rica en omega-3, un plus para la salud cardiovascular.

ANTIBIÓTICOS NATURALES PARA EL ORGANISMO

Antibióticos naturales para el organismo
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Le sigue la miel de Manuka cruda, quien encabeza la lista de alimentos curativos para alivian la digestión, y deberías incluir en tu dieta. Su contenido en metilglioxal la transforma en un agente antibacteriano potente y único; ya que proviene de la flor de Manuka, que solo se produce en Nueva Zelanda y en algunas regiones de Australia. Sin embargo, en Europa, específicamente en España, la puedes conseguir en tiendas de herbolaria y mercadillos locales. Con tomar una cucharadita diaria en ayunas, refuerzas por completo tu sistema inmunológico y alivias el dolor de garganta.

Por su parte, las grasas saludables del aceite de coco funcionan como un potente antimicrobiano. Este equilibra la microbiota intestinal y aportan energía rápida al organismo; incluso, el aceite de coco es conocido en el mundo de la ciencia y la salud como un quemador de grasas, y favorece la claridad mental. Para integrarlo a tu rutina solo añade una cucharada (entre 10 y 15 ml) en tu café de la mañana, o como sustituto de la mantequilla en las tostadas. Y por último, las almendras remojadas contribuyen a una digestión más regular.

Con los virus estacionales al acecho, la reflexión sobre cómo cuidas tus defensas revela que no solo la carne es vital en la dieta, alimentos ricos en vitamina C y antioxidantes completan la lista de lo necesario para reforzar tu sistema inmunológico. De esta forma, la ingesta de proteína animal se corona como un factor indispensable para mantener a raya los resfriados de vuelta a la rutina. Desde carnes, pescados y huevos, hasta lentejas y garbanzos, todos aportan proteína, aunque todo recae en la calidad que la de origen animal ofrece tras su consumo.

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