La DGT introduce una “pregunta trampa” en el examen práctico: un examinador revela por qué suspende casi todos

Hay un detalle en el examen práctico que muchos aspirantes pasan por alto. No se trata de una maniobra complicada, sino de algo que ocurre antes de arrancar.

La DGT ha ajustado el foco en un aspecto del examen práctico que está dejando a muchísimos aspirantes con un sabor amargo antes incluso de meter primera. Lo que parece un simple trámite inicial se ha convertido en un filtro inesperado, una serie de preguntas sobre el vehículo que pueden empezar a restar puntos desde el minuto cero, y que muchos desconocen por completo que existen. ¿Te imaginas jugarte el apto por no saber dónde está la varilla del aceite?

Esa sensación de nervios y euforia al sentarte en el coche del examen de conducir se puede venir abajo de repente. Has practicado mil veces el aparcamiento y dominas las rotondas, pero el examinador te sorprende con una petición: «¿Podría indicarme dónde se comprueba el líquido refrigerante?». Y ahí, en ese instante, comienza para muchos una prueba para la que nadie les había preparado, un momento de duda que puede marcar el resto del examen práctico y tu futuro carnet de conducir.

¿UN FILTRO SECRETO ANTES DE ARRANCAR?

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Justo cuando crees que lo único que te separa de la ansiada «L» es demostrar tu pericia al volante, llega la calma que precede a la tormenta. El examinador, con la tablet en la mano, te pide realizar una de las llamadas «comprobaciones previas», una verificación aleatoria que forma parte oficial de la prueba. El problema es que muchas autoescuelas no dan la debida importancia a este apartado, centrando la formación en la conducción pura y dura.

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No busques conspiraciones ni afán recaudatorio en este endurecimiento de la DGT. La realidad es mucho más sencilla y lógica de lo que parece a simple vista: se busca fomentar una conducción más responsable desde la base. Saber que los neumáticos tienen la presión correcta o que el nivel de aceite es el adecuado son conocimientos fundamentales para la seguridad vial en el día a día, y Tráfico quiere asegurarse de que los nuevos conductores los posean.

LAS COMPROBACIONES QUE NADIE TE CONTÓ

La lista de posibles preguntas que el examinador puede formular es más extensa de lo que la mayoría imagina, abarcando desde elementos de seguridad hasta mecánica básica. Pueden pedirte que acciones el claxon, que enciendas las luces antiniebla, que expliques cómo se regula un retrovisor o que muestres la documentación del vehículo. Son tareas aparentemente sencillas, pero el desconocimiento de estos elementos básicos del coche genera una primera impresión muy negativa.

El propósito final de la Dirección General de Tráfico no es crear mecánicos expertos, sino conductores conscientes de que el vehículo requiere una atención mínima para funcionar de forma segura. Ignorar un testigo de avería o circular con una luz fundida no es una anécdota, sino un riesgo. Por ello, la DGT insiste en que entender el coche que se conduce es una parte inseparable de la propia conducción, una filosofía que ahora se refleja claramente en el examen.

«NO ES UNA PREGUNTA TRAMPA, ES SENTIDO COMÚN»

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Desde la perspectiva de quien evalúa, la reacción del aspirante ante estas preguntas es muy reveladora y dice mucho sobre su actitud. Un examinador con décadas de experiencia a sus espaldas comenta que no se trata de poner trampas, sino de aplicar el reglamento. «Cuando alguien no sabe abrir el capó, demuestra una falta de interés y de preparación que va más allá de no saberse una norma«, explica de forma anónima.

Este enfoque de la DGT pretende que el alumno entienda que obtener el permiso de conducir es asumir una gran responsabilidad, no solo aprender a mover un coche del punto A al punto B. El vehículo es una máquina compleja y conocer sus componentes más básicos es esencial. Por eso, un conductor que se preocupa por revisar su coche antes de un viaje largo es un conductor más seguro, y ese es el perfil que se busca promover.

¿CÓMO AFECTA ESTO A TU APTO?

Fallar en una de estas comprobaciones iniciales se califica, en la mayoría de los casos, como una falta leve. El problema reside en que el examen práctico tiene un baremo muy estricto: con diez faltas leves, el resultado es «no apto». Por lo tanto, empezar la prueba arrastrando ya uno o dos fallos por este motivo te deja con un margen de error mínimo para la parte de circulación.

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Más allá de la puntuación, el impacto psicológico es innegable y es un factor clave que la DGT sabe que influye. Empezar el examen con un error de este tipo genera una ansiedad que puede llevar a cometer más fallos después, creando un efecto dominó. Sentir que has empezado con mal pie puede destrozar la confianza del aspirante más preparado y seguro de sí mismo, convirtiendo un pequeño tropiezo en la causa principal del suspenso final.

LA CLAVE PARA SUPERAR EL EXAMEN A LA PRIMERA

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La mejor estrategia para que esta «pregunta trampa» no te pille por sorpresa es la anticipación y la curiosidad, una preparación que va más allá de las maniobras de examen. Exige a tu profesor de autoescuela que te dedique unos minutos en cada clase a explicarte el funcionamiento de las luces, los mandos y lo que hay bajo el capó. No tengas reparo en preguntar, la proactividad del alumno es fundamental para llegar al examen con garantías de éxito.

En definitiva, la DGT no ha inventado un nuevo obstáculo, simplemente está poniendo en valor una parte del aprendizaje que siempre estuvo ahí pero que a menudo quedaba en un segundo plano. Asumir que el conocimiento del vehículo es tan importante como saber callejear o aparcar es el cambio de mentalidad necesario. Al final, el objetivo no es solo aprobar un examen, sino convertirse en un conductor competente y seguro que tiene el control real de su vehículo, un principio básico de la seguridad vial que nunca deberíamos olvidar.

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