El COVID ha sido protagonista de una de las mayores transformaciones científicas y sanitarias de nuestro tiempo. Lo que comenzó como una carrera mundial por desarrollar vacunas eficaces podría estar abriendo una nueva puerta en la medicina moderna. Investigadores han descubierto que las vacunas de ARN mensajero contra el COVID podrían ofrecer un beneficio inesperado: aumentar la supervivencia en pacientes con cáncer. El hallazgo, presentado durante el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica en Berlín, ha generado una ola de esperanza entre oncólogos e inmunólogos, que ven en este fenómeno una posible revolución en los tratamientos.
Aunque los resultados aún son preliminares y se necesita confirmar su eficacia en ensayos clínicos más amplios, los primeros datos son sorprendentes. Según el estudio difundido por NBC News, los pacientes con cáncer que habían recibido una vacuna de ARNm contra el COVID dentro de los 100 días previos al inicio de su inmunoterapia vivieron, de media, casi el doble de tiempo que aquellos no vacunados. Una observación que, más allá de la coincidencia, apunta a un vínculo profundo entre las defensas activadas por la vacuna y la capacidad del organismo para combatir los tumores.
1Un hallazgo que podría cambiar la oncología moderna

El COVID ha obligado a la comunidad científica a mirar de cerca el potencial del ARN mensajero, una tecnología que hasta hace poco se consideraba experimental. Ahora, los expertos empiezan a comprender que este mismo principio, utilizado para enseñar al sistema inmunitario a reconocer al coronavirus, podría también entrenarlo para identificar células tumorales. En los experimentos realizados, tanto en humanos como en modelos animales, se observó que las vacunas de ARNm “sobreactivan” el sistema inmunitario, generando una respuesta más intensa frente a los tumores.
Este “efecto faro”, como lo describen los investigadores, se debe a la activación de las células dendríticas, los centinelas naturales del sistema inmunitario. Al recibir el estímulo del ARNm, estas células emiten señales que guían a las células T, encargadas de destruir las amenazas. En los pacientes con cáncer, este proceso podría ser la clave para potenciar la eficacia de la inmunoterapia. “Estamos aprovechando un proceso natural que el cuerpo ya sabe utilizar para defenderse”, explicó Jeff Coller, experto en biología del ARN en la Universidad Johns Hopkins.