Cada presentación en la Feria Internacional de Defensa y Seguridad (FEINDEF) es un termómetro del futuro militar para España y sus nuevos planes para el Ministerio de Defensa que dirige la veterana Margarita Robles, que debe hacer frente a los nuevos retos geoestratégicos que debe afrontar nuestro país. Dentro de este contexto del resurgir de la industria bélica en Españas está el grupo español Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) que estos días trata de poner en valor el Ferox 6×6 como un manifiesto de soberanía tecnológica de nuestro país. Este Vehículo de Combate Blindado a Rueda (VCBR) no aspira simplemente a ser un vehículo más, sino a convertirse en el socio estratégico y vital del programa VCR 8×8 Dragón que lidera , cimentando una nueva era de protección y potencia de fuego nacional para el Ejército de Tierra.
En referencia a esto, el Ferox es un coloso de 27 toneladas concebido en su esencia para operar en los entornos más hostiles y escenarios de máxima intensidad. Su diseño integra la robustez necesaria para resistir las amenazas asimétricas con la tecnología de punta desarrollada íntegramente en España, prometiendo una combinación letal que ya está siendo analizada por los estrategas militares.
POTENCIA Y MOVILIDAD SIN LÍMITES
La capacidad de un vehículo para operar eficazmente en combate comienza por su motorización y su sistema de rodaje. El Ferox alberga en sus entrañas un motor capaz de desplegar unos impresionantes 600 caballos de potencia (hp), generando un par motor de 1900 Nm. Esta fuerza no es accesoria; es la garantía de que sus 27.000 kilogramos de blindaje puedan moverse con agilidad, alcanzando una velocidad máxima de 100 km/h, una cota sobresaliente para un blindado de su masa.
Además de su potencia, la autonomía operacional es fundamental para la profundidad táctica. Con un radio de acción que le permite recorrer hasta 700 km sin repostar, el Ferox asegura la continuidad de las misiones más allá de las bases de suministro.
Donde realmente reside la inteligencia de su diseño es en su tren de rodaje, construido para dominar cualquier orografía. La suspensión es totalmente independiente, permitiendo que cada rueda absorba las irregularidades del terreno de forma aislada, lo que se traduce en una tracción, estabilidad y confort de marcha excepcionales. Esta capacidad todoterreno se ve reforzada por los neumáticos run-flat y un sistema de inflado centralizado que permite a la tripulación optimizar la presión de las ruedas al instante para transitar sobre arena, barro o terrenos pedregosos.
Pero quizás el rasgo más innovador en términos logísticos es su sistema de geometría variable. Esta característica singular permite al Ferox ajustar su ancho, adaptándose a las distintas infraestructuras de transporte, desde el despliegue ferroviario hasta la carga en aeronaves pesadas como el A400M. Esta adaptabilidad minimiza la huella logística y simplifica drásticamente su despliegue en teatros de operaciones internacionales.

SUPERVIVIENCIA DE VANGUARDIA
La razón de ser de un VCBR es proteger a su tripulación y a la infantería transportada. En este aspecto, el Ferox se presenta como un verdadero búnker móvil. Su arquitectura está basada en un diseño modular que permite escalar la protección balística y antiminas según las amenazas específicas de la misión.
El epicentro de esta supervivencia radica en el diseño de su estructura inferior: un casco en forma de ‘V’. Este diseño, ya probado en combate, es crucial para desviar la fuerza expansiva de las explosiones de Minas y Artefactos Explosivos Improvisados (IEDs), garantizando la máxima supervivencia del personal en el interior.
A esto se suma la capacidad del Ferox para pasar desapercibido en el campo de batalla moderno. El vehículo ha sido dotado de una baja firma térmica y de radar, un factor crítico en el combate avanzado. Esta característica stealth dificulta enormemente su detección, fijación y, por ende, el impacto por parte de misiles antitanque guiados por calor, elevando su nivel de supervivencia por encima de la media de su categoría.
Con unas dimensiones de casi 7 metros de largo y un peso total de 27 toneladas, el Ferox está diseñado para albergar una tripulación de 3 personas (comandante, artillero y conductor) y puede transportar con seguridad hasta 9 soldados de infantería completamente equipados. Además, ostenta una robusta capacidad de carga útil de 4 toneladas, permitiendo la instalación de módulos de misión y armamento pesado.
TECNOLOGÍA ESCRIBANO: PRECISIÓN Y POTENCIA DE FUEGO ESPAÑOLAS
La verdadera impronta española del Ferox se encuentra en su paquete tecnológico y de armamento, enteramente gestionado por EM&E. El vehículo está coronado por el sistema de armas Guardian 2.0 Pro, una Estación de Armas Remota (RWS) de diseño y producción nacional que representa la cúspide de la integración electrónica.
Esta torre no tripulada permite a la dotación manipular el armamento desde la seguridad del habitáculo, lo cual es ya un estándar en la protección de la tripulación. Pero la RWS va más allá en su versatilidad, pudiendo integrar desde ametralladoras pesadas de 12.7 mm hasta lanzagranadas automáticos, pasando por cañones de calibre medio e incluso misiles antitanque. Esta capacidad multipropósito dota al Ferox de una potencia de fuego sin rival en su segmento.
La precisión operativa se eleva gracias a la sofisticada electrónica embarcada. El sistema incorpora telemetrolás y una cámara MWIR refrigerada de tercera generación, todo ello asistido por una calculadora balística que garantiza una puntería exacta. Además, la compatibilidad total con GPS y, sobre todo, la implementación del sistema de combate Hunter Killer, facilitan una coordinación letal. Este sistema permite al comandante buscar y designar nuevos objetivos mientras el artillero neutraliza el objetivo actual, reduciendo el tiempo de reacción en situaciones de alto estrés y multiplicando la efectividad del vehículo en entornos urbanos y de guerra de maniobra.

ROL DENTRO DEL EJÉRCITO DE TIERRA ESPAÑOL
El Ferox 6×6 no llega para competir, sino para complementar y actuar como un facilitador dentro de la modernización militar. Su función principal es servir de vehículo de apoyo (Bar/MRAP), creando una sinergia operativa con la futura flota de VCR 8×8 Dragón.
En las misiones internacionales, su configuración se vuelve indispensable. La alta resistencia a las minas y los IEDs lo convierte en la plataforma ideal para la vigilancia y patrulla en zonas de conflicto, así como para la escolta y protección de convoys, asumiendo las lecciones aprendidas por las Fuerzas Armadas en escenarios como Afganistán o Líbano. Es, en esencia, un vehículo optimizado para la naturaleza asimétrica de la guerra contemporánea.
Su arquitectura modular, sin embargo, abre la puerta a roles mucho más especializados y críticos. Podría ser configurado como una plataforma antidrón (C-UAS), integrando guerra electrónica y sensores para la defensa contra sistemas aéreos no tripulados. También podría transformarse en una ambulancia blindada (MEDEVAC), proporcionando la máxima protección a los equipos sanitarios que realizan evacuaciones bajo fuego. Incluso se postula para servir como puesto de mando móvil (C4I), utilizando su amplio espacio interno para albergar sistemas de comunicación avanzados para el mando y control táctico.
Finalmente, el Ferox está en posición de asumir misiones que actualmente recaen sobre vehículos más antiguos y con menor protección, como el venerable BMR 6×6, permitiendo a este último retirarse de los entornos de máximo riesgo gracias a la protección superior del nuevo blindado.

LUCES Y SOMBRAS: ANÁLISIS DE LA ADOPCIÓN
Desde una perspectiva estratégica, las ventajas del Ferox son determinantes. La soberanía tecnológica que implica su fabricación en España, la máxima supervivencia gracias a su protección antiminas de vanguardia, y el poder de fuego nacional que le confiere el Guardian 2.0 Pro, son argumentos de peso irrefutables. La adaptabilidad logística que ofrece su sistema de geometría variable es una ventaja operativa que simplifica las misiones transfronterizas.
No obstante, la excelencia tecnológica y la robustez tienen un precio, y la integración del Ferox conlleva consideraciones logísticas y financieras que deben ser abordadas. Su peso de 27 toneladas, si bien es garantía de seguridad, restringe su despliegue aéreo a aeronaves de gran capacidad y puede limitar su transitabilidad en ciertas infraestructuras civiles. Por otro lado, la alta tecnología embarcada (suspensión activa, electrónica avanzada, RWS) conlleva un alto costo de adquisición y mantenimiento, significativamente superior al de vehículos blindados más básicos.
Además, la introducción de una plataforma tan compleja requiere una inversión sustancial en la formación de nuevas tripulaciones y técnicos de mantenimiento, lo que representa una curva de aprendizaje que el Ejército deberá asumir.
En resumen, el Ferox 6×6 de EM&E se consolida como una de las propuestas más sólidas y estratégicas para la modernización de las Fuerzas Armadas españolas. Representa un testimonio de la capacidad industrial asentada en Jaén y una promesa de supervivencia y eficacia para los soldados españoles en cualquier teatro de operaciones. La gestión de su complejidad logística y el compromiso presupuestario serán los factores clave que determinarán el éxito de su adopción en la próxima década.