Los gatos son ese compañero silencioso y enigmático que llena los hogares con su calma y elegancia, y podrían ser mucho más beneficiosos de lo que imaginamos. Más allá de su valor emocional, un reciente estudio científico apunta a que tener un gato podría reducir de manera significativa el riesgo de sufrir un infarto. Así lo asegura el cardiólogo argentino Mariano Napoli, de 33 años, quien explicó en un video publicado en su cuenta de Instagram que convivir con un gato puede disminuir hasta en un 37% la mortalidad por problemas cardíacos.
Los gatos no solo aportan compañía o serenidad, sino que, según las investigaciones, tienen un efecto directo sobre el sistema cardiovascular. Al acariciar a un gato o escuchar su ronroneo, el cuerpo humano experimenta una disminución del estrés, una baja en la presión arterial y una mayor estabilidad del ritmo cardíaco. Este conjunto de reacciones podría explicar por qué la presencia de un gato tiene un impacto tan positivo en la salud del corazón.
2Dos décadas de estudio y resultados sorprendentes

La investigación de la Universidad de Minnesota se desarrolló durante más de 20 años y contó con la participación de 4.435 personas, de las cuales el 55% tenía o había tenido un gato. Con los resultados, después de ajustar variables como la edad, el peso, el tabaquismo o la presión arterial, se comprobó que quienes convivían con gatos tenían un riesgo significativamente menor de morir por infarto o accidente cerebrovascular.
Además, los científicos observaron una disminución general de las enfermedades cardiovasculares, incluido el ictus, en los dueños de gatos. Esto refuerza la hipótesis de que adoptar un gato podría convertirse en una medida preventiva eficaz para quienes tienen factores de riesgo cardíaco. No se trata solo de compañía, sino de una relación que repercute directamente en la fisiología del cuerpo humano.