El pueblo de Extremadura con una muralla única en España que en otoño se viste de oro

Conoce este mágico rincón de Extremadura que además de ser una joya durante todo el año, en otoño se transforma y se viste de colores hermosos que querrás capturar.

Extremadura guarda en el corazón de Cáceres una joya poco conocida, pero imposible de olvidar para quien la visita. Se trata de Galisteo, una villa medieval rodeada por una muralla única en toda España, construida con cantos rodados del río Jerte y argamasa. Su origen se remonta al siglo XIII, en tiempos del dominio almohade, y a pesar de los siglos, se conserva casi intacta, abrazando al pueblo como si el tiempo no hubiera pasado. En otoño, este rincón de Extremadura se transforma; los caminos que rodean sus muros se tiñen de tonos dorados, ocres y rojizos, creando una estampa de cuento que deslumbra tanto a senderistas como a peregrinos que recorren la Vía de la Plata.

Desde el ayuntamiento lo describen como “el mayor tesoro” del municipio, y no es exageración. Galisteo es uno de esos pueblos que parecen detenidos en la historia, donde cada piedra tiene algo que contar. Su muralla no solo protege casas y calles, sino también la esencia de una región que ha sabido mantener su identidad a lo largo de los siglos. Extremadura, siempre fiel a su pasado, encuentra en este pequeño enclave un reflejo de su grandeza cultural, su legado árabe y su amor por la tradición.

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Galisteo, la joya discreta de Extremadura

“La Picota, torre de la villa de Galisteo”. Fuente: Wikipedia

Aunque muchos relacionan Extremadura con el Valle del Jerte o con las dehesas de Cáceres, Galisteo se alza como un destino que no necesita comparaciones. Su historia, su arquitectura y su entorno lo convierten en un lugar imprescindible para los que buscan autenticidad. Declarado Bien de Interés Cultural y considerado uno de los pueblos más bonitos de Cáceres, este enclave guarda el alma de la región en cada rincón.

En otoño, cuando la luz dorada cae sobre sus murallas y el aire huele a tierra húmeda y hojas secas, Galisteo se convierte en un escenario perfecto para perderse sin prisa. Extremadura, con su mezcla de silencio, historia y naturaleza, regala aquí una de sus estampas más bellas. Y quienes se aventuran más allá de los destinos turísticos de siempre descubren que, entre los muros de piedra y los caminos dorados, late el verdadero espíritu de esta tierra noble y eterna.

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