Fallece el teniente coronel Antonio Tejero figura clave de la historia moderna de España

Nacido el 30 de abril de 1932 en Alhaurín el Grande (Málaga), la biografía de Antonio Tejero queda marcada de forma indeleble por el fallido golpe de Estado del 23-F.

El teniente coronel de la Guardia Civil en la reserva, Antonio Tejero Molina, el protagonista más notorio de la irrupción armada en el Congreso de los Diputados que paralizó la Transición española el 23 de febrero de 1981, ha fallecido en Valencia. Según fuentes familiares, el nonagenario, de 93 años de edad, recibió la extremaunción en la noche de ayer en la residencia de un familiar en la Comunidad Valenciana, donde residía desde hace unos años.

Su avanzada edad ha deteriorado seriamente su salud, y el desenlace era esperado para quien fuera la figura visible de la intentona golpista que, paradójicamente, terminó por apuntalar la joven democracia española.

ICONO FRANQUISTA

Nacido el 30 de abril de 1932 en Alhaurín el Grande (Málaga), la biografía de Antonio Tejero queda marcada de forma indeleble por el fallido golpe de Estado del 23-F. Su carrera en la Guardia Civil se truncó en la madurez, cuando su oposición frontal a la Transición democrática le llevó a ser uno de los principales cabecillas de la asonada.

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La imagen de Tejero, encaramado al estrado del hemiciclo, tricornio puesto y pistola en mano, gritando su orden de «¡Quieto todo el mundo!» a los diputados, es un hito gráfico y sonoro que representa el último intento violento de los sectores ultraconservadores de frenar el avance constitucional iniciado tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.

No era la primera vez que el teniente coronel participaba en una conjura contra el nuevo sistema político. Tres años antes del 23-F, en 1978, ya se había visto envuelto en la conocida como «Operación Galaxia», otra intentona golpista que también fracasó y por la que fue sancionado.

23-F

El 23 de febrero de 1981 Europa Press estuvo al pie de la noticia para informar de todo lo relacionado con el golpe de Estado frustrado en el Parlamento español. Esta especial cobertura informativa dio lugar a primicias y exclusivas, a graves momentos de tensión y también a anécdotas curiosas e incluso divertidas.

DESAFÍO DE LA DEMOCRACIA

El golpe de 1981 representó el mayor desafío y el momento de mayor crisis institucional que afrontó la recién estrenada democracia española. Durante unas horas, el destino del sistema constitucional se mantuvo en vilo. Sin embargo, el fracaso de la acción, precipitado por la firmeza en la condena por parte del rey Juan Carlos I como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, supuso la derrota definitiva de la tradición militarista golpista.

A partir de aquel momento, la posibilidad de un golpe de Estado militar dejó de ser una amenaza real en la política nacional. El 23-F, al ser superado, actuó como un punto de inflexión que consolidó las instituciones democráticas, dejando claro que el camino de la Constitución de 1978 era irreversible.

CONDENA, CÁRCEL Y EXPULSIÓN

Las consecuencias directas de su acto fueron severas para Tejero y el resto de golpistas. El teniente coronel fue juzgado y condenado por el Consejo Supremo de Justicia Militar por un delito de rebelión militar consumada, imponiéndose la pena más alta: 30 años de prisión. Además de una multa económica, fue expulsado de la Guardia Civil y despojado de todos sus honores militares.

Tejero cumplió más de la mitad de su condena, permaneciendo encarcelado durante más de quince años. Finalmente, obtuvo la libertad condicional el 3 de diciembre de 1996, tras haberse acogido a beneficios penitenciarios por trabajos realizados durante su reclusión.

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Pese al aislamiento político en el que se vio inmerso, el teniente coronel intentó mantener una presencia en la vida pública: en 1982, fundó desde la cárcel un partido de extrema derecha, «Solidaridad Española», para concurrir a las elecciones generales, si bien la formación no logró obtener representación parlamentaria, confirmando su irrelevancia política.

Tejero en el Congreso de los Diputados, durante el intento de Golpe de Estado de 1981 (Fuente: Agencias)
Tejero en el Congreso de los Diputados, durante el intento de Golpe de Estado de 1981 (Fuente: Agencias)

EL IMPACTO HISTÓRICO

Aunque el objetivo del golpe era desmantelar la democracia e instaurar un régimen militar, su fracaso tuvo el efecto contrario y fundamental en la historia reciente de España:

  1. Consolidación del Sistema: El fracaso estrepitoso del 23-F puso fin al intervencionismo militar en la política y permitió que la democracia, aún en fase de incertidumbre, se estableciera formalmente como el único camino.
  2. Legitimación de la Monarquía: El decisivo discurso televisado del Rey Juan Carlos I en la madrugada del 24 de febrero, condenando sin paliativos el golpe, legitimó al monarca como el garante del régimen democrático ante la nación y la comunidad internacional.
  3. Reafirmación Ciudadana: La condena al golpe fue unánime. El 27 de febrero de 1981, millones de ciudadanos se manifestaron masivamente en las principales ciudades bajo el lema «Por la libertad, la democracia y la Constitución», reafirmando el apoyo popular al sistema y a sus instituciones.
  4. Mejora Internacional: La exitosa y firme gestión de la crisis por parte de las instituciones mejoró la imagen exterior de España, un factor que fue clave para facilitar su posterior ingreso en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986.

En sus últimas horas, Antonio Tejero Molina, el militar que empuñó una pistola para acabar con la democracia, se despide de la vida como un personaje histórico clave, cuya acción fracasada forjó el camino irreversible del sistema constitucional en España.

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