El corazón es mucho más que un órgano vital, es el motor que sostiene la vida, el reflejo silencioso de nuestros hábitos y la primera víctima cuando el cuerpo no recibe los cuidados que merece. Cuidarlo no se trata solo de acudir a revisiones médicas o de hacer ejercicio, sino también de lo que ponemos a diario en nuestro plato. El cardiólogo Diego Araiza, reconocido por su labor divulgativa, insiste en que la alimentación es el pilar más poderoso para proteger el corazón y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, que siguen siendo una de las principales causas de muerte en el mundo.
Desde la prestigiosa Mayo Clinic, los especialistas en nutrición subrayan la importancia de seguir una dieta variada, con menos ultraprocesados y azúcares refinados, y de prestar atención a las porciones. En esa línea, Araiza comparte sus tres imprescindibles diarios para mantener el corazón fuerte, demostrando que pequeños gestos cotidianos pueden marcar una gran diferencia a largo plazo.
1Comer bien para que el corazón no sufra
Cuidar el corazón empieza por algo tan básico como el tamaño de las porciones. Comer en exceso, incluso alimentos saludables, puede derivar en un aumento de peso y sobrecargar al organismo. Los expertos tienen claro que lo que se come y cuánto se come son igual de relevantes. Según Araiza, la clave está en escuchar al cuerpo y en llenar el plato de colores, con frutas y verduras frescas que aporten vitaminas, minerales y fibra sin sumar calorías vacías.
El corazón también agradece los granos integrales por encima de las harinas refinadas. Este cambio, aparentemente simple, ayuda a controlar la presión arterial y mejora los niveles de colesterol. Limitar las grasas saturadas es otro gesto fundamental. De hecho, Araiza recuerda que no deben superar el 6 % de las calorías diarias totales si se busca mantener las arterias limpias y el colesterol en niveles saludables.






