La DGT pone bajo sospecha al conductor corriente. Una simple pastilla para combatir el resfriado o controlar una alergia puede ser el detonante de una sanción máxima, aunque esté prescrita por tu médico de confianza. El conductor español atraviesa una etapa de inquietud tras cada nueva campaña, y es que la Dirección General de Tráfico recalca que sancionará con 1.000 euros y restará seis puntos del carnet a quienes den positivo, incluso por medicamentos comunes. El desconcierto llega cuando se cruza la frontera entre el tratamiento cotidiano y la seguridad vial, y nadie está exento de revisar de inmediato el prospecto de su medicación antes de coger el coche.
Los controles de carretera se han convertido en una auténtica pesadilla. La vigilancia de la Guardia Civil, cada vez más frecuente y exhaustiva, no solo persigue el consumo de sustancias ilegales. Ahora, los medicamentos cotidianos, como antihistamínicos, relajantes musculares o incluso simples jarabes antitusivos, pueden hacer saltar las alarmas en un narcotest, llevando al conductor a una situación límite. Asusta imaginar la facilidad con la que un accidente trivial podría acabar en sanción ejemplar si, tras dar positivo en la prueba, el agente detecta un solo síntoma de alteración en la capacidad para conducir.
2LOS ANTIHISTAMÍNICOS Y RELAJANTES MUSCULARES, EN EL PUNTO DE MIRA
El repunte de positivos por fármacos en controles rutinarios ha disparado la preocupación en primavera y otoño, cuando los tratamientos antihistamínicos se disparan por alergias estacionales. Un comprimido contra la congestión nasal puede tener el mismo efecto sancionador que una copa de whisky, porque algunos componentes, como la prometazina o la codeína, no solo inducen somnolencia sino que son perfectamente detectables y sancionables según la DGT, aunque procedan de una simple farmacia.
La realidad se complica al verificar que numerosos medicamentos para el resfriado incluyen en su composición opiáceos o benzodiacepinas, eludiendo muchas veces el radar del usuario medio. Las campañas actuales insisten en el riesgo: el 70% de los ciudadanos desconoce que principios activos presentes en sus fármacos habituales pueden arruinar su futuro en un solo control, con la pérdida inmediata del permiso de conducir y una sanción que impacta en cualquier economía familiar.







