Andrés Utrera (38), experto en sanciones de la DGT, te dispara: “El medicamento para el resfriado que tomaste ayer puede vaciarte la cuenta y destruir tu carnet hoy mismo”

La DGT pone bajo sospecha al conductor corriente. Una simple pastilla para combatir el resfriado o controlar una alergia puede ser el detonante de una sanción máxima, aunque esté prescrita por tu médico de confianza. El conductor español atraviesa una etapa de inquietud tras cada nueva campaña, y es que la Dirección General de Tráfico recalca que sancionará con 1.000 euros y restará seis puntos del carnet a quienes den positivo, incluso por medicamentos comunes. El desconcierto llega cuando se cruza la frontera entre el tratamiento cotidiano y la seguridad vial, y nadie está exento de revisar de inmediato el prospecto de su medicación antes de coger el coche.

Los controles de carretera se han convertido en una auténtica pesadilla. La vigilancia de la Guardia Civil, cada vez más frecuente y exhaustiva, no solo persigue el consumo de sustancias ilegales. Ahora, los medicamentos cotidianos, como antihistamínicos, relajantes musculares o incluso simples jarabes antitusivos, pueden hacer saltar las alarmas en un narcotest, llevando al conductor a una situación límite. Asusta imaginar la facilidad con la que un accidente trivial podría acabar en sanción ejemplar si, tras dar positivo en la prueba, el agente detecta un solo síntoma de alteración en la capacidad para conducir.

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DGT, CONTROL DE CARRETERAS Y EL VALOR DE UN SIMPLE PICTOGRAMA

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Cada vez son más habituales los controles preventivos y selectivos en vías urbanas y rurales. La DGT ha endurecido su política: no distingue entre drogas ilegales o medicamentos si afectan la seguridad vial, lo que coloca a fármacos muy corrientes, como analgésicos o ciertos relajantes musculares, en la diana de las sanciones. El procedimiento es implacable: una vez dado positivo en saliva, el conductor queda a la espera de la confirmación por parte del laboratorio, y el vehículo puede ser inmovilizado.

¿La clave? El pictograma del coche en un triángulo rojo. Ignorar ese símbolo en la caja de un medicamento puede salir carísimo. La Agencia Española de Medicamentos obliga a advertir del riesgo para la conducción, pero la prisa, la rutina y la confianza provocan que miles de usuarios lo pasen por alto, enfrentándose así a la cruda realidad de las multas ejemplares de la DGT.

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