La DGT pone bajo sospecha al conductor corriente. Una simple pastilla para combatir el resfriado o controlar una alergia puede ser el detonante de una sanción máxima, aunque esté prescrita por tu médico de confianza. El conductor español atraviesa una etapa de inquietud tras cada nueva campaña, y es que la Dirección General de Tráfico recalca que sancionará con 1.000 euros y restará seis puntos del carnet a quienes den positivo, incluso por medicamentos comunes. El desconcierto llega cuando se cruza la frontera entre el tratamiento cotidiano y la seguridad vial, y nadie está exento de revisar de inmediato el prospecto de su medicación antes de coger el coche.
Los controles de carretera se han convertido en una auténtica pesadilla. La vigilancia de la Guardia Civil, cada vez más frecuente y exhaustiva, no solo persigue el consumo de sustancias ilegales. Ahora, los medicamentos cotidianos, como antihistamínicos, relajantes musculares o incluso simples jarabes antitusivos, pueden hacer saltar las alarmas en un narcotest, llevando al conductor a una situación límite. Asusta imaginar la facilidad con la que un accidente trivial podría acabar en sanción ejemplar si, tras dar positivo en la prueba, el agente detecta un solo síntoma de alteración en la capacidad para conducir.
4¿LA RECETA TE PROTEGE DE LA SANCIÓN DE LA DGT?
La creencia de que la receta médica actúa como salvavidas legal es errónea. El agente de tráfico evaluará tus signos y síntomas y, si considera que no estás en condiciones óptimas, la sanción se tramita pese a cualquier prescripción profesional. El derecho administrativo pone el foco en la conducción segura, no en el tratamiento farmacológico legítimo, por lo que incluso los medicamentos pautados representan un riesgo si alteran reflejos, coordinación o capacidad de atención.
La situación ha generado una oleada de consultas y revisiones. El conductor es el máximo responsable de su estado psicofísico, y el desconocimiento no exime del cumplimiento. La DGT recomienda recordar a todos los usuarios la importancia de comunicar y consultar cualquier tratamiento antes de sentarse al volante, especialmente cuando estos afectan al sistema nervioso central.







