El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha elevado el tono de la ofensiva contra el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, con una contundente advertencia en Zaragoza de cara a su inminente comparecencia en la comisión de investigación del Senado sobre el denominado «Caso Koldo». En un acto con afiliados aragoneses, Feijóo lanzó un ultimátum al líder socialista: «Si miente, irá al juzgado. Y si dice la verdad, también».
El líder popular ha enmarcado la comparecencia del próximo jueves en el Senado como un punto de inflexión, asegurando que Sánchez no podrá eludir responsabilidades eternamente. «Escoja bien porque no va a huir eternamente. Antes o después, tendrá que confesar, tendrá que pagar y tendrá que irse», sentenció ante los aplausos de los asistentes.
Feijóo anunció que el PP utilizará la comisión para plantear a Sánchez «todas las preguntas que no le formulan los periodistas a los que concede entrevistas» y aquellas que no se atreve a responder. Su objetivo, reiteró, es lograr un «cambio político en España, de raíz, completo y con valores», que devuelva la limpieza y la independencia a las instituciones, garantice la igualdad ciudadana y centre la política en los intereses de la gente.
El presidente del PP centró gran parte de su crítica en la gestión económica y social del Ejecutivo, insistiendo en que «en España tiene que merecer la pena trabajar», y que el «esfuerzo merece respeto, no castigo». En un guiño al tejido productivo, destacó que los autónomos «no necesitan cargas, sino apoyos».
Feijóo identificó claramente a su adversario: «El ‘Gobierno de la corrupción'», y aseguró que su única prioridad es «servir a la gente. Además, dirigió un mensaje a los aliados del PSOE: «Allá de quien quiera seguir sosteniendo el engaño y la corrupción». Con ironía, recordó el desliz de la vicepresidenta Yolanda Díaz sobre un «Gobierno de corrupción para rato», afirmando: «Para una vez que no nos mienten, hay que agradecérselo».

El líder de la oposición censuró duramente la política fiscal del Gobierno, al recriminar que «si los ciudadanos trabajan, el Ejecutivo les exprime; si crecen, les persiguen; si ahorran, les esquilman y si cotizan, les parece poco». Subrayó la necesidad de que España recupere un «Gobierno en el que la gente pueda reconocerse, no uno que fuera genera desconfianza y dentro da una total vergüenza».
Para Feijóo, la imagen exterior de España se ha visto comprometida, señalando que tanto dentro como fuera de la Unión Europea, «hay dudas sobre la estabilidad de España, sobre la seriedad de su Gobierno, sobre la limpieza y sobre los intereses que defiende el presidente de la nación». En este contexto, quiso desvincular la figura del presidente del país: «Que nadie confunda a Pedro Sánchez con España, porque España no es su Gobierno, sino que lo padece».
El discurso también se detuvo en las prioridades del Ejecutivo, criticando que el Gobierno considere que la imposibilidad de acceder a una vivienda es una «anécdota» o que mientras escudriña «hasta el último céntimo de las facturas» de los ciudadanos, «el Gobierno sigue presidido por quien no vio la corrupción dentro de su propio coche».
En su compromiso territorial con Aragón, Feijóo prometió la «recuperación de la igualdad» mediante un sistema de financiación «equitativo, respetuoso, justo y consensuado», impulsar las «obras pendientes del Pacto del Agua y la regulación del río Gállego», y un «incremento sustancial» de la inversión en red eléctrica y en Teruel. Con este acto, Feijóo pone la directa para la confrontación más dura en el Senado, situando la corrupción y la regeneración democrática en el centro del debate político.





