‘Operación Flanco Este de la OTAN’: el muro oriental de la Alianza Atlántica

Desde las costas del Báltico hasta las llanuras del Mar Negro, la Alianza Atlántica ha levantado un muro que quiere ser inexpugnable para los rusos. La “Operación Flanco Este de la OTAN” no es solo un nombre en un mapa militar; es la expresión tangible de una estrategia de disuasión y defensa colectiva que ha redefinido el panorama de seguridad euroatlántico. Este despliegue masivo y coordinado, que ha pasado de ser una fuerza simbólica a una presencia militar fuerte, tiene un único y doble objetivo: disuadir cualquier agresión de Rusia y asegurar la defensa inquebrantable de cada país aliado, cumpliendo al pie de la letra el sagrado Artículo 5 del Tratado de Washington.

El despertar geopolítico de la OTAN fue abrupto y muy a contramano para la mayoría de los países europeos. Aunque la Alianza ha lidiado con amenazas desde su fundación, la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia en 2014 sirvió como una señal de alarma. Pero fue la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022 lo que transformó el Flanco Este de una línea de contacto a la verdadera primera línea de la defensa occidental. De la noche a la mañana, la Alianza tuvo que ejecutar el mayor cambio estratégico en décadas, pasando de la gestión de crisis a la defensa de alta intensidad contra un adversario con armas nucleares y dispuesto a la guerra total.

El pilar fundamental de esta mega operación es la presencia avanzada reforzada (enhanced Forward Presence, o eFP). Este concepto va mucho más allá de una base militar tradicional. La eFP es una fuerza de carácter multinacional y disuasorio, desplegada de forma rotatoria y permanente, cuyo concepto clave, conocido como el «cable trampa» (tripwire), es demoledor: un ataque a cualquiera de estas unidades equivale automáticamente a un ataque a toda la OTAN. No se trata solo de defender una nación, sino de enfrentar a una coalición de hasta 32 países.

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Inicialmente, la eFP estableció cuatro Grupos Tácticos en los países bálticos y Polonia. Tras la agresión de 2022, la OTAN expandió su presencia de forma drástica, estableciendo un total de ocho Grupos Tácticos multinacionales (Battlegroups) a lo largo de todo el flanco. Estos battlegroups, con miles de efectivos de diversos países, están ubicados estratégicamente en: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria.

Cada grupo está liderado por una «Nación Marco» (como Canadá, Alemania, el Reino Unido o Estados Unidos), que proporciona la mayor parte de las tropas y la infraestructura de mando. Esta composición multinacional no solo demuestra unidad, sino que también maximiza la interoperabilidad, permitiendo que tanques españoles se comuniquen con sistemas de artillería canadienses y aeronaves alemanas, una auténtica proeza logística y tecnológica.

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El Rey Felipe VI visita la base de Cincu, en el marco del viaje a Rumanía y Eslovaquia para visitar a los contingentes españoles desplegados en ambos países (Fuente. Agencias)

PILARES DE LA DISUASIÓN ATÓMICA

Los objetivos de la operación se desglosan en un triple mandato de seguridad:

1. Disuasión y defensa colectiva. Este es el objetivo primordial y la razón de ser de la OTAN. Se garantiza la defensa colectiva de todos los miembros, especialmente los más vulnerables geográficamente. El despliegue de fuerzas multinacionales terrestres, aéreas y marítimas (eFP) es el mecanismo visible para lograrlo. Además, la OTAN ha tenido que actualizar y mejorar sus planes regionales de defensa para pasar de escenarios de despliegue lento a una respuesta rápida y efectiva, asegurando que el refuerzo de tropas se pueda materializar en cuestión de días u horas si la situación lo requiere.

2. Vigilancia y seguridad aérea y marítima. El cielo y el mar son tan cruciales como la tierra. La Alianza busca asegurar la integridad del espacio aéreo y marítimo de los Aliados. Esto se logra mediante misiones de Intercepción y Policía Aérea Reforzada (BAP), con operaciones específicas como “Eastern Sentry” (Centinela Oriental). La meta es clara: no dejar pasar un dron o un avión de guerra no identificado sin una respuesta inmediata. Para ello, se ha fortalecido la Defensa Aérea y Antimisiles Integrada (IAMD), un sistema nervioso complejo capaz de detectar, rastrear y neutralizar amenazas aéreas de todo tipo. En el ámbito marítimo, la vigilancia se extiende a infraestructuras críticas, como los vitales cables submarinos en el Báltico.

3. Interoperabilidad y resiliencia (frente a amenazas híbridas): La guerra moderna no se libra solo con tanques. La OTAN está invirtiendo fuertemente en interoperabilidad (la capacidad de las fuerzas de los Aliados para operar como una sola) y resiliencia (la capacidad de los países del flanco para resistir ataques no convencionales). Esto incluye la realización constante de ejercicios militares conjuntos a gran escala y el refuerzo de la defensa en los dominios cibernético y espacial. Las amenazas híbridas—que van desde la desinformación hasta la disrupción de drones y los ciberataques a infraestructuras—son el nuevo campo de batalla, y la OTAN debe asegurar que sus miembros puedan absorber y responder a estos golpes sin colapsar.

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Soldados del ejército español durante el acto de despedida de los seis Eurofighter del Ala 14 rumbo a la base aérea de Mihail Kogalniceanu de Constanza (Fuente: Agencias)
Soldados del ejército español durante el acto de despedida de los seis Eurofighter del Ala 14 rumbo a la base aérea de Mihail Kogalniceanu de Constanza (Fuente: Agencias)

COMPROMISO 360 DE ESPAÑA

España, geográficamente alejada del centro de la crisis, es un contribuyente activo y constante a esta operación, demostrando que la seguridad atlántica es indivisible. Su participación se articula en las tres dimensiones clave:

La Vanguardia Aérea (Centinela Oriental):

España participa activamente en el refuerzo de la vigilancia y el control del espacio aéreo, especialmente en las fronteras con la región de Kaliningrado (enclave ruso) y Bielorrusia.

  • Medios aéreos de élite: El despliegue de cazas Eurofighter Typhoon y un avión de reabastecimiento en vuelo A400M (conocido como destacamento «Vilkas») en países como Lituania y Polonia es recurrente.
  • La tarea del «scramble»: La función clave de estos cazas es el Quick Reaction Alert (QRA). Esto implica el despegue inmediato (scramble) para interceptar, escoltar o identificar aeronaves rusas que se acercan o violan el espacio aéreo aliado. Estos «scrambles» son una constante; cada despegue es un mensaje directo a Moscú de que el espacio aéreo de la OTAN está celosamente guardado. El A400M, el «ángel de la guarda» del aire, permite a los cazas permanecer en la zona caliente mucho más tiempo, multiplicando la efectividad de la vigilancia.
Tanque Leopard (Fuente Agencias)
Tanque Leopard (Fuente Agencias)

La base de la disuasión terrestre (eFP):

En tierra, España es un puntal en la defensa de los países bálticos.

  • Fuerza de Choque en Letonia: España mantiene un contingente militar significativo en Letonia, aportando capacidades cruciales y de alto valor estratégico, incluyendo los carros de combate Leopardo 2E y los vehículos de combate de infantería Pizarro. Su presencia es un ancla para el Battlegroup multinacional liderado por Canadá.
  • Liderazgo en Eslovaquia: Además, España ha asumido un rol destacado, liderando el battlegroup en Eslovaquia, aportando sistemas de defensa antiaérea, lo que demuestra un compromiso con la defensa de la frontera en todo su espectro geográfico.

Defensa antiaérea (El parapetado sur):

El compromiso se extiende al sur del flanco. España ha desplegado baterías de misiles y unidades de artillería antiaérea en zonas estratégicas, como su contribución a la defensa de Turquía o sus unidades en el Grupo Táctico de Rumanía. Esta contribución proporciona una defensa específica contra las amenazas balísticas y de misiles que podrían emanar del Mar Negro o de la región circundante.

INVERSIÓN EN PAZ

La Operación Flanco Este es, en esencia, la manifestación viva del Artículo 5. Demuestra la unidad, la determinación y la preparación de la Alianza ante el actual entorno de seguridad deteriorado. Para España, el esfuerzo es considerable: cada rotación, cada despliegue de un Eurofighter y cada batallón terrestre es una inversión en la estabilidad y en la credibilidad internacional de Madrid.

En el tablero geopolítico, donde la audacia rusa se ha convertido en la norma, la única respuesta viable de la OTAN es la fuerza colectiva. La muralla oriental se mantiene firme, y España es una pieza fundamental de su estructura. No es solo un despliegue militar; es el garante silencioso de la paz europea.

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