El dúo cómico formado por Josema Yuste y Millán Salcedo se convirtió en protagonista absoluto de las celebraciones de fin de año televisivas en España durante una década de esplendor para el humor nacional. Su capacidad para mezclar la sátira grotesca con la parodia de personajes célebres transformó cada Nochevieja en una cita ineludible para millones de españoles que abandonaban sus cenas para permanecer pegados a la pantalla. Desde 1988, cuando la televisión española decidió confiarles los espacios humorísticos de Fin de año, el dúo se convirtió en garantía de entretenimiento y risa en las noches más especiales del calendario.
La presencia de Martes y 13 en Nochevieja no era una casualidad, sino el resultado de años de trayectoria artística consolidada. Josema Yuste y Millán Salcedo, tras haber trabajado inicialmente en trío con Fernando Conde, habían demostrado su talento a través de programas televisivos y actuaciones teatrales que conquistaban a públicos de todas las edades. Su estilo inconfundible, basado en sketches extravagantes donde lo absurdo se mezclaba con la observación social, los convertía en los artistas ideales para entretener a una población entera dispuesta a despedir el año con risas y diversión.
MARTES Y 13 EN NOCHEVIEJA: LOS ESTRENOS QUE MARCARON GENERACIONES
El primer gran especial de Nochevieja presentado por Martes y 13 llegó en 1988 bajo el título «¡Hola, Hola 89!», aunque fue en 1989 cuando alcanzaron el pico de audiencia y reconocimiento con «A por uvas», un programa que pasaría a la historia del entretenimiento televisivo nacional. Este especial incluyó parodias memorables de grupos musicales de la época, transformando a Millán en la vocalista del famoso grupo Mecano mientras Josema se desdoblaba en múltiples roles para recrear los momentos más icónicos de la música pop española. La capacidad de Martes y 13 para adaptar la actualidad musical a su lenguaje cómico absurdo permitía que el programa conectara tanto con adultos como con niños, generando una audiencia multigeneracional sin precedentes.
La producción de «A por uvas» incluyó numerosos sketches que se convertirían en clásicos del humor español, desde parodias de publicidad hasta imitaciones de personajes políticos y de la cultura popular. Cada segmento estaba cuidadosamente diseñado para mantener el ritmo ágil del programa, alternando entre música, teatro y comedia visual que aprovechaba al máximo los recursos técnicos de la televisión de la época. Los escritores y productores que colaboraban con Martes y 13 comprendían que la Nochevieja requería un tipo especial de entretenimiento: algo que fuera sofisticado en su diseño pero accesible en su humor, que respetara la ceremonia de las doce campanadas pero también burlarse de la solemnidad de las tradiciones.
NOCHEVIEJA 1990: VENGA EL 91 Y LA CONSOLIDACIÓN DEL ÉXITO
Al año siguiente, Martes y 13 volvería con «Venga el 91» (emitido como especial de Nochevieja 1990), un programa donde consolidaron su posición como máximos exponentes del humor español. Este especial contó con un elenco de colaboradores excepcionales y una producción cinematográfica digna de las grandes superproducciones televisivas. La Nochevieja había dejado de ser una simple retransmisión de campanadas para convertirse en un espectáculo multimedia donde Martes y 13 ofrecían entretenimiento de calidad que rivalizaba con cualquier programa dramático o de variedades europeo.
Los sketches de «Venga el 91» demostraban la madurez artística del dúo, que había aprendido a dosificar la risa a lo largo de los noventa minutos de emisión. Desde parodias de programas televisivos hasta imitaciones de personajes de la literatura clásica española, cada segmento llevaba la firma de un equipo creativo que entendía perfectamente el alma del público televisivo español. Martes y 13 comprendía que en Nochevieja el entretenimiento debía ser simultáneamente respetable y transgresor, sofisticado pero accesible, memorable pero no pretencioso. Esta ecuación los convertía en artistas indispensables para una noche donde el humor servía como pegamento social que unía a familias enteras alrededor del televisor.
ESPECIALES DE LOS AÑOS NOVENTA: MARTES Y 13 EN LA CUMBRE DE SU PODER
El especial «El 92 cava con todo» (emitido en Nochevieja 1991) representó un punto de inflexión en la carrera televisiva de Martes y 13, no solo en términos de audiencia sino de relevancia cultural. Ese año de 1992 estaba cargado de simbolismo para España: sería el año de las Olimpiadas de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla y la conmemoración del V Centenario del viaje de Colón. Martes y 13 supo capturar esta energía nacional, creando un especial que funcionaba simultáneamente como sátira política y como celebración del optimismo y la modernidad que España estaba experimentando en ese momento histórico.
El sketch más emblemático de «El 92 cava con todo» fue la parodia del sorteo de lotería, donde los números premiados surgían de una hormigonera en clara burla a las faraónicas obras de las Olimpiadas. Esta capacidad de Martes y 13 para inyectar crítica social en el entretenimiento de masas sin perder un ápice de frescura cómica los diferenciaba de otros humoristas. Su obra no era únicamente para reír; era para pensar, reflexionar sobre la realidad mientras se disfrutaba de la risa purificadora que caracteriza el entretenimiento televisivo de calidad.
OTROS ESPECIALES MEMORABLES EN LA NOCHEVIEJA ESPAÑOLA
Más allá de estos grandes hitos, Martes y 13 continuó presentando especiales de Nochevieja durante toda la década de 1990, incluyendo programas como «¡Fíjate!» (1994), donde su genio para la observación satírica se desplegaba en sketches cada vez más sofisticados y atrevidos. Durante esta época, el reconocimiento internacional comenzaba a llegar, con programadores televisivos de otros países europeos mostrando interés en el formato y la estructura de estos especiales. Los Premios Princesa de Asturias y otros galardones nacionales comenzaron a reconocer la contribución de Martes y 13 al patrimonio audiovisual español.
La iconografía visual de estos especiales también merece mención especial: los decorados, los vestuarios, la dirección de fotografía y la música original contribuían a crear un mundo imaginario donde la lógica tradicional quedaba suspendida en favor de una realidad alternativa gobernada por las reglas del absurdo más puro. En estos espacios, un simple detergente podía transformarse en motivo de demencia cómica, un telediario se convertía en campo de batalla para la semántica, y las celebridades españolas eran reimaginadas como personajes de un universo paralelo donde todo era posible.
LA NOCHEVIEJA COMO REFLEJO DE LA ESPAÑA DE LOS OCHENTA Y NOVENTA
Los especiales de Nochevieja de Martes y 13 funcionaban como espejo de la sociedad española en transición, reflejando preocupaciones, esperanzas y aspiraciones de una nación que se reinventaba a sí misma en cada décadas. Sus parodias de políticos, empresarios, deportistas y artistas eran siempre afectuosas bajo su acidez, revelando una comprensión profunda de la naturaleza humana y sus contradicciones.
La audiencia que sintonizaba estos especiales sabía que presenciaría algo único: un catálogo de momentos de comedia diseñados con precisión quirúrgica por un equipo de creadores que consideraba el entretenimiento televisivo como un arte digno de la máxima dedicación. Cada chiste, cada transición, cada pausa para la risa estaba calculada. Los productores de Martes y 13 comprendían que el factor sorpresa era fundamental en un especial que muchas personas veían repetido cada año por tradición familiar, por lo que innovaban constantemente manteniendo la esencia de su marca humorística.
EL LEGADO PERDURABLE DE MARTES Y 13 EN LA NOCHEVIEJA TELEVISIVA
Aunque Martes y 13 como dúo de televisión se disolvió a finales de los años noventa, su impacto en la programación de entretenimiento español ha permanecido como referencia indeleble. Sucesivos humoristas y equipos creativos han intentado emular su fórmula, pero pocos han logrado capturar esa alquimia particular que hacía que millones de españoles esperaran cada Nochevieja no simplemente para ver cambiar el año en el calendario, sino para presenciar las creaciones cómicas de Josema Yuste y Millán Salcedo.
Los sketches de Martes y 13 se han convertido en parte del patrimonio audiovisual nacional, recuperados periódicamente por plataformas digitales y canales de televisión nostálgicos que reconocen su valor histórico y cultural. Nuevas generaciones descubren estos especiales a través de redes sociales y plataformas de streaming, demostrando que el humor inteligente trasciende las barreras generacionales y que la risa genuina no tiene fecha de caducidad. Sus contribuciones a la historia de la televisión española serán recordadas mientras existan grabaciones de aquellas noches mágicas de fin de año cuando dos cómicos brillantes hicieron que la Nochevieja fuera sinónimo de diversión, ingenio y entretenimiento de la más alta calidad.









