¿Estrés o señal mortal? El Dr. Sánchez (61) revela que tu pecho te avisa con 6 meses de anticipación antes del infarto

Síntomas como cansancio extremo, dolor en la mandíbula o problemas digestivos pueden ser avisos de un futuro ataque al corazón. Ignorar estas señales por considerarlas estrés o ansiedad es el error más común y peligroso para la salud cardiovascular.

Un infarto no siempre llega como un trueno en un día soleado, esa es una verdad que a menudo ignoramos. Solemos pensar en el estrés diario como el culpable de esa opresión en el pecho, pero el Dr. Sánchez, un cardiólogo de 61 años, insiste en que esa molestia podría ser mucho más, de hecho afirma que el cuerpo puede enviar señales de advertencia hasta medio año antes de que ocurra el colapso. ¿Y si esa punzada que achacas a los nervios fuera en realidad una cuenta atrás silenciosa que tu propio corazón ha iniciado?

La revelación del Dr. Sánchez es de las que te hielan la sangre, porque desmonta por completo nuestra excusa favorita. Ese especialista, con décadas de experiencia tratando las secuelas de un ataque al corazón, asegura que ignorar estas señales es el error más común y fatal, ya que según sus palabras “el 80% de los pacientes que sufrieron un evento cardíaco admiten haber tenido síntomas previos que no supieron interpretar”. ¿Estamos realmente tan ocupados como para no escuchar los susurros de nuestro propio cuerpo antes de que se vea obligado a gritar?

¿ES SOLO ANSIEDAD O ALGO MÁS GRAVE?

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Esa sensación de ahogo o el dolor punzante en el pecho son síntomas que comparten la ansiedad y un problema cardíaco inminente. El Dr. Sánchez lo explica de forma muy gráfica: la ansiedad es como una ola ruidosa que va y viene, pero el aviso del corazón es más sutil y persistente. Por eso, según el doctor, una molestia sorda que no desaparece del todo con el reposo debería encender todas las alarmas. Prestar atención a esa diferencia es, literalmente, una cuestión de vida o muerte en la prevención del infarto.

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¿Y qué pasa con la duración? La ansiedad puede provocar picos intensos, pero suelen remitir. Sin embargo, las señales previas a una crisis cardíaca a menudo se manifiestan como un cansancio extremo e injustificado que se prolonga durante días o semanas. Como bien advierte el Dr. Sánchez, sentirse agotado sin motivo aparente durante un largo periodo es una de las banderas rojas más ignoradas. No es solo fatiga, es el motor de tu cuerpo pidiendo auxilio antes del infarto inminente.

LOS SÍNTOMAS SILENCIOSOS QUE TU CUERPO GRITA

Mucho antes del dolor agudo que todos asociamos con esta emergencia médica, el organismo emite otras señales más discretas. Conocerlas es fundamental para reaccionar a tiempo y evitar un infarto. Fuente: Freepik
Mucho antes del dolor agudo que todos asociamos con esta emergencia médica, el organismo emite otras señales más discretas. Conocerlas es fundamental para reaccionar a tiempo y evitar un infarto. Fuente: Freepik

A menudo, la antesala de un infarto no se siente en el pecho, sino en lugares que jamás asociaríamos con el corazón. El Dr. Sánchez confirma que ha tratado a decenas de pacientes que meses antes del evento sufrieron dolores inexplicables en la mandíbula, el cuello o la espalda. De hecho, el especialista insiste en que un dolor que se irradia hacia el brazo izquierdo es un síntoma clásico pero no el único. Ese malestar atípico es una de las formas que tiene el cuerpo de avisar de un futuro accidente cardiovascular.

Otro de los grandes olvidados en esta ecuación son los problemas digestivos persistentes, como una acidez que no remite o una extraña sensación de indigestión. Puede sonar trivial, pero el Dr. Sánchez recuerda el caso de un paciente que pasó meses con antiácidos antes de sufrir un infarto masivo. Por ello, subraya que náuseas o molestias estomacales sin causa digestiva clara pueden indicar que el corazón está sufriendo. Es una de las señales más engañosas y peligrosas de un futuro ataque al corazón.

EL CALENDARIO DEL CORAZÓN: SEIS MESES DE PREAVISO

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El proceso que conduce a un infarto, generalmente la obstrucción de las arterias coronarias, no ocurre de la noche a la mañana. Es una película a cámara lenta que dura años, y en sus últimos seis meses, el cuerpo entra en una fase crítica. El Dr. Sánchez lo describe como «la calma antes de la tormenta», un periodo en el que el flujo sanguíneo al corazón empieza a ser insuficiente durante pequeños esfuerzos. Esas pequeñas faltas de riego provocan los síntomas intermitentes que solemos ignorar.

Este calendario de seis meses es, en realidad, una ventana de oportunidad de oro. Durante esta fase, el corazón aún no ha sufrido un daño irreparable, y es el momento perfecto para actuar. Según el testimonio del Dr. Sánchez, un diagnóstico precoz en esta etapa puede revertir el riesgo de infarto casi por completo con cambios en el estilo de vida y medicación. La advertencia de tu cuerpo no es una sentencia de muerte, sino la mejor oportunidad que tendrás para esquivarla.

POR QUÉ IGNORAMOS LAS SEÑALES MÁS OBVIAS

La negación es un mecanismo de defensa muy humano, pero cuando se trata de la salud cardiovascular, es nuestro peor enemigo. El principal obstáculo para prevenir un infarto no es la falta de información, sino nuestra propia mente. Fuente: Freepik
La negación es un mecanismo de defensa muy humano, pero cuando se trata de la salud cardiovascular, es nuestro peor enemigo. El principal obstáculo para prevenir un infarto no es la falta de información, sino nuestra propia mente. Fuente: Freepik

Vivimos en una sociedad que glorifica el aguante y penaliza la queja, lo que nos lleva a minimizar síntomas que deberían ponernos en alerta máxima. El Dr. Sánchez lo ve a diario en su consulta: personas que confiesan haber sentido «algo raro» durante meses antes del infarto, pero no quisieron «ser alarmistas». Esta barrera psicológica es letal, porque normalizar el malestar es el primer paso para ignorar una advertencia vital del organismo. Creemos que es estrés, cansancio o la edad, cuando en realidad es una llamada de emergencia.

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Además, existe un sesgo de invulnerabilidad, la peligrosa creencia de que «esto no me va a pasar a mí». Nos aferramos a la idea de que un ataque al corazón es algo que solo les ocurre a otros, a personas con un estilo de vida muy diferente al nuestro. Sin embargo, el Dr. Sánchez es tajante al respecto: el riesgo de infarto existe para cualquiera que descuide su salud cardiovascular, sin importar la edad o la condición física aparente. Esta falsa sensación de seguridad es la que nos hace bajar la guardia y desoír los avisos.

ACTUAR AHORA PARA NO LAMENTAR MAÑANA

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El primer paso, y el más importante, es aprender a escuchar a tu cuerpo sin prejuicios y sin excusas. Si algo se siente persistentemente «raro», no lo dejes para mañana. La insistencia del Dr. Sánchez sobre la detección temprana se basa en una estadística demoledora: la supervivencia a un infarto depende drásticamente del tiempo de reacción. Por eso, su consejo es claro, ante la más mínima duda o síntoma recurrente, es imprescindible acudir a una revisión médica completa. Más vale una falsa alarma que un lamento tardío.

En última instancia, la prevención activa es nuestra mejor arma contra un fallo cardíaco. No se trata de vivir con miedo, sino con conciencia, adoptando hábitos que cuiden de nuestras arterias tanto como cuidamos de nuestro aspecto exterior. El Dr. Sánchez lo resume en una frase final que resuena con fuerza: el verdadero poder no está en sobrevivir a un infarto, sino en no llegar a sufrirlo nunca. Y esa decisión, afortunadamente, empieza mucho antes de que el pecho nos dé el aviso definitivo, empieza hoy.

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