Cada vez más profesionales optan por trabajar unas semanas o meses fuera de las grandes ciudades. Lo que comenzó como una medida de emergencia durante la pandemia se ha convertido en un fenómeno estructural: el trabajo remoto ya no implica quedarse en casa, sino poder elegir desde dónde vivir y trabajar.
Esta tendencia está teniendo un impacto inesperado en la geografía laboral española. Zonas rurales o pequeñas ciudades con buena conexión a internet y calidad de vida elevada se están consolidando como destinos de trabajo temporal, atrayendo a profesionales que buscan equilibrio, concentración y entorno natural.
Del coworking urbano al trabajo en remoto rural
El teletrabajo ha pasado de ser una excepción a formar parte estable de las políticas laborales de muchas empresas. Según el INE, más del 25% los empleados españoles realiza parte de su jornada en remoto, y una parte creciente aprovecha esta flexibilidad para cambiar de entorno por periodos cortos o medios.
“Antes el teletrabajo era sinónimo de quedarse en casa; hoy es la oportunidad de cambiar temporalmente de entorno sin dejar de ser productivo”, explican desde Homyspace, plataforma especializada en alojamiento temporal para empresas y profesionales.
La búsqueda de tranquilidad, espacio y calidad de vida está desplazando parte del talento hacia municipios medianos y rurales. En paralelo, la mejora de infraestructuras digitales —fibra óptica, cobertura 5G— ha eliminado una de las principales barreras.
Los nuevos destinos del trabajo remoto
El alquiler temporal en Zaragoza, Vitoria y La Coruña está en auge entre profesionales desplazados. Estas ciudades intermedias, junto con comarcas rurales próximas a grandes núcleos urbanos y localidades costeras fuera de temporada, ofrecen alquileres temporales con precios más competitivos que los grandes polos urbanos. En muchos casos, estos trabajadores no buscan mudarse de forma definitiva, sino vivir una experiencia temporal: combinar su empleo con una etapa de calma, naturaleza o reconexión personal.
“Hemos detectado un aumento sostenido de reservas en zonas rurales y semiurbanas”, señalan desde Homyspace. “Las empresas están abiertas a que sus equipos trabajen desde cualquier lugar, y los empleados aprovechan para hacerlo desde entornos con más calidad de vida.”
El papel del alojamiento flexible
El auge de esta nueva movilidad ha revelado una necesidad creciente: disponer de viviendas intermedias, ni hoteles de paso ni alquileres de larga duración.
Ahí es donde entra el modelo de Homyspace, que conecta a empresas y profesionales con propietarios que ofrecen alojamientos verificados, listos para estancias de semanas o meses, con todos los servicios incluidos y gestión 100 % digital.
“Nosotros facilitamos que un profesional o un equipo pueda instalarse en cualquier lugar sin complicaciones. Esto dinamiza la oferta inmobiliaria local y genera ingresos estables para los propietarios”, añaden desde la compañía.
Impacto en la economía local
El teletrabajo temporal no solo beneficia a quienes lo practican: también inyecta vida y consumo en territorios menos poblados.
Estos profesionales desplazados no solo gastan, sino que invierten en comercio local, restauración y servicios. Muchos repiten experiencias en el mismo destino o deciden emprender negocios en zonas rurales, buscando un ritmo de vida diferente.
Además, este tipo de movilidad ayuda a poner en valor viviendas infrautilizadas y a que pequeños municipios desarrollen iniciativas de acogida o programas de repoblación.
“Cada estancia profesional en una zona rural es una pequeña inyección económica directa”, subraya Homyspace. “Y, sobre todo, demuestra que la España rural tiene mucho que ofrecer si cuenta con conectividad y alojamientos adecuados.”
Un nuevo mapa del trabajo
El teletrabajo no está vaciando las ciudades, pero sí está redefiniendo la geografía del empleo y la vivienda. España avanza hacia un modelo más distribuido, donde la tecnología permite elegir estilo de vida sin renunciar a oportunidades profesionales.
Plataformas de alquiler temporal para empresas como Homyspace facilitan esa transición, conectando personas, empresas y territorios. Porque el futuro del trabajo no será solo remoto: será flexible, móvil y conectado con el entorno.







