Asturias siempre susurra secretos al viajero atento, pero pocos son tan inesperados y fascinantes como el que esconde el concejo de Ribadedeva. En este rincón del norte de España, uno no espera encontrar el eco de una isla lejana, un murmullo de palmeras y habanos que se mezcla con el Cantábrico, y sin embargo, es precisamente lo que ocurre. ¿Y si te dijera que para sentir el alma de Cuba solo tienes que desviar un poco tu ruta por la costa oriental?
La promesa de que Cuba está en Asturias se materializa en una arquitectura que desafía el paisaje y el tiempo. Adentrarse aquí es como abrir una página olvidada de la historia, una experiencia que transforma un simple viaje por el Principado en un descubrimiento asombroso que conecta dos mundos aparentemente antagónicos. Sigue leyendo y descubre por qué este lugar es, probablemente, el secreto mejor guardado para quienes buscan algo más que una postal bonita.
¿UN VIAJE AL CARIBE SIN SALIR DE ESPAÑA?
La historia de Ribadedeva está marcada a fuego por los indianos, aquellos emigrantes que cruzaron el Atlántico en busca de fortuna y que, al regresar, quisieron dejar una huella imborrable de su éxito. No es solo piedra, son las fachadas de sus mansiones las que cantan historias de sacrificio, nostalgia y prosperidad con un lenguaje arquitectónico único en toda la tierra asturiana. Este fenómeno transformó para siempre la fisonomía de pueblos enteros.
Este particular capítulo de la historia se respira en cada esquina, donde el verde intenso de Asturias se funde con el colorido de unas construcciones que parecen sacadas de un sueño caribeño. La idea de que Cuba está en Asturias cobra vida aquí, donde se levantaron palacetes con galerías acristaladas, jardines exóticos y una audacia cromática que rompía con la sobriedad tradicional de la costa cantábrica, creando un paisaje cultural de un valor incalculable que te atrapa.
COLOMBRES, EL CORAZÓN DE ESTA HISTORIA
Pasear por Colombres es una de las experiencias más singulares que puedes vivir en el oriente de Asturias. No estás simplemente caminando por un pueblo bonito, estás recorriendo un museo al aire libre donde cada edificio tiene algo que contar sobre la epopeya indiana y su profundo impacto social y cultural. Las calles te invitan a levantar la vista constantemente, a sorprenderte con detalles que no esperas encontrar tan al norte.
El edificio más emblemático es, sin duda, la Quinta Guadalupe, una imponente mansión que hoy alberga la Fundación Archivo de Indianos y el Museo de la Emigración. Es una visita imprescindible para entenderlo todo, un lugar donde se custodian las memorias de miles de asturianos que buscaron un futuro mejor al otro lado del mar, configurando un legado asturiano que merece ser contado. Aquí, la afirmación de que Cuba está en Asturias se convierte en una certeza documentada.
MÁS ALLÁ DE LAS PALMERAS: PLAYAS Y ACANTILADOS DE VÉRTIGO
Aunque la herencia indiana sea el gran reclamo, no podemos olvidar que nos encontramos en uno de los tramos más salvajes y hermosos de la costa oriental asturiana. La Playa de la Franca, con su arena dorada y sus aguas protegidas por un entorno de acantilados, es un auténtico paraíso, un arenal que cambia por completo con las mareas, revelando un paisaje casi mágico que invita a la calma y el disfrute. Es la prueba de que el concejo tiene mucho más que ofrecer.
Además de sus playas, el paisaje asturiano de la zona invita a ser explorado a pie, descubriendo tesoros como el mirador de Pimiango o la Cueva del Pindal, declarada Patrimonio de la Humanidad. Es la combinación perfecta, un territorio que ofrece la posibilidad de sumergirse en la historia y, minutos después, conectar con una naturaleza casi intacta, demostrando una vez más la riqueza de contrastes que define al Principado y que lo convierte en un destino inagotable.
EL SABOR DE LA TIERRA QUE MIRA AL MAR
La visita no estaría completa sin sentarse a la mesa y disfrutar de los sabores que definen esta comarca. La privilegiada ubicación de Ribadedeva, entre el mar y las estribaciones de la sierra del Cuera, se refleja en su cocina, una despensa que combina pescados y mariscos del Cantábrico de una frescura insuperable con productos de la huerta y carnes excepcionales. Esta dualidad es la esencia de la cocina del Principado.
Aquí podrás degustar desde platos marineros tradicionales hasta las recetas más contundentes del interior, todo ello regado, cómo no, con una buena sidra. No te vayas sin probar los quesos locales o los postres caseros, placeres sencillos que representan la autenticidad de la gastronomía astur y el carácter acogedor de sus gentes. Es el broche de oro para un viaje que alimenta tanto el espíritu como el estómago, confirmando que la experiencia de «Cuba en Asturias» también tiene su propio sabor.
CUANDO EL PASADO TE ATRAPA Y NO QUIERES VOLVER
Marcharse de Ribadedeva produce una sensación extraña, la de abandonar un lugar que ya sientes un poco tuyo. Es la nostalgia de sus palacetes, el sonido del mar rompiendo contra los acantilados y el peso de tantas historias de ida y vuelta, un cóctel de sensaciones que te acompaña mucho después de haber puesto rumbo a casa y que te hace prometer que volverás. La idea de que Cuba está en Asturias deja de ser un titular para convertirse en una vivencia personal.
Porque al final, lo que hace única a esta parte de Asturias no es solo su belleza, que es innegable, sino su capacidad para transportarte. Es la prueba de que los viajes más fascinantes no siempre te llevan al destino más lejano, sino a aquel que es capaz de contarte la mejor historia. Este viaje a la pequeña Cuba del norte es, sin duda, una de las mejores historias que la increíble Asturias tiene reservadas para ti, un relato de audacia y sueños cumplidos.









