El Boletín oficial del Estado (BOE) de este viernes recoge el cese de Carlos Mazón por decreto de Presidencia del Gobierno al frente de la presidencia de la Generalitat valenciana. El cese está firmado el pasado miércoles, 5 de noviembre, no incluye la frase de cortesía que suelen incluir los ceses de altos cargos públicos: «Agradeciéndole los servicios prestados».
No es lo normal, pero tampoco es la primera vez que ocurre. El decreto de cese de Artur Mas al frente de la Generalitat catalana en 2016 también eliminó el agradecimiento por sus servicios.
También durante el Gobierno de Mariano Rajoy se usó, como muestra de inconformidad de su Ejecutivo con las actuaciones del cesado, en el caso del embajador de España en Bélgica, después de que un diario digital revelase el exceso en gastos de representación y prácticas de acoso laboral a sus empleados o el cese de Gustavo Manuel de Arístegui en la India.
Según recoge Civio, el Gobierno de Pedro Sánchez eliminó la misma coletilla en el cese del Secretario general de Coordinación Territorial en el equipo del Presidente del Gobierno, Francisco Salazar, que fue acusado por varias mujeres de “comportamientos inadecuados”.

El cese oficial cambia la categoría de Mazón de presidente a presidente en funciones, al menos hasta que las cortes valencianas nombren a un sucesor. Será la presidenta de la cámara valenciana quien tiene que poner en marcha la sucesión, tal y como marca el estatuto valenciano. Los grupos políticos tienen 12 días para presentar candidatos y la presidenta de Las Cortes valencianas propondrá fecha para el debate de investidura, que en principio debe ser entre tres y siete días después de los doce primeros. Si desde que se abra la ponga en marcha la primera votación, pasan dos meses y no hay mayorías suficientes para elegir presidente las Cortes se disolverán y se convocarán nuevas elecciones autonómicas.
El pasado 3 de noviembre El presidente de la Generalitat Valenciana comparecía desde el Palau de la Generalitat para realizar una declaración institucional en la que anunció su cese voluntario.
ESTABILIDAD SIN MAZÓN
Ahora, para garantizar la estabilidad del Gobierno autonómico, el relevo deberá contar con el respaldo de Vox, socio parlamentario del PP en Valencia, ya que los populares no disponen de mayoría absoluta. Las conversaciones entre ambas formaciones se habrían intensificado durante el fin de semana previo al cese, tras la llamada mantenida entre Mazón y el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la que se habría abordado el escenario de una transición ordenada.
El anuncio llegaba en un momento de máxima tensión política y personal para el dirigente popular. Su comparecencia coincidía con la declaración judicial de la periodista Maribel Vilaplana ante un juzgado de Catarroja.
El cese de Mazón se precipitó tras el funeral de Estado por las víctimas del temporal celebrado en el primer aniversario de la tragedia, cuando algunos familiares de los 229 fallecidos expresaron su indignación con Mazón, al que increparon e insultaron por la presunta mala gestión de la catástrofe.
La dimisión del presidente ha supuesto un golpe político para el PP valenciano y obligará a la dirección nacional a buscar una salida rápida que garantice la continuidad del Ejecutivo autonómico y la estabilidad del pacto con Vox.
Tras el paso de la DANA el 29 de octubre de 2024 Mazón estuvo en el punto de mira, cuestionado dentro y fuera de su partido desde que se supo que aquel fatídico día estuvo comiendo con una periodista durante casi cuatro horas. La etiqueta del Ventorro ya no se la quitaría nunca de encima. Un año después, al episodio del restaurante se le agregó el del parking al que acompañó a Maribel Vilaplana. El funeral por las víctimas de la dana en el primer aniversario de la tragedia evidenció como nunca -con Alberto Núñez Feijóo de testigo privilegiado- que es él quien acapara sobre todo la ira de los familiares. Así que a la presión social de la calle se sumó esta semana la de Génova.
En el partido reconocían que el funeral fue un punto de no retorno, un antes y un después que dejaba a Mazón en una posición «insostenible». A él pero también a un PP valenciano que aspira a seguir gobernando. La pregunta es: ¿Cómo ha podido seguir al frente de la Generalitat alguien a quien el líder de su partido retrató como «noqueado»? Vox ha sido quien ha alimentado durante todo este tiempo lo que no era sino un espejismo.
Mazón ha sobrevivido con respiración asistida gracias al partido de Santiago Abascal, sin cuyo acuerdo Feijóo se ha visto atado de pies y manos para resolver el problema valenciano. Vox dio aire a Mazón permitiéndole aprobar los presupuestos de la Generalitat de 2025, las llamadas cuentas de la reconstrucción tras la DANA. La estrategia ha permitido además a Abascal hurgar en la herida del PP y visibilizar la debilidad de Feijóo. Sin embargo, el enfrentamiento público con el PP del que ha hecho gala Vox en toda España no ha sido tal en la Comunidad Valenciana, donde la relación con Mazón ha fluido con normalidad.
Esto impidió al PP ejecutar una pronta salida de Mazón. El PP valenciano no tiene mayoría absoluta en las Cortes Valencianas y cualquier relevo de transición hubiera necesitado el aval de Vox. La mejor situada en el parlamento autonómico para suceder a Mazón, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, no es precisamente del agrado del partido de Abascal, de ahí que emergiese como alternativa el portavoz del PP en las Cortes, Juanfran Pérez Llorca, artífice de los pactos con Vox. En todo caso, el botón del adelanto electoral sólo lo puede apretar Mazón. Y hasta ahora se había resistido a hacerlo.
En su entorno aseguran que en todos estos meses Feijóo nunca le llamó para pedirle que dimitiera. Es más, en el Palau de la Generalitat se vio como una oportunidad el ascenso de Miguel Tellado y Ester Muñoz. Si ambos se habían distinguido por su defensa cerrada de Mazón, ha sido esta última la que por primera vez le ha mostrado la puerta de salida esta semana, dejando públicamente en sus manos la dimisión.
Aislado en su partido y a punto de iniciarse un nuevo ciclo electoral, Mazón no ha tenido más remedio que dar ahora un paso al lado. A la presión política y social se ha sumado el cerco judicial. La decisión de la Audiencia de Valencia de ordenar la citación de Vilaplana como testigo -comparece este lunes- dio carta blanca a la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra, para poner el foco en el Ventorro. Si primero pidió el listado de llamadas telefónicas de Mazón aquella tarde, a continuación reclamó a la periodista el ticket del parking al que la acompañó Mazón.
Sobre el papel, el objetivo de la jueza es saber hasta qué hora estuvieron juntos para conocer qué conversaciones entre Mazón y Salomé Pradas -la ex consejera autonómica imputada- pudo escuchar la periodista. En la práctica, el requerimiento a Vilaplana para que facilite el ticket reabre el incómodo debate sobre el paradero del presidente en la tarde del 29 de octubre, es decir, en las horas críticas de la dana.
Mazón nunca dio las explicaciones completas sobre su paradero durante la tarde de la DANA, y eso lo ha echado en su saco de los errores de aquel día. Sí es cierto que al menos el expresidente ha reconocido que no supo explicar claramente lo que hizo y que no canceló su agenda. También ha admitido que debió ir a Utiel al mediodía cuando ya se conocía que la zona estaba inundada.
No obstante, el ya expresidente recordaba los errores de la AEMET y la CHJ al no advertir los primeros de que la DANA no iba hacia Cuenca a las 6 de la tarde como le dijeron y de la CHJ al no avisar del desbordamiento mortal del Barranco del Poyo.
Ahora se abre la incógnita sobre su sucesor y a quien investirán las Cortes Valencianas como presidente de la Generalitat.






