El XVII Congreso del Partido Popular de Andalucía se convirtió este fin de semana en el escenario de una contundente demostración de fuerza, con la dirección nacional del partido volcándose en respaldar la gestión de Juanma Moreno. El secretario general del PP, Miguel Tellado, tomó la palabra para trazar una línea divisoria nítida y dramática entre el modelo de «liderazgo bien entendido, servicio público y defensa del interés general» que, a su juicio, encarna el Gobierno andaluz, y la «corrupción sin límites» que atribuyó al Ejecutivo central y al Partido Socialista Obrero Español.
Ante un auditorio entregado, Tellado no escatimó en superlativos para describir el momento actual de la formación en el sur de España. «El PP de Andalucía es la mejor versión de sí mismo», sentenció, subrayando que la comunidad autónoma dispone de «todo para seguir poniéndola en lo más alto». Esta visión de estabilidad y sensatez fue comparada directamente con la trayectoria del líder nacional del partido, Alberto Núñez Feijóo, en Galicia, recordando las «mayorías absolutas cada vez más crecientes» logradas bajo su mandato. La tesis era clara: el liderazgo de Juanma Moreno es la réplica andaluza del éxito de Feijóo.
El discurso, sin embargo, dedicó una parte significativa a la artillería pesada contra el PSOE, en lo que se interpretó como una estrategia para blindar el relato de la gestión ‘popular’ frente a la sombra del pasado socialista andaluz. Tellado afirmó categóricamente que «Andalucía no quiere más PSOE», desgranando una letanía de reproches que iban desde la «corrupción» y el «clientelismo» hasta la mención explícita al «robo del dinero de los parados» y el gasto público en «prostitución y cocaína«, hechos vinculados a casos judicializados de la etapa socialista. Su mensaje se resumió en una advertencia: nunca más «condenar a la decadencia, la precariedad y el paro a esta grandísima tierra de oportunidades».
La crítica se elevó de tono al rememorar el 41 Congreso Federal del PSOE celebrado hace un año. Tellado lo etiquetó como «la Exposición Universal de la Corrupción Socialista», una «auténtica apología del saqueo» donde se ovacionó a figuras condenadas o señaladas por los ERE, como Chaves y Griñán. En palabras del número dos del PP, la cúpula socialista no solo no reniega de ese «pasado de robo masivo a los andaluces, sino que lo reivindican».

MONTERO COMO «CRUCE DE CAMINOS DE LOS ESCÁNDALOS»
La figura de la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, fue el principal blanco de los ataques dirigidos al Gobierno de Pedro Sánchez. Tellado la describió como «la andaluza que más daño ha hecho a su tierra», acusándola de ser la arquitecta de la quita de la deuda a medida del separatismo catalán, una medida que «perjudica a Andalucía y al resto de comunidades».
El secretario general del PP elevó la acusación, señalando a Montero como «la impulsora del cupo independentista y la promotora de un sistema perverso». Según esta visión, la vicepresidenta estaría permitiendo que «independentistas condenados por malversar dinero público acaben decidiendo cómo tienen que manejarse el conjunto de las comunidades de España», un hecho calificado de «absurdo, sinsentido y un boicot a Andalucía». La conclusión era incuestionable: «votar a Montero sería votar contra Andalucía».
El secretario general del PP no se detuvo ahí. Señaló a Montero como la «viva imagen de la corrupción política», al haber formado parte de los gobiernos de los ERE y ser ahora «la número dos de una presunta organización criminal». Tellado la situó en la «cima de una montaña de corrupción, siendo un cruce de caminos de todos los escándalos del sanchismo». Exigió explicaciones a la vicepresidenta, a la que dijo ver «achicharrada» por la cadena de escándalos que rodean al Gobierno, desde los supuestos «enchufes» de las sobrinas de Ábalos hasta el nombramiento del gerente del PSOE en la Empresa Nacional del Uranio, pasando por las acusaciones de cobro de «mordidas» que pesan sobre su jefe de gabinete.

«CORRUPCIÓN SIN LÍMITES» DEL SANCHISMO
En su alocución, Tellado amplió el foco para condenar lo que considera una «época de deterioro, decadencia y corrupción sin límites del PSOE» bajo el mandato de Sánchez. Criticó la actitud de «no me consta», «no recuerdo» o «no lo sé» que, según el dirigente, han adoptado el presidente y el sanchismo, equiparándolos a «delincuentes comunes en el juzgado de guardia».
El secretario general del PP denunció una «gran trama de corrupción» que, a su juicio, afecta al Gobierno y al PSOE, incurriendo en «corrupción institucional», «la peor corrupción moral» y «corrupción económica de robar a manos llenas». Incluso se refirió a las presuntas revelaciones sobre el «tráfico de sobres de dinero negro en la sede de Ferraz», advirtiendo que «más pronto que tarde la Guardia Civil descubrirá todo lo que han hecho y robado». Con una frase que resonó en el congreso, concluyó que «no habrá indultos ni amnistías para los chorizos del clan de las chistorras».
Finalmente, el dirigente lamentó que, con el Ejecutivo de Sánchez, «España sufre un Gobierno podrido, sin mayorías y que está empobreciendo al país en todos los sentidos». Se refirió al informe de Cáritas para destacar que «lo único que va como un cohete es el deterioro de las clases medias». La denuncia final fue un golpe directo al impacto social: el Gobierno, además de supuestamente «robar el dinero público a manos llenas», ha «robado la cartera a los jóvenes, el futuro a millones de españoles, las oportunidades, la esperanza y el derecho a ganarse la vida por sí mismos».





