En un momento clave de la política española, Vox ha lanzado un mensaje de renovación y confrontación que apunta directamente a algunos de los sectores más descontentos de la sociedad: inquilinos, trabajadores y latinos.
El nuevo portavoz adjunto de Vox en el Congreso, Carlos H. Quero, ha comenzado su etapa en el partido con una crítica feroz hacia Isabel Díaz Ayuso. El diputado que releva a Javier Ortega Smith acusa a la presidenta de la Comunidad de Madrid de favorecer a los inversores extranjeros frente a los ciudadanos españoles en el acceso a la vivienda.
«Ayuso niega la vivienda a los españoles», afirmó Quero, marcando el tono de una ofensiva política que no solo tiene como objetivo a la presidenta madrileña, sino también a la propia estructura del Partido Popular.

Con este ataque, Vox no solo trata de erosionar la base electoral del PP, sino que también apela al sentimiento de desamparo de los barrios populares, especialmente aquellos del sur de Madrid, donde los problemas de gentrificación y los altos precios de la vivienda se sienten con mayor intensidad.
Quero se refirió a la política de Ayuso como la de «una clase política que pone alfombra roja a los buitres y les dice que vengan», citando explícitamente cómo los barrios madrileños se están convirtiendo en «un caramelo apetitoso para la inversión.
Y la denuncia fue directa: «Queremos que los propietarios sean los de aquí, que haya más propietarios de Aluche, más propietarios de Villaverde, no más propietarios de fuera». Este giro hacia los barrios obreros y la crítica a la llegada de capitales internacionales que «expulsan» a los vecinos de toda la vida responde a una estrategia política de Vox que busca apoderarse de un espacio dejado por otros partidos, especialmente la izquierda.
En este sentido, el discurso de Quero está alineado con una visión identitaria y de «España primero», que busca consolidar una base popular entre los ciudadanos de clase media baja y media alta, que se sienten despojados de su patrimonio y su identidad en manos de intereses extranjeros.
DE ULTRALIBERALISMO A CHOVINISMO IDENTINARIO
arlos H. Quero es un histórico del partido, con una formación académica que lo vincula a un discurso más obrerista y social que el de otros miembros de Vox. En su tesis doctoral, ‘El desborde de la ciudad liberal: cultura política y conflicto en los suburbios de Madrid (1880-1930)’, Quero analiza cómo las clases populares han sido históricamente excluidas del poder político en las ciudades, y cómo la extrema derecha puede disputar esa hegemonía a los partidos tradicionales.

Esta perspectiva lo ha llevado a modificar la narrativa interna de Vox, pasando de una estrategia ultraliberal hacia un enfoque más centrado en la defensa de los intereses nacionales y el bienestar de los ciudadanos españoles.
La ascensión de Quero dentro de Vox coincide con una transformación en el discurso del partido, que busca ir más allá de las cuestiones económicas y entrar de lleno en un debate sobre la identidad, la cultura y la soberanía frente a las presiones extranjeras.
A través de un discurso que se presenta como una crítica al «cosmopolitismo» y a la globalización económica, Vox trata de posicionarse como la voz de los obreros y de las clases populares que se sienten traicionadas por los políticos tradicionales. Para ello, la retórica de Quero se centra en los problemas reales de los barrios obreros: la dificultad para acceder a la vivienda, la inflación, el desempleo y la sensación de pérdida de identidad.
LATINOS, DE ADVERSARIOS A ALIADOS
Un aspecto clave de la nueva estrategia de Vox es la inclusión de los votantes latinos, especialmente aquellos de origen inmigrante que residen en barrios periféricos de Madrid. Este segmento de la población, que en muchos casos ha votado tradicionalmente a la izquierda, podría convertirse en un terreno fértil para Vox si el partido logra convencerlos de que su mensaje está alineado con sus intereses.
El discurso de Quero evita caer en el racismo y, en su lugar, apunta a los capitales extranjeros, asegurando que el verdadero problema no son los inmigrantes, sino las grandes corporaciones y los fondos internacionales que «vienen a quitarnos lo que es nuestro». De esta forma, Vox consigue disimular las tensiones raciales que suelen caracterizar a la extrema derecha y, al mismo tiempo, seducir a un electorado más amplio y heterogéneo.
La incorporación de los latinos en la estrategia electoral de Vox no es una coincidencia. En un país donde los inmigrantes latinoamericanos han jugado un papel fundamental en la construcción de las clases populares urbanas, esta es una oportunidad para Vox de expandir su base.
Al igual que en otros países, como Francia, donde la derecha social ha logrado movilizar a votantes provenientes de la inmigración a través de un discurso de «protección nacional», Vox está tratando de replicar esta fórmula, apelando a la nostalgia por los «barrio populares» que se sienten despojados por el avance de la gentrificación.
HEGEMONÍA
La batalla de Vox por conquistar los barrios obreros de Madrid tiene una clara inspiración en la estrategia histórica de otros movimientos de extrema derecha en Europa. Carlos H. Quero apuesta por disfrazar las políticas nativistas de la ultraderecha temas como la vivienda, el empleo y la identidad local, Vox está tratando de construir una narrativa que logre quebrar las fronteras tradicionales de clase.
En sus intervenciones, Quero subraya que el objetivo no es solo ganar las elecciones, sino cambiar el color del mapa electoral. Como ya lo hizo Falange en los años 30 con sus mítines en barrios burgueses y obreros, Vox está buscando traspasar esas fronteras, conquistando territorios que antes parecían dominados por la izquierda.
La clave de esta estrategia está en su capacidad para conectar con los votantes que se sienten abandonados por la clase política tradicional, especialmente en los suburbios y barrios obreros de Madrid. Si la estrategia transversal de Vox sigue su curso y consigue conectar de manera efectiva con los barrios populares, especialmente en Madrid, podría estar en una posición privilegiada para dar el sorpasso al Partido Popular.
A medida que el PP pierde apoyo entre los sectores más conservadores y se ve desbordado por los intereses de los grandes capitales, Vox puede capitalizar esta desconexión y presentarse como la alternativa real para los votantes de clase media y trabajadora.





