Consejos para acabar con la alergia otoñal

La alergia otoñal es un problema que aparece cada año y que afecta a gran parte de la población. Muchos empiezan a padecer rinitis o problemas de congestión desde que cae la primera hoja del otoño, por lo que te damos algunos consejos para hacer esto más llevadero.

La alergia otoñal vuelve cada año como una sombra silenciosa que acompaña el cambio de estación. Cuando las temperaturas bajan y los paisajes se tiñen de tonos dorados, muchas personas sienten que no solo cambia el clima, sino también su bienestar diario. Esa mezcla entre belleza estacional y molestias respiratorias convierte este periodo en un desafío para quienes son sensibles al polen tardío, las esporas de moho o los hongos que proliferan con la humedad acumulada del verano. La transición puede parecer tranquila, pero no siempre lo es para el sistema inmunológico.

A medida que avanzan las semanas, la alergia otoñal se hace más evidente. Lo que para algunos es una época acogedora, para otros se convierte en un carrusel de estornudos, congestión interminable y picor ocular que altera rutinas y descanso. De inmediato surge la necesidad de saber qué está ocurriendo realmente y cómo evitar que estos síntomas dominen el día a día. Y aunque muchos relacionan este problema con la primavera, el otoño tiene su propio repertorio de desencadenantes que conviene conocer para anticiparse y actuar.

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Los desencadenantes más comunes de la alergia otoñal

“El moho es una de las principales causas de las alergias”. Fuente: Freepik

Durante estos meses, el polen de algunas plantas sigue flotando en el aire, aunque en menor cantidad que en primavera. Sin embargo, la alergia otoñal encuentra en otro actor un detonante clave: el moho. Las lluvias, las hojas húmedas y los espacios poco ventilados crean el escenario perfecto para que las esporas se multipliquen sin que apenas nos demos cuenta. Basta caminar junto a una zona ajardinada o entrar en un trastero para que el sistema inmunológico reaccione como si hubiera un peligro real.

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A estos factores se suman los hongos que proliferan en rincones donde la humedad se acumula con facilidad. Esos organismos invisibles pueden irritar las vías respiratorias y desencadenar episodios de rinitis o tos persistente. En muchos casos, la alergia otoñal se agrava porque pasamos más tiempo en interiores, lo que permite que los alérgenos se concentren y circulen continuamente. Todo ello explica por qué esta estación puede ser tan complicada para quienes ya tienen una predisposición alérgica.

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