Que las encías sangran es algo tan común que a menudo lo ignoramos, achacándolo a un cepillado demasiado enérgico o a un despiste con el hilo dental. Pero, ¿y si esa pequeña señal de sangre en el lavabo fuera algo más? Según la Dra. Patricia Ruiz, una joven oncóloga de 29 años, en algunos casos nuestro cuerpo nos está enviando un aviso urgente, y es que un sangrado gingival sin una causa dental clara podría ser un primer indicio de leucemia. Una afirmación que te hiela la sangre y te obliga a prestar atención.
La advertencia de la doctora Ruiz resuena con fuerza porque transforma un problema cotidiano en una potencial emergencia médica que no podemos permitirnos pasar por alto. No se trata de alarmar sin motivo, sino de escuchar a nuestro cuerpo con otros ojos, y es que la clave, según su experiencia, es diferenciarlo de un problema de higiene bucal para poder actuar a tiempo. Si cuidas tu boca y aun así el sangrado persiste, quizás sea el momento de preguntarse qué está ocurriendo realmente en tu interior.
LA BOCA, EL ESPEJO INESPERADO DE TU SANGRE
Puede que nunca te lo hayas planteado, pero tu boca es un mapa increíblemente detallado de tu salud general, un chivato de primera. Piensa que está llena de vasos sanguíneos, por lo que cualquier alteración en los componentes de tu sangre puede manifestarse visiblemente en tus encías. Por eso, que las encías sangran de forma espontánea puede ser una de las primeras banderas rojas que nos avisan de que algo no va bien en nuestro torrente sanguíneo, mucho antes de que otros síntomas den la cara.
Esta conexión es la que subraya con insistencia la oncóloga Patricia Ruiz, que ha visto cómo este síntoma era el debut de la enfermedad en algunos de sus pacientes. La explicación es más sencilla de lo que parece, ya que la causa directa suele ser una bajada drástica de plaquetas, las células encargadas de la coagulación. Si no hay suficientes “obreros” para reparar las pequeñas roturas de los capilares, hasta el más mínimo roce provoca una hemorragia.
EL MECANISMO OCULTO: ¿POR QUÉ LA LEUCEMIA AFECTA A TUS ENCÍAS?

La leucemia es un tipo de cáncer que se origina en la médula ósea, la fábrica de nuestra sangre. Cuando las células cancerosas se multiplican sin control, no dejan espacio para las sanas. Como bien apunta la Dra. Ruiz, si tus encías sangran es porque la producción de plaquetas queda arrinconada por la invasión de las células leucémicas en la médula ósea. Es una simple cuestión de espacio: lo malo desplaza a lo bueno, dejando al cuerpo sin defensas para la coagulación.
Pero la cosa no acaba ahí. Además de la falta de plaquetas, hay un segundo factor que agrava el problema y hace que las encías sangran con más facilidad. En ciertos tipos de leucemia, especialmente en las agudas, las propias células malignas pueden infiltrarse directamente en el tejido de las encías, provocando que se inflame, se debilite y sangre. Por eso, a veces el sangrado va acompañado de una hinchazón visible que no responde a los tratamientos dentales habituales.
GINGIVITIS COMÚN VS. ALERTA ROJA: APRENDE A DISTINGUIR LAS SEÑALES
Todos hemos sufrido alguna vez una gingivitis, esa inflamación causada por la placa bacteriana que hace que las encías sangran al cepillarnos. Sin embargo, como advierte la Dra. Patricia Ruiz, la señal de alarma salta cuando el sangrado no tiene una causa lógica. Si mantienes una higiene dental impecable y aun así notas sangre, la ausencia de un problema bucal evidente es precisamente lo que debería preocuparte y motivar una consulta médica.
El tipo de sangrado también nos da pistas importantes. Un problema dental suele provocar un sangrado leve y localizado que cesa rápidamente. En cambio, la señal de alerta de la que habla la oncóloga se manifiesta de otra manera, ya que el sangrado vinculado a la leucemia tiende a ser espontáneo, más abundante y tarda mucho más en detenerse. Puede que incluso te despiertes con sabor a sangre en la boca sin haber hecho nada para provocarlo.
MÁS ALLÁ DE LA BOCA: OTROS SÍNTOMAS QUE NO DEBES IGNORAR

El cuerpo raramente envía un único aviso. Por eso, si tus encías sangran de forma extraña, debes estar atento a otros posibles compañeros de viaje que puedan indicar un problema sistémico. Hablamos de un cansancio extremo que no se recupera con el descanso, la aparición de moratones sin haberse golpeado o pequeñas manchas rojas en la piel (petequias). Son síntomas que, en conjunto, dibujan un cuadro mucho más claro.
La clave, por tanto, no está en obsesionarse con un solo síntoma, sino en aprender a ver el puzzle completo. La advertencia de la Dra. Patricia Ruiz es clara: la combinación de varios de estos signos es lo que debe encender todas las alarmas. Es en ese contexto donde el hecho de que tus encías sangran deja de ser una anécdota y la suma de estas señales es la que justifica una visita urgente al médico de cabecera para descartar problemas mayores.
EL SIGUIENTE PASO ES CRUCIAL: ESTO ES LO QUE TIENES QUE HACER AHORA
Lo primero es mantener la calma, pero actuar con decisión. Si sospechas que el motivo por el que tus encías sangran va más allá de un simple problema dental, el camino no es pedir cita en el dentista, sino en tu médico de familia. Como indica la Dra. Ruiz, él es quien debe valorar el cuadro completo, y es que un simple análisis de sangre, un hemograma, es la prueba inicial que puede confirmar o descartar las sospechas de forma rápida y eficaz.
Escuchar las señales de tu cuerpo es una de las herramientas más poderosas que tienes a tu alcance. A veces, un síntoma aparentemente inofensivo como que las encías sangran puede ser la primera ficha de un dominó que, si se detecta a tiempo, puede cambiar por completo el pronóstico de una enfermedad. La propia Dra. Ruiz insiste en este punto, ya que en patologías como la leucemia, un diagnóstico precoz es el factor más determinante para el éxito del tratamiento.









