Marc Romera, experto en nutrición, nos explica cómo el estrés está destruyendo tu cuerpo

El estrés nos afecta a todos en todos los sentidos y poco a poco destruye nuestro cuerpo, y aunque muchas veces lo normalizamos afecta incluso nuestra nutrición y estilo de vida.

El estrés se ha convertido en un acompañante silencioso que muchos normalizan sin darse cuenta de lo profundamente que condiciona cada una de las funciones del organismo. Aunque solemos relacionarlo con momentos de tensión o días especialmente cargados, el estrés moderno funciona como una corriente continua que, sin hacer ruido, va desgastando la salud incluso de quienes creen tenerlo todo bajo control. Marc Romera, experto en nutrición, plantea que no basta con cuidar la dieta o cumplir con la rutina de ejercicios si, al mismo tiempo, se vive atrapado en un ritmo mental que no da tregua.

Lo más revelador de su análisis es que el estrés puede boicotear los esfuerzos más disciplinados, desde un plan de alimentación meticuloso hasta entrenamientos exigentes. El propio Romera relata cómo, al abandonar la obsesión por la perfección y permitirse disfrutar sin culpa, experimentó un cambio físico y emocional mucho más significativo que el que había conseguido con años de rigidez. Para Marc la mente, cuando no descansa, termina gobernando el cuerpo y llevándolo al límite.

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Esto sucede cuando el estrés engaña al cuerpo

“Los problemas digestivos aparecen con las preocupaciones”. Fuente: Freepik

Marc Romera explica que el estrés activa mecanismos ancestrales diseñados para situaciones de peligro inmediato, un sistema basado en picos puntuales de cortisol que preparaban al cuerpo para correr o defenderse. Ese modelo funcionaba cuando las amenazas eran físicas y esporádicas, pero hoy los estímulos que activan esta respuesta son psicológicos, constantes y, en muchos casos, imposibles de apagar. El cuerpo, sin distinguir entre un depredador y una preocupación laboral, reacciona del mismo modo.

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Esta activación continua altera funciones clave como la digestión, la inmunidad o la regulación hormonal. En palabras del experto, el estrés obliga al organismo a priorizar la supervivencia a corto plazo y a descuidar procesos importantes que requieren estabilidad. Por eso aparecen problemas digestivos, bajadas de defensas, inflamación persistente o esa sensación de estar agotado incluso sin haber hecho grandes esfuerzos. El cuerpo vive en alerta y nunca entra en ese estado de reparación profunda que tanto necesita.

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