El azúcar es un tema que siempre despierta debate, sobre todo cuando hablamos de personas que viven con diabetes o prediabetes. No es solo una cuestión de evitar lo dulce, sino de comprender cómo cada alimento se comporta dentro del cuerpo y qué tan rápido puede alterar los niveles de glucosa. En ese escenario, las frutas generan dudas constantes porque, pese a su reputación saludable, no todas afectan al organismo de la misma manera ni elevan el azúcar con la misma intensidad.
Y es precisamente ahí donde la explicación del Dr. Alejandro Ponce se vuelve interesante, porque desmonta la idea de que las frutas “están prohibidas” y propone mirarlas con más matices. El azúcar no sube igual con una cereza que con una uva, y entender esa diferencia puede ser la clave para que un paciente mantenga estabilidad sin renunciar a lo que le gusta. Su guía parte de conceptos científicos como el índice glucémico y la carga glucémica, pero los aterriza en ejemplos simples, prácticos y accesibles.
1El truco está en elegir frutas con inteligencia glucémica
Para el doctor, la base está en saber cómo cada alimento influye en el azúcar de la sangre. El índice glucémico indica qué tan rápido se produce ese aumento y la carga glucémica revela cuánto aporta una porción realista. Con estos dos parámetros combinados, se puede construir una dieta que no solo sea equilibrada, sino también amable con el metabolismo. Entre las diez frutas que destaca como opciones seguras aparecen la cereza, el pomelo, la pera o incluso el aguacate, un recordatorio de que no todo lo que parece fruta típica entra en los mismos patrones.
Lo interesante de esta selección es que nos obliga a llevar la conversación más allá de los mitos. Muchas veces se piensa que, para controlar el azúcar, hay que renunciar a todo lo dulce que provenga de la naturaleza, pero el doctor demuestra lo contrario. Lo importante no es el miedo, sino el criterio, por lo que al elegir frutas de bajo índice y carga glucémica, el impacto en la sangre es más lento y moderado, y esto permite disfrutarlas sin sobresaltos y sin generar picos repentinos que desestabilizan al organismo.






