Dr. Alejandro Ponce, médico: «Hay frutas que pueden subir el azúcar más rápido y otras que lo hacen de forma más lenta y controlada»

El azúcar nos da mucho miedo y más cuando tenemos problema de peso o de salud relacionados con ello. Y ese miedo al azúcar no hace temer también a las frutas, pero lo cierto es que algunas frutas pueden consumirse sin subir tanto el azúcar, solo debes saber cuáles son.

El azúcar es un tema que siempre despierta debate, sobre todo cuando hablamos de personas que viven con diabetes o prediabetes. No es solo una cuestión de evitar lo dulce, sino de comprender cómo cada alimento se comporta dentro del cuerpo y qué tan rápido puede alterar los niveles de glucosa. En ese escenario, las frutas generan dudas constantes porque, pese a su reputación saludable, no todas afectan al organismo de la misma manera ni elevan el azúcar con la misma intensidad.

Y es precisamente ahí donde la explicación del Dr. Alejandro Ponce se vuelve interesante, porque desmonta la idea de que las frutas “están prohibidas” y propone mirarlas con más matices. El azúcar no sube igual con una cereza que con una uva, y entender esa diferencia puede ser la clave para que un paciente mantenga estabilidad sin renunciar a lo que le gusta. Su guía parte de conceptos científicos como el índice glucémico y la carga glucémica, pero los aterriza en ejemplos simples, prácticos y accesibles.

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Cinco frutas que requieren cautela

“La banana se debe consumir con moderación”. Fuente: Freepik

El Dr. Ponce también menciona un grupo reducido de frutas que, si bien no están prohibidas, conviene disfrutar con moderación. Bananas, mangos, uvas, sandías y piñas entran en esta categoría porque elevan el azúcar con más rapidez o porque su porción habitual suele aportar más carga glucémica de la que la gente imagina. No se trata de sembrar miedo, sino de recordar que el control de porciones es un aliado fundamental.

Lo que plantea el doctor es un enfoque realista y flexible. Estas frutas pueden formar parte de una dieta equilibrada, siempre que se consuma una cantidad adecuada y se tenga presente cómo afectan a el azúcar. Esta visión es especialmente útil para quienes están empezando a reorganizar su alimentación y sienten que todo debe ser blanco o negro. La clave, según insiste, es el equilibrio y la información, no la prohibición absoluta.

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