El cruceiro más antiguo de Galicia está en este pequeño pueblo lleno de historia

Galicia está lleno de magia y resplandor, y cada pueblo tiene algo especial por enseñar a sus visitantes. Por eso, debes conocer este hermoso pueblo, con un cruceiro que vuelve loco a quien quiera que lo admira.

Galicia guarda secretos que solo se revelan a quienes saben detenerse y mirar con calma. En esta tierra donde los caminos se entrelazan con la memoria y los paisajes parecen escritos en verso, hay rincones que sorprenden incluso a quienes la han recorrido una y otra vez. Galicia tiene esa manera suya de mezclar historia, naturaleza y poesía sin forzar nada, como si cada piedra y cada colina supiera que forma parte de un relato más grande. Y entre esos lugares que invitan a descubrir su esencia aparece un pequeño pueblo cuyo corazón late al ritmo del pasado.

Ese latido se siente con más fuerza cuando uno atraviesa los parajes del este de A Coruña, un territorio que ejemplifica la identidad profunda de Galicia. Aquí, donde Rosalía de Castro habría encontrado la calma que inspiró su verso sobre caminos inciertos, las aldeas, los ríos y los bosques parecen abrazar al viajero. No es solo el paisaje lo que sorprende, sino la manera en la que Galicia conserva tesoros que siguen iluminando su historia. En Melide, ese resplandor se manifiesta en un cruceiro único, el más antiguo de toda Galicia, y en una serie de rincones que invitan a detenerse con respeto y curiosidad.

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Un cruceiro que revela la identidad más profunda de Galicia

“El cruceiro más antiguo de Galicia”. Fuente: Wikipedia

En Melide, el tiempo avanza despacio. Los peregrinos que llegan hasta aquí, a medio camino entre A Coruña y Santiago de Compostela, descubren una villa que condensa buena parte del espíritu de Galicia. Según el Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento, este enclave es uno de los mejor conservados del antiguo paisaje jacobeo y lo cierto es que basta caminar unos metros para entender por qué. La mezcla de arquitectura religiosa, civil y popular genera una armonía que habla de siglos de historia compartida.

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En pleno centro se alza el cruceiro más antiguo de Galicia, una pieza del siglo XIV tallada en un solo bloque de granito. A un lado, un Cristo en Majestad que muestra las llagas con serena solemnidad. Al otro, un Calvario sobrio que conserva todavía pequeñas notas de policromía, restos que susurran la historia que el tiempo intentó borrar. Este cruceiro no es solo un símbolo religioso, es una expresión artística y espiritual que resume la profundidad cultural de Galicia. Su presencia convierte la plaza en un pequeño museo al aire libre donde el granito se transforma en plegaria.

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