Isabel Viña (32 años), nutricionista: «La deshidratación es una de las causas reversibles y más frecuentes de elevación de cortisol”

La deshidratación es un problema de tenemos muchas veces y ni siquiera nos damos cuenta. Una experta nos explica como son los síntomas de deshidratación, qué hacer para acabar con ella y que otras cosas afecta en nuestro cuerpo.

La deshidratación es uno de esos problemas que damos por sentado, como si solo ocurriera en pleno verano o tras un gran esfuerzo físico, cuando en realidad puede acompañarnos en el día a día sin que nos demos cuenta. Lo recuerda la nutricionista Isabel Viña, que insiste en que la deshidratación no solo afecta a nuestra energía, sino también a procesos tan delicados como la regulación del cortisol, y es ahí donde cobra sentido detenerse un momento, escuchar al cuerpo y entender que lo que parece un simple olvido, como no beber agua por varias horas, puede desencadenar un pequeño desajuste que se acumula con el tiempo.

Ese gesto tan básico de beber agua sostiene funciones esenciales, como regular la temperatura, transportar nutrientes, lubricar articulaciones y mantener la piel más elástica. Sin embargo, cuando la deshidratación aparece, los efectos se sienten en cadena, y es ahí cuando llega la falta de energía, los mareos, las digestiones pesadas e incluso una sensación de niebla mental que muchos no relacionan con la falta de líquidos. Por eso es que los profesionales insisten en que no se trata solo de beber “cuando apetece”, sino de recuperar la conexión con las señales internas.

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Cómo identificar la deshidratación con una señal tan simple como el color de la orina

“Se puede detectar la deshidratación en el color de la orina”. Fuente: Freepik

Isabel Viña propone un método sencillo y accesible para saber si la deshidratación está llamando a la puerta, es muy simple y se trata de observar el color de la orina. Según lo que ella explica, las tonalidades claras indican que el cuerpo está en equilibrio, y los tonos más oscuros sugieren la necesidad inmediata de rehidratarse, es decir que si la orina es casi transparente, no hay problema, pero si el color de la orina empieza a intensificarse ligeramente, es necesario beber un vaso de agua.

Esta herramienta, tan práctica como reveladora, ayuda a tomar consciencia de un hábito que muchas veces se descuida. Sin embargo, Viña también recuerda que algunos medicamentos modifican el color de la orina sin que eso signifique deshidratación, por lo que también hay que tener cuidado y no confiarnos en esos casos, por ejemplo si se consumen antibióticos como el metronidazol o la nitrofurantoína. En cualquier caso, recuperar la relación con el propio cuerpo es el primer paso para evitar que la deshidratación avance sin que nos demos cuenta.

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