Capileira te recibe con una bofetada de aire puro y un silencio que casi se puede tocar, desmintiendo la idea de que todos los pueblos blancos del sur son solo sol y calor. Al llegar a este balcón de la Alpujarra, entiendes que estás en un lugar diferente, y es que la sensación es la de haber viajado a un refugio de alta montaña sin salir de Andalucía. ¿Es posible encontrar la esencia de los Alpes en plena provincia de Granada? La respuesta te sorprenderá a cada paso.
La magia de este rincón de Granada reside en su increíble dualidad, un lugar que desafía las postales más típicas. Mientras el sol baña de luz sus paredes encaladas, una brisa fresca baja desde las cumbres para recordarte que estás a un paso del cielo, y es que Capileira se asoma al vacío desde sus 1.436 metros de altitud con una belleza abrumadora. Sigue leyendo, porque lo que esconde este pueblo va mucho más allá de una simple foto bonita.
¿EL PUEBLO MÁS ALTO DE ESPAÑA? LA VERDAD A 1.436 METROS
Sentirás que el mundo se abre a tus pies desde cualquiera de sus miradores, con una panorámica que te corta la respiración. Es un lugar que te eleva, literal y figuradamente, donde las nubes a menudo quedan por debajo de tu mirada, creando un mar blanco sobre el Barranco de Poqueira. Esta posición privilegiada es la que le otorga ese carácter tan especial, un rasgo distintivo de este viaje a la Alpujarra que se graba en la memoria.
Aunque a menudo se le considera uno de los más altos, comparte este honor con su vecino Trevélez, pero la experiencia es única. Ubicado en el corazón del Parque Nacional de Sierra Nevada, Capileira forma parte de un conjunto Histórico-Artístico junto a Bubión y Pampaneira que protege su increíble herencia. Este reconocimiento no es casual; es el resultado de siglos de adaptación al terreno y de una forma de vida que ha sabido conservar su autenticidad.
UN PASEO DONDE EL TIEMPO SE DETIENE
Pasear por este pueblo blanco alpujarreño es como adentrarse en un laberinto de historias susurradas por el viento. Sus callejuelas empinadas y estrechas, sus fuentes cantarinas y sus famosos tinaos, esos pasadizos de origen bereber que unen casas, hacen que la arquitectura popular de la zona se revele como una obra de arte funcional y bellísima. Cada rincón parece diseñado para ser descubierto sin prisa, dejando que la curiosidad guíe tus pasos por esta joya de la Alpujarra.
Las fachadas encaladas, adornadas con macetas de geranios que explotan de color, contrastan con el gris de los tejados de launa. No es solo estética, es pura sabiduría popular, pues las casas cúbicas y los terraos planos fueron diseñados para resistir las nevadas y el sol del verano. Descubrir Capileira es entender cómo sus antiguos pobladores, los moriscos, supieron crear un hogar en un entorno tan exigente y espectacular como este.
EL SABOR DE LA ALPUJARRA: MÁS ALLÁ DEL PLATO ALPUJARREÑO
Hablar de la comida de la zona es pensar casi de inmediato en el plato alpujarreño, pero te animo a ir un paso más allá. Los sabores de la montaña se manifiestan en embutidos curados al aire frío de la sierra, en potajes que reconfortan el alma y en postres que saben a tradición, y es que la gastronomía local está íntimamente ligada al clima y a los productos de la tierra. Probar su jamón, sus quesos o sus migas es una parte fundamental del turismo en la Alpujarra.
Cualquier restaurante o pequeña taberna te ofrecerá un refugio acogedor donde reponer fuerzas tras una buena caminata. El ambiente es familiar, sin artificios, con el crepitar de una chimenea en invierno o una terraza con vistas en verano, pero siempre con platos basados en la sencillez de una materia prima de calidad extraordinaria. La verdadera esencia de este rincón de Granada también se encuentra en el placer de una buena conversación alrededor de la mesa.
LA PUERTA DE ENTRADA A LAS CUMBRES DE SIERRA NEVADA
Su ubicación estratégica lo convierte en el punto de partida ideal para las grandes aventuras de Sierra Nevada. Desde aquí arrancan las rutas que ascienden a los picos más altos de la península, como el Mulhacén o el Veleta, lo que hace que Capileira sea un enclave mítico para montañeros y aficionados al trekking de toda Europa. La sensación de empezar el día en un pueblo blanco y acabarlo en un paisaje de alta montaña es simplemente inolvidable.
Pero no todo son retos de altura en esta ruta por los pueblos blancos. La zona ofrece infinidad de senderos más sencillos que se adentran en el barranco, conectan los pueblos a través de caminos históricos o siguen el curso de acequias centenarias. Explorar los alrededores es una delicia, ya que la red de caminos permite a cualquier persona, sin importar su forma física, conectar con la naturaleza abrumadora del parque nacional.
CUANDO LA NOCHE CAE SOBRE EL BARRANCO DE POQUEIRA
A medida que el sol se esconde tras las montañas, el cielo se tiñe de colores imposibles y las luces de las casas comienzan a parpadear como luciérnagas. Es el momento perfecto para buscar un lugar tranquilo y simplemente observar cómo el paisaje se transforma, porque el silencio se vuelve tan profundo que parece que puedes escuchar el latido de la tierra. Es una experiencia en la Alpujarra que te reconcilia con el mundo y te invita a la calma más absoluta.
La noche cerrada regala otro de los grandes espectáculos que ofrece este lugar. Lejos de la contaminación lumínica de las ciudades, el cielo estrellado sobre Capileira se muestra con una claridad que sobrecoge el corazón y te hace sentir diminuto. Es el broche de oro a una jornada en un pueblo que no solo se visita, sino que se siente, y cuyo recuerdo, te lo aseguro, permanecerá contigo mucho después de haberte marchado.








