María Kindelán, nutricionista: «Físicamente, la merienda estabiliza la glucosa, algo clave para el control del peso”

La merienda puede parecer algo muy poco importante y de hecho muchas personas suelen saltársela por lo mismo. En el movimiento del día a día, el trabajo, los deberes y las cosas de la casa, por lo regular olvidamos la merienda y esta en realidad tiene un valor tan importante que podrías sorprenderte.

La merienda siempre ha formado parte de ese ritual cotidiano que marcaba la tarde con una pausa amable, casi doméstica, que hoy parece desvanecerse entre agendas saturadas y estímulos constantes. Esta comida dejó de considerarse esencial y pasó a verse como un lujo innecesario, cuando en realidad, según la nutricionista María Kindelán, es una pieza clave tanto para la salud física como para la estabilidad emocional. En esta época no se come en tranquilidad, sino frente al ordenador o en trayectos apresurados, y recuperar esta costumbre resulta más necesario que nunca, para frenar el estrés y mantener el equilibrio.

Las palabras de Kindelán nos recuerdan que la merienda no es un capricho infantil ni una tradición antigua condenada al olvido, sino un hábito que sostiene el bienestar diario y que debería entenderse como una inversión. De hecho, la experta insiste: “físicamente, la merienda estabiliza la glucosa, algo clave para el control del peso”, y esa sola frase explica por qué dejarla fuera del día tiene un coste que no siempre se percibe a simple vista.

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La merienda sirve como defensa al ritmo frenético

“Irritabilidad por falta de comida”. Fuente: Freepik

En su análisis, Kindelán describe cómo la merienda se ha perdido en una sociedad que vive a contrarreloj. La tarde se llena de tareas, reuniones, recados y pantallas, y ese espacio que antes se cuidaba hoy se convierte en una carrera entre obligaciones, y por eso, como resultado mucha gente la omite pensando que así ahorra calorías o la improvisa con opciones ultraprocesadas que desvirtúan su función.

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Esta falta de estructura genera desajustes, como subidas y bajadas bruscas de energía, irritabilidad, impulsividad y esa sensación de llegar a la noche con hambre atrasada. La nutricionista recuerda que más del 57 % de los adultos tiene sobrepeso y que un 6,7 % padece ansiedad relacionada con la alimentación emocional, cifras que deberían hacernos reflexionar. Según ella, la merienda es el antídoto para frenar el crash glucémico y evitar que el cortisol tome el control a media tarde.

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