El cerebro se ha convertido en uno de los grandes protagonistas de la divulgación científica moderna, no solo por su complejidad, sino por la creciente evidencia de que podemos influir en su funcionamiento de formas mucho más sencillas de lo que imaginábamos. Cada vez más personas buscan métodos accesibles para mejorar su concentración, gestionar mejor el estrés y cultivar una mente más clara. En este escenario, la neurocientífica Nazareth Castellanos, con años de investigación a sus espaldas, ha logrado traducir conceptos académicos en herramientas prácticas que cualquier persona puede aplicar sin necesidad de tecnología ni terapias complicadas.
En una charla reciente, Castellanos explica que el gran aliado de nuestra salud mental no siempre está en la mente misma, sino en lo que hacemos con nuestro cuerpo. La postura, la respiración, e incluso la forma en que caminamos envían señales constantes hacia el cerebro, modulando cómo pensamos y cómo sentimos. La investigadora sostiene que cuando dejamos de ver a la mente como un ente aislado y empezamos a relacionarla con la actividad corporal, se abre una puerta enorme a la transformación personal. Y para demostrarlo, comparte una serie de ejercicios cotidianos que, gracias a la neuroplasticidad, ayudan a “reprogramar” patrones mentales.
3Una visión que redefine la relación entre mente y cuerpo
Para Castellanos, la clave está en asumir que el cerebro no es un órgano aislado, sino parte de un sistema que responde constantemente a lo que hacemos con nuestra postura, nuestros músculos y nuestra respiración. Esta mirada integrada cambia la forma en que entendemos el bienestar mental, alejándonos de la idea de que todo depende de la fuerza de voluntad o del pensamiento positivo. En su lugar, propone permitir que el cuerpo sea nuestro aliado en la construcción de una mente más equilibrada.
Si el cuerpo puede educar a el cerebro, entonces cada persona tiene herramientas al alcance de la mano para empezar a cambiar su estado mental sin esperar condiciones perfectas ni recurrir a intervenciones complejas. Con pequeños gestos repetidos día a día, explica, la mente se reprograma y se fortalece. Castellanos invita a abrazar esta relación profunda entre cuerpo y cerebro como un camino accesible, científico y transformador hacia una vida más consciente y saludable.







