El cáncer de mama es una realidad que atraviesa a miles de mujeres en España y sigue situándose como uno de los tumores más comunes del país. Convivimos con cifras que recuerdan la urgencia de actuar, pero también con la idea equivocada de que existe una fórmula milagrosa para evitarlo. En la entrevista concedida a ‘20minutos’, Estíbaliz García, responsable de Prevención y Promoción de la Salud de la AECC, insiste en que la clave no está en buscar atajos, sino en adoptar hábitos que reduzcan de manera realista el riesgo a lo largo del tiempo.
Y es que el cáncer de mama no responde a soluciones mágicas ni a recetas que prometen más de lo que pueden cumplir. García subraya que ningún alimento, por sí solo, puede prevenir o curar un tumor. Lo que sí existe es un patrón alimentario capaz de influir de forma positiva en la salud: la dieta mediterránea. Esa combinación de legumbres, frutas, verduras, cereales integrales, grasas saludables y consumo moderado de proteínas animales es, según la experta, una aliada sólida para disminuir probabilidades sin caer en falsas expectativas.
2La importancia de las frutas, verduras y proteínas bien elegidas
García explica que el primer paso para acercarse a una alimentación protectora es aumentar el consumo de frutas y verduras. Recomienda un mínimo de cinco raciones diarias, con preferencia por tres de fruta y dos de verdura. Este simple gesto, repetido a diario, ayuda a mantener el equilibrio metabólico y favorece un entorno corporal menos propenso a procesos que pueden relacionarse con el cáncer de mama. También señala la necesidad de revalorizar las legumbres como una fuente excelente de proteína, demasiado olvidada entre la población.
Otro punto clave es elegir bien las proteínas animales, en donde las carnes blancas y el pescado pueden formar parte de una dieta saludable, mientras que las carnes rojas deben moderarse y las procesadas, directamente, evitarse. La evidencia científica ya ha demostrado que este tipo de productos incrementa el riesgo de tumores como el de colon, y su consumo habitual tampoco favorece a quienes buscan reducir probabilidades frente al cáncer de mama. A esto se suma la recomendación de priorizar cereales integrales para mejorar la salud intestinal y mantener estables los niveles de glucosa.






